Regresan a Girona los escolares heridos por el aterrizaje forzoso de un vuelo de Ryanair
La despresurización de la cabina obligó al piloto a descender 8.000 metros en cinco minutos y desviar la ruta hacia la ciudad francesa de Limoges
Un avión de la compañía Ryanair que viajaba de Bristol a Girona ha tenido que aterrizar esta madrugada en Limoges (Francia) de urgencia por un problema de despresurización en cabina, lo que ha obligado al piloto a descender súbitamente 8.000 metros en apenas cinco minutos, causando lesiones en los tímpanos y casos de crisis de ansiedad a 26 de sus pasajeros, entre ellos nueve niños catalanes, que ya han sido dados de alta tras pasar cinco de ellos la noche en el hospital.
La pérdida de presión en cabina, originada según la compañía por causas desconocidas, obligó al comandante a reducir altura hasta un nivel aceptable para hacer uso de las máscaras de oxígeno. "Como medida de precaución, el comandante descendió y desvió el avión al aeropuerto de Limoges hacia las 23.30", añade la empresa que asegura que los 168 pasajeros del vuelo FR9336, en el que además viajaban siete tripulantes, "desembarcaron de forma segura tras el aterrizaje".
En este sentido, la mayoría de los ocupantes, un total de 176 personas, eran británicos. Sin embargo, una treintena de españoles viajaba a bordo del avión. Entre ellos se encontraban 12 niños de entre 12 a 14 años que regresaban de un viaje de tres semanas para estudiar inglés organizado por la Fundació Joan Riera i Gubau de Girona y que habían viajado en un grupo formado por un total de 17 personas junto a otros jóvenes.
Cuatro de los 13 llegarán esta tarde a Girona
Un portavoz de la fundación ha explicado que los ocho menores fueron hospitalizados junto a otras personas para ser sometidos a una revisión en la Clínica Chénieux de Limoges ya que algunos sufrían dolor de oídos. De los doce escolares que formaban parte del viaje, ocho pudieron regresar ya anoche a Girona en un vuelo fletado por Ryanair desde Limoges y han dormido en sus casas, mientras que otros cuatro pasaron la noche en el hospital ya que "su estado de salud exigía una observación suplementaria de algunas horas", según fuentes del centro, y han salido en autocar al mediodía de la ciudad francesa junto a un acompañante, informa Natalia Iglesias. Tienen previsto llegar entre las 20.00 y las 20.30 de la tarde al aeropuerto de Girona.
Primeras declaraciones de los afectados
Olga, una niña de 15 años que ya volvió a Girona ayer en avión, ha explicado a EL PAÍS que, cuando ocurrió el suceso, cayeron todas las máscaras de oxígeno sobre los pasajeros. "Al principio pensamos que era una broma y nos reímos todos", cuenta la chica. Más tarde, al darse cuenta de que iba en serio, los pasajeros perdieron los nervios y los niños se pusieron a llorar. Ella está bien, pero todavía le duelen los oídos. Caterina, la madre de uno de los niños que tienen que llegar esta tarde desde Limoges y que está esperando ansiosa en el aeropuerto de Girona, ha explicado que los niños tuvieron pasaron muchísimo miedo y angustia, y llamaron aterrorizados a sus familiares temiendo por sus vidas.
Ricard Dilmé, gerente de la Fundación Joan Riera de Santa Coloma de Farnés, ha asegurado de su parte que "todo ha quedado en un susto" tras reconocer que las familias pasaron "horas muy angustiosas" hasta que pudieron ponerse en contacto con los niños y comprobar que su estado físico era bueno.
El explorador del Ártico Pen Hadow, uno de los pasajeros del vuelo
Asimismo, en el avión averiado también viajaba el explorador del Ártico Pen Hadow y su mujer Mary, junto con sus dos hijos. Hadow, famoso por ser el primer hombre en caminar solo desde la costa norte de Canadá hasta el polo norte en 2003, ha asegurado a los medios británicos que muchos pasajeros estaban en estado de conmoción y algunos lloraron de alivio cuando el avión aterrizó. "De pronto, se notó una ráfaga de viento y aire frío, y a continuación cayeron las máscaras de oxígeno sin que nadie supiese lo que pasaba en esos momentos", ha relatado Hadow.
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