“Distrito 4.0 ya forma parte del ‘skyline’ físico, y también mental, de Barcelona”
Avanza uno de los mayores imanes de empresas tecnológicas del mundo: Distrito 4.0. Su modelo industrial estimula la competitividad a partir de la colaboración. Hablamos con Pere Navarro y Blanca Sorigué, delegado especial del Estado y directora general de la empresa pública que impulsa el proyecto: el Consorci de la Zona Franca de Barcelona

Es un todo en uno. Integra la Zona Franca de Barcelona y su espacio alquilado a empresas industriales. Incubadoras de startups. Foros híbridos de nueva economía y logística. El centro neurálgico de DFactory, un hub de referencia internacional para compañías tecnológicas, multinacionales muchas de ellas, que comparten desarrollos y producción en negocios consolidados. Un ecosistema en plena ocupación, y plena proyección: DFactory multiplicará su impacto ampliándose de 17.000 metros cuadrados a 60.000. Solo la primera fase ya ha generado casi 1.000 empleos directos e indirectos. Todas las piezas se fusionan en Distrito 4.0 para atraer más empresas mientras se conecta física y socialmente con el resto de la ciudad.
“Proyecto” suele interpretarse en el sentido de propósito, de objetivo. ¿Distrito 4.0 ya está en la fase de resultados?
PERE NAVARRO. Nuestro ecosistema evoluciona y se afianza desde hace años. En el polígono de la Zona Franca tenemos plena ocupación y DFactory, el cerebro de Distrito 4.0, ya integra 40 compañías punteras en tecnología, nueva economía e industria 4.0; la última, una gran empresa del sector de la salud, por ejemplo. Podrían haber elegido otro lugar en el planeta, pero están aquí por un modelo práctico orientado a la colaboración para generar negocios, productos y servicios reales. Si queremos atraer a las mejores empresas 4.0 ágiles, flexibles, innovadoras, nuestro modelo de cooperación tiene que ser ágil, flexible, innovador… de colaboración transversal porque la industria 4.0 alcanza a todos los sectores, a cómo se produce, cómo se distribuye, cómo se consume, cómo hacemos para que todo esto sea más sostenible en lo ambiental, lo social y lo económico. Impacta directamente en toda la sociedad al crear puestos de trabajo de calidad, de futuro, y como motor industrial de riqueza a largo plazo, con voluntad de perdurar.
Entonces, en la industria el contacto físico sigue siendo insustituible…
BLANCA SORIGUÉ. Conectamos sectores tan diversos como la salud o la aeronáutica con la movilidad eléctrica, la robótica avanzada o la impresión 3D, con una industria logística que fabrica carretillas, otra que diseña vehículos autónomos, de algas marinas que innova materiales sostenibles para todos ellos. Ahora estamos aquí, en DFactory, en una sala de reuniones y coworking. Si abrimos la cortina, vemos ahí mismo una nave industrial de 200.000 metros cuadrados para distribución de última milla. En la tercera planta están fabricando un dron logístico, una plataforma de inteligencia artificial. Al lado hay laboratorios compartidos, un espacio para tomar un café o participar en la presentación a posibles clientes de un robot industrial. ¿Qué digo con todo esto? Que todos estamos conectados, que todos tenemos que decirnos algo y que saliendo de nuestra zona de confort hacemos que de verdad las oportunidades no solo sumen, sino que multipliquen. La transversalidad de los negocios y de las conexiones entre profesionales y empresas es una realidad absoluta. Lo que procuramos es trasladarla del concepto a la experiencia.
P.N. Estamos creando el espacio físico, pero también mental, para la colaboración entre empresas que crean y adoptan tecnologías transversales, que al interactuar evolucionan a toda prisa. Esa colaboración es imprescindible para la capacidad de adaptación de la industria a una velocidad de cambio vertiginosa, que además acelera. ¿Quién hablaba de inteligencia artificial hace apenas tres o cuatro años? Solo un pequeño grupo de visionarios. Hoy la desarrollan o la aplican literalmente todas nuestras compañías en DFactory. ¿Qué ocurrirá dentro de tres o cuatro años? No lo sabemos, pero sí sabemos que debemos estar preparados para adaptarnos con agilidad a todos esos cambios permanentes.

La instalación en la Zona Franca y DFactory de grandes corporaciones acapara los titulares. ¿Qué papel juegan las startups en ese ecosistema?
B.S. Son un pilar fundamental y por eso creamos hace más de siete años incubadoras de sectores emergentes como la impresión 3D o la logística 4.0. Consolidamos startups de todos los verticales clave de la industria 4.0. Acogemos emprendedores y emprendedoras que trabajan para una gran empresa, ven una necesidad, una oportunidad, y crean su propia startup para aprovecharla. A quien tiene una idea innovadora y la desarrolla con la intención de venderla a una corporación. Pero sobre todo priorizamos a quienes consolidan su proyecto para crear riqueza a largo plazo, y también el intraemprendimiento dentro de las compañías. Estos son los que más nos interesan y pasan nuestro filtro, emprendedores brillantes en lo técnico, pero con vocación genuina de transformar para mejor la sociedad. No pueden hacerlo solos, necesitan respaldo no solo financiero, porque en el mundo hay dinero, lo que necesitan es multiplicar esa capacidad de impacto positivo al reforzarse mutuamente con otros talentos. Por eso facilitamos ese encuentro físico y los medios para su colaboración. Si es el recurso más escaso, tenemos claro que el talento atrae talento.
Por lo que se aprecia en el mapa urbano, esa conexión física también se establece con Barcelona…
P.N. De ahí el nombre de Distrito 4.0, nos estamos convirtiendo en un distrito más de la ciudad para transferirle todo este conocimiento. Estamos superando las barreras físicas, dos líneas de Metro ya llega hasta aquí, participamos directamente en proyectos municipales de formación, sostenibilidad y economía, ya nos incluyen en varios de la Generalitat y del Gobierno de España, en el ecosistema incluimos a centros de investigación de primer nivel, hablamos con patronales, sindicatos, asociaciones ciudadanas, tenemos proyectos de igualdad y liderazgo femenino en el ámbito industrial… Hasta hemos reservado una calle para hacer pruebas de vehículos eléctricos conectados en un entorno urbano real, no en circuito cerrado, una idea pionera en Europa. Y desde el Consorci de la Zona Franca hemos cedido al Ayuntamiento 185.000 metros cuadrados para la construcción de unas 1.700 viviendas protegidas. La ciudad, su pulso cultural, su tradición industrial, su estilo de vida, son otros ingredientes importantes de atracción de empresas.
B.S. Todo esto no sucedía antes. Antes la industria se llevaba lo más lejos posible. Y ahora ya empezamos a ser un activo, un valor añadido de la marca Barcelona. Formamos parte de su skyline físico, pero también mental, de la ciudad y su área metropolitana. Trabajamos para que los ciudadanos vean que pueden llegar hasta aquí y nos visualicen como un barrio más. Que pueden venir porque de hecho ya están viniendo, se lo pueden creer. Además, vamos a añadir la segunda fase de DFactory, con cuatro edificios que van a reforzar esa conexión con más de 40.000 nuevos metros cuadrados para acoger empresas 4.0, pero también eventos corporativos y culturales, servicios, restauración… Será un espacio urbano de calidad, con una imagen icónica como la del DFactory Cub, un gran cubo de cristal conectado a Barcelona por una nueva avenida.
¿Otros proyectos de atracción de empresas en el mundo pueden hacerle competencia?
P.N. Hay varios polos de atracción en otras áreas metropolitanas, Singapur, Boston, Nueva York, París... También parten del alquiler de metros cuadrados para atraer empresas, pero nuestro modelo es único en varios aspectos importantes. Para empezar, somos públicos, con una perspectiva de impacto social, no solo económico, y por ese modelo de colaboración y de integración en la ciudad que no hemos visto en otras experiencias. Como dice nuestra directora general, ese valor añadido hace que no alquilemos metros cuadrados, sino metros cúbicos. Diría que no tenemos competidores, en el sentido de que nuestro ecosistema se idea, se planifica y se desarrolla para crear redes de aprendizaje mutuo y colaboración capaces de generar más oportunidades. Algunas empresas al principio de DFactory tenían algunas dudas: nos decían, bueno, aquí todo es transparente, nuestros competidores van a ver lo que hacemos, ¿no? Hoy comprueban que esa red es una ventaja competitiva, beneficia a su capacidad individual y también al conjunto del sector y de la economía. Por eso es tan importante la actitud, nos creemos este modelo, y al confirmarse con los resultados, más nos lo creemos nosotros y las empresas.
B.S. Una prueba de esos resultados es que vienen delegaciones de todo el mundo a conocernos. Todos los días. El año pasado recibimos a más de 5.000 personas de empresas, administraciones, incluso gobiernos, con ese objetivo. Mañana viene una de Corea del Sur; poco después, una de China. Y somos una referencia para las zonas francas de otros continentes, incluidos África y América. Hace un par de semanas hemos tenido stand propio para presentar Distrito 4.0 en el Smart City Expo World Congress, aquí en Barcelona. Justamente porque esto va de ciudades que necesitan mejorar sus servicios ciudadanos, y así atraer a otros ciudadanos capaces de generar una economía superior a la que esas ciudades tienen ahora.

¿La incertidumbre geopolítica o los aranceles pueden frenar su desarrollo?
P.N. Contesto con una pregunta: ¿cuándo el mundo no ha atravesado una situación convulsa, en qué momento, al menos en los últimos años, no hemos enfrentado un alto nivel de incertidumbre? El informe de riesgos del World Economic Forum en enero de 2020 no contempló una pandemia. Tampoco se previeron, o casi nadie lo hizo, las guerras de Ucrania o de Gaza, los aranceles de Trump… Cambios que no se adivinan, pero suceden. Por eso hablábamos antes de flexibilidad y adaptación. Las empresas que se instalan aquí han aprendido esa lección de trascender lo puntual adaptándose con agilidad a lo que venga, sin pretender proyectar mucho más allá porque nadie es capaz de predecir el futuro. Es el modelo que aplicamos con prudencia, y también con optimismo. La prueba es que, a pesar del panorama económico y geopolítico en estos tiempos, en Distrito 4.0 no solo tenemos plena ocupación, es que seguramente tendremos un problema de espacio porque sigue aumentando la demanda.