Las indias se atreven a divorciarse... a los 70
Por ANA GABRIELA ROJAS en Nueva Delhi
“Voy a morirme pronto y lo único que deseo es, por fin, estar en paz, aunque sea en mis últimos años: por favor ayúdeme a divorciarme cuanto antes”. Mensajes como este sorprenden a los abogados en India. En ese país, el divorcio empieza a dejar de ser sólo para las parejas jóvenes en lo que los psicólogos llaman “periodo de adaptación”. Las parejas mayores, después de décadas de matrimonio están empezando a separarse, un fenómeno que sólo se ha visto en los últimos cuatro o cinco años en el subcontinente. Por primera vez personas de 50, 60, 70 y hasta 80 años acuden a los juzgados con el fin de disolver su matrimonio.
“Mucho tiene que ver el dinero” apunta Sunita Kaistha, que dirige la ONG Mujeres, Trabajo y Salud. Su idea es repetida por todo tipo de especialistas en el tema: sociólogos, psicólogos, o abogados. Con el crecimiento económico de India han venido también cambios sociales que van desde la emancipación de la mujer, hasta personas mayores que quieren buscar una nueva vida, pasando porque el divorcio ya no tiene una carga tan negativa como antes y que los hijos han crecido y por lo tanto ya no son un lazo de unión.
“Con la globalización ha venido más independencia a las mujeres: ya se dan cuenta que no tienen por qué soportar violencia, malos tratos o la desigualdad en las tareas domésticas”, explica la doctora Radha Murthy, que dirige la fundación Nightingales, para la salud de los adultos mayores. También ha disminuido el estigma que acompaña al divorcio: antes sólo se concebía que las parejas deberían estar juntas hasta la muerte, y sólo se podían separar si había algún caso de violencia, alcoholismo o enfermedad mental o alguno no podía tener hijos. En muchos casos hasta los casos de infidelidad “tenían que soportarse”. Ahora poco a poco se va aceptando que simplemente las parejas ya no tengan cosas en común o que quieran seguir caminos diferentes.
Los medios de comunicación podrían haber influido mucho en esta nueva visión que poco a poco se va abriendo camino, apuntan los expertos. “También la concepción individual como ser sexual está cambiando y se busca la satisfacción que en muchos casos no existe en el matrimonio” explica Rina Nath, terapeuta de pareja. La mayoría de los rompimientos que ella trata involucran un infidelidad, principalmente del hombre, pero también de las mujeres.
Uno de los factores más importantes es que las parejas mayores, ya con hijos adultos, ya no se sienten responsables por ellos, ya no representan “un lazo de unión”. Rinki Roy explica desde Bombay que tuvo que soportar 18 años a su esposo abusador. “Me decían que tenía que pensar en mis hijos, en no darles un hogar roto”.
La psicóloga Nath da otro caso ilustrativo: un hombre en sus sesenta, justo tras dejar en el aeropuerto a su hija más pequeña que se iba a estudiar al extranjero, le dice a su mujer que quiere el divorcio. “Ella me estaba estancando. Yo ahora tengo otras ambiciones y puedo perseguirlas ahora que mis hijas ya son independientes”, explicó a la psicóloga. Los hijos, que ahora están trabajando, también son en la mayoría de los casos el nuevo soporte económico de la madre. “En muchos casos los propios hijos, ya adultos, que presionan para que sus padres no sigan viviendo el tormento de toda la vida”, explica Nath.
Así, los mayores están siguiendo a los más jóvenes: “ven cómo las nuevas generaciones están viviendo una nueva vida y tienen segundas oportunidades y piensan: ¿Porqué yo no?. Y también piensan: estoy en la última parte de mi vida, es ahora o nunca”. Cuenta un abogado especialista en divorcios en Bangalore, Srikumar Boodgur.
Antes también las segundas nupcias eran algo impensable y aún ahora una persona divorciada tiene “menos valor” en el mercado matrimonial. Aún así, en el portal SecondShaadi.com (segunda boda) las personas mayores de 50 años podrían ya ser el 10% de los 200.000 usuarios y van en aumento, señala el administrador de la página, Vivek Pahwa.
No hay información del número de divorcios en India, pero se estiman que un 1%, con la inmensa mayoría concentrado en las grandes ciudades como Delhi, Bombay o Bangalore y en las clases media y alta. Sin embargo esta es sólo la punta del iceberg, como apunta Vandana Shah, escritora y directora de una revista para divorciados. “Muy pocos se van hasta el litigio. Pero en la práctica muchas parejas viven ya vidas separadas y se quedan en uniones infelices por la presión social o porque es conveniente”. El abogado de Bangalore lo llama “matrimonios de fachada”.
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