Las fórmulas de financiación más adecuadas para mi negocio
Más de la mitad de las pymes españolas se vio obligada a buscar financiación en 2021. Lo más importante para solicitar capital con éxito es, según los expertos, contar con un plan de negocio completo y detallado
El 58% de las pequeñas y medianas empresas (pymes) tuvo que acudir a alguna fuente de capital a lo largo de 2021. Esta cifra superó en más de 23 puntos porcentuales los datos de 2019, el último ejercicio previo a la pandemia, un valor “extraordinariamente alto”, según el informe sobre la financiación de la pyme, elaborado por la Confederación Española de Sociedades de Garantía Recíproca (Cesgar).
Las necesidades económicas vienen acompasadas en función del tamaño y la actividad de la empresa. Según el estudio de Cesgar, que incluye datos al cierre del balance del año pasado, entre las pymes con más de 10 empleados —unas 159.000 en España— el porcentaje de necesidades de financiación se eleva hasta el 83%, por lo que ocho de cada 10 compañías se vieron obligadas a buscar capital. Entre las exportadoras, la cifra se dispara hasta alcanzar el 87%, cuatro puntos más que entre las no exportadoras. En este escenario, los expertos recomiendan que cada pyme haga un profundo análisis de su modelo de negocio antes de buscar financiación.
Preparar un plan de negocio completo y detallado
Este análisis se traduce en un plan que las pymes deberán presentar a los posibles financiadores. Francisco Puértolas, director del máster de Dirección Financiera de EAE Business School, recomienda tener en cuenta dos aspectos. Por un lado, resaltar todos los atractivos del negocio y, por otro, reflejar que los gestores están comprometidos con la empresa. “Se debe definir muy bien en qué punto del binomio servicio-coste se va a situar a la compañía”, evitando los escenarios “milagrosos”. “Es difícil proporcionar un servicio excelente con una estructura orientada a lograrlo con costes bajos”, añade.
Este experto señala que en el plan de negocio deben quedar plasmadas las previsiones de ventas y los márgenes de beneficio de la empresa, así como indicadores del desarrollo de la actividad, pero especialmente la forma en la que se va a optimizar la gestión de su capital circulante. Es decir, la liquidez de la compañía, que engloba los bienes y los derechos (las deudas que otras empresas tienen pendiente de pagar a la organización) de los que el negocio dispone y que puede convertir en dinero inmediatamente.
Las vías de financiación privada
Tras definir este plan llega el momento de decidir a qué vías de financiación acudir. Existen múltiples opciones. La elección de una u otra dependerá de los objetivos y la naturaleza de la empresa. Lo más habitual es recurrir a las entidades bancarias. Alrededor de un 80% de las pymes españolas optan por este método debido a las ventajas que ofrece. La financiación bancaria permite, según Puértolas, que la empresa obtenga capital para continuar con su actividad cuando aún no se han cobrado las facturas de los clientes, pero hay que hacer frente a los pagos. Es el caso del factoring, un método mediante el que la entidad bancaria se hace cargo del pago de las facturas pendientes por parte de los proveedores. Se trata de un sistema que permite a una compañía conseguir rápidamente financiación y liquidez a corto plazo.
Cuando la financiación se pretende destinar a un fin específico, por ejemplo, la ampliación de un local físico, se recomienda tener en cuenta no solo el coste de la reforma, sino también los gastos que hay que cubrir en ese periodo. El objetivo es evitar contratiempos. Uno de los errores más comunes es pedir el dinero cuando la empresa atraviesa una situación complicada. Por ello, los expertos aconsejan acometer inversiones cuando las cuentas están saneadas.
Adicionalmente, este experto aconseja otras fórmulas para los activos fijos o no corrientes, como la maquinaria, los equipos informáticos o la flota de vehículos. Por ejemplo, el leasing, un contrato mediante el cual el banco adquiere activos, como equipamiento, que usa la empresa para su actividad productiva a cambio del pago de un canon. La vigencia suele ser de entre dos y 10 años. Otra alternativa es el renting, que consiste en el alquiler mensual a medio y largo plazo de determinados bienes como vehículos, equipos informáticos o placas fotovoltaicas. De esta forma, no se obtiene financiación, sino que directamente se accede a bienes esenciales para el buen funcionamiento del negocio sin tener que realizar grandes desembolsos. Las entidades bancarias, además, prestan asesoramiento profesional para ayudar a los empresarios a aclarar sus dudas y a escoger entre las opciones disponibles.
Las start-ups tienen la opción de acudir a incubadoras y aceleradoras, para poner en marcha una idea o impulsar una ya iniciada. El principal beneficio de estas organizaciones, según Puértolas, es que proporcionan recursos “altamente competentes que, por sí mismas, las start-ups seguramente no podrían pagar”. Este experto se refiere al asesoramiento y a la red de contactos. “Se trata de acceder al denominado smart money, el cual combina la financiación con las sinergias que proporcionan estas aceleradoras”, define.
Gracias al impulso de las incubadoras y las aceleradoras, las start-ups tienen la posibilidad de entrar en contacto con diversos inversores. Principalmente, sociedades de capital riesgo o private equity, es decir, entidades que representan habitualmente a fondos de inversión e inversores especializados en empresas, para impulsar proyectos en marcha y aumentar su valor a través del conocimiento en el mercado. Y también con business angels (ángeles de los negocios, en español), inversores privados que apuestan por negocios de nueva creación y contribuyen a su crecimiento a cambio de un porcentaje de participación. Su nivel de aportación suele ser inferior al de las sociedades de capital riesgo.
Cómo acceder a financiación pública
Las pymes cuentan también con un amplio abanico de organismos públicos a los que recurrir en busca de financiación. Uno de ellos es el Instituto de Crédito Oficial (ICO), que actúa como entidad prestamista y como agencia financiera estatal. Su primera función es proporcionar capital a través de líneas de crédito, por ejemplo, a emprendedores o exportadores. Ahora también vehicula el fondo europeo Next Generation EU. “Entre sus beneficiarios abundan empresas medianas consolidadas debido a que su financiación ha contribuido a su internacionalización”, detalla Puértolas.
España recibirá 140.000 millones de euros hasta el año 2026 correspondientes a este fondo europeo, que pretende impulsar el crecimiento de las compañías, así como escalar las start-ups innovadoras y disruptivas en el ámbito tecnológico. Estas pueden optar a muchas ayudas, pero también tienen la oportunidad, recomienda el director del máster de Dirección Financiera de EAE Business School, de coordinarse con otras a través de sus organizaciones sectoriales y territoriales para participar conjuntamente en los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE), instrumentos creados por el Gobierno para coordinar la colaboración público-privada, como el del vehículo eléctrico y conectado o el de las energías renovables.
En definitiva, a la hora de decantarse por una fórmula de financiación, es recomendable contar con el asesoramiento profesional de un experto como el de la entidad bancaria, que puede ayudar en todo momento a los empresarios a tomar la decisión más acertada y resolver las dudas que puedan tener.