Así se adaptan las pymes al reto de la transición ecológica
La sensibilización con las fuentes de energía verdes y la economía circular se asocia cada vez más al crecimiento como empresa. El uso del hidrógeno como pujante alternativa para no generar emisiones y el reciclado de agentes contaminantes como el aceite de cocina son dos de las propuestas de las compañías españolas ante un nuevo escenario económico y social.
El gran reto de la economía mundial pasa por la sostenibilidad y tiene una fecha marcada en rojo. Desde que en 2015 los estados miembros de Naciones Unidas aprobasen la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, tanto estados como grandes empresas han ido adoptando sus 17 objetivos, incluso en el contexto económico mundial que ha supuesto la irrupción de la covid-19, con el telón de fondo de un cambio climático que avanza inexorablemente. En este contexto, encontrar nuevas vías de crecimiento que cumplan con los objetivos marcados y en el plazo previsto no es solo una cuestión que ataña a las grandes multinacionales, sino que muchas pequeñas y medianas empresas también están haciendo posible ese cambio a través de iniciativas que innovan en distintos campos al mismo tiempo que abren una puerta de actividad para su progreso.
Francisco Montalbán, CEO de Clantech, tuvo una visión clara de hacia dónde debíamos encaminar nuestros pasos como sociedad en 2006, cuando creó una empresa que apostaba por el hidrógeno como vector energético. “Nació de una idea personal marcada por la preocupación por el medio ambiente y el cuidado del planeta”, recuerda. “Sentía que tenía la obligación, como persona formada en ciencias, de hacer algo”. En esa búsqueda, el hidrógeno, y más concretamente el llamado hidrógeno verde, se reveló como un elemento con un enorme potencial. “Podemos considerar al hidrógeno como una energía renovable siempre que se produzca a través de la hidrólisis de agua”, explica. “La ventaja es que se puede conseguir de manera sencilla: solo necesitas agua y energía renovable. También es democrática, porque cualquiera que tenga sol y viento puede generar su propia energía y acumularla en forma de hidrógeno. No hay necesidad de tener petróleo o de extraer un gas de un fondo marino, a miles de metros. Nos proporciona más independencia a muchos países y es un cambio que podría tener grandes efectos geopolíticos, si sabemos hacerlo bien”, añade.
Suministro eléctrico seguro
Montalbán fundó Clantech buscando también una alternativa sostenible a otras fuentes de energía verde. “Era una manera de darle seguridad al suministro eléctrico, contando con que las energías eólicas y solar son inestables”, recuerda. En aquel momento, en el que términos como transición ecológica todavía no estaban sobre la mesa, su proyecto tuvo que nadar contracorriente. “Nos encontramos con la incredulidad y el desconocimiento, incluso de posibles clientes que nos miraban perplejos”, relata. “También con la inexistencia de una apuesta política y una inversión social sobre energías renovables. Ahora sí las hay, y por eso se ha visto este gran salto en los últimos años. Es la única manera de que estas tecnologías vayan convirtiéndose poco a poco en energías rentables y accesibles”.
Las aplicaciones del hidrógeno, como explica Montalbán, son numerosas. Y sus posibilidades todavía no están lo suficientemente desarrolladas. “El hidrógeno verde nos ayuda a descarbonizar actividades industriales, se puede utilizar para producir abonos, para la conducción...”. Desde su empresa, están siendo testigos de cómo la percepción sobre esta fuente de energía está cambiando a pasos agigantados. “Además de que cada vez tenemos más clientes y personas que nos llaman pidiendo asesoramiento, percibimos un cambio social”, asegura. “La gente ya sabe de qué estamos hablando, ya se sabe qué es un coche de hidrógeno, y las grandes empresas cada vez ven más una oportunidad en el hidrógeno”.
En su caso, Clantech contó con el apoyo de Banco Santander a través del Fondo Smart para poder desarrollar su visión de empresa. “No solo nos permitió tener financiación para desarrollar grandes proyectos, sino que también nos dio más credibilidad bancaria. Nos hace crecer, nos permite pensar que somos capaces de afrontar proyectos que, de otra manera, serían imposibles para nosotros”. Ese crecimiento pasa ahora por desarrollar un sector que todavía tiene un gran margen de crecimiento. “Ahora mismo no podemos ser más competitivos porque el hidrógeno sigue siendo más caro, pero cuando sea algo masivo y haya una mayor producción, los precios irán bajando. El objetivo es que llegue a tu casa por tubería, igual que llega ahora el gas natural. Hacia ahí tenemos que ir de una manera progresiva”.
Economía circular
Al mismo tiempo que la tecnología se aplica en desarrollar nuevas y más sostenibles fuentes de energía, otras empresas han centrado sus esfuerzos en transformar los residuos del día a día en un elemento que pueda tener una nueva función. En 2017, Raúl Delgado fundó en Almería Greenside Solutions, una empresa especializada en la recolección de residuos para su tratamiento medioambiental. “Detectamos desde el principio que la gestión de residuos no se estaba realizando con la eficiencia necesaria”, explica. “Las iniciativas que son meramente legislativas tienen muy complicado crecer, y es necesario que los procesos de este tipo sean completamente eficientes, porque, si no, con el tiempo, se van a ver resentidos. Ahí es donde nosotros empezamos a trabajar”.
“Un litro de aceite usado contamina mil litros de agua, si acaba en un acuífero o en el mar. Nosotros ayudamos a que las que las propias empresas que generan el residuo puedan retirar ese producto”Raúl Delgado, Greenside Solutions
La compañía de Delgado trabaja con distintos tipos de residuos, pero en especial con uno de uso diario: el aceite de cocina. “Lo normal es que este tipo de residuo, si no hay una reglamentación por detrás, acabe en las cañerías, obstruyendo el sistema de alcantarillado”, advierte. “Puede parecer un tema menor, pero es un problema bastante grande”. El segundo daño derivado de ese desecho es la contaminación. “Hay un dato que se suele mencionar: un litro de aceite usado contamina mil litros de agua, si acaba en un acuífero o en el mar”. En Greenside Solutions este aceite se utiliza, principalmente, en la elaboración de biodiésel para usos industriales. “En lo que hacemos hay una parte muy importante de logística inversa, de economía circular, porque ayudamos a que las que las propias empresas que generan el residuo puedan retirar ese producto, sin que haya una compañía que se dedique exclusivamente a la recolección”, concluye Delgado.
Desde sus comienzos, en Greenside Solutions también han percibido cómo su labor ha ido ganando visibilidad. “La concienciación ha ido evolucionando”, confirma Delgado. “Nuestra empresa consiguió que las grandes cadenas de alimentación, hoteleros y cruceros, que son nuestros principales clientes, vieran desde el principio que ofrecíamos una solución. Había un vacío en los procesos y en la trazabilidad de los mismos. Ahora no ven en este tratamiento un problema, sino una mejora”. Ellos han comenzado ya a trabajar en otros territorios, además de tratar otro tipo de residuos. Estamos operando en nueve países y vamos a comenzar a hacerlo en seis más. En esa expansión, también contaron con el apoyo de Banco Santander. “Valoraron el proyecto en su conjunto, y no solo la capacidad económica. Estudiaron su viabilidad, su capacidad de expansión, y eso nos permitió crecer tanto en mercado como en I+D”.