Cómo gestionar el circulante de una empresa a corto plazo
Preservar las cuentas saneadas requiere encontrar el equilibrio entre el capital disponible y las obligaciones. En caso de desajuste, existen productos financieros para solucionar este problema
Una gestión eficiente del circulante es vital para el buen funcionamiento de una empresa. Este elemento financiero engloba los bienes y los derechos (las deudas que otras compañías tienen pendiente de pagar a la organización) de los que el negocio dispone y que puede convertir en dinero inmediatamente. Por eso, las compañías deben contar con un volumen de circulante suficiente que les permita afrontar los gastos y los imprevistos, pero también crecer.
El circulante se obtiene de la diferencia entre el capital disponible y las obligaciones que hay que satisfacer a corto plazo. Jesús Reglero, profesor de Finanzas en OBS Business School, explica que, si esta diferencia es positiva, se cuenta con suficiente dinero para hacer frente a todas las deudas, pero si es negativa, la empresa podría incurrir en impagos. “O incluso llegar a la quiebra”, puntualiza. Es el caso de una compañía que tarda en cobrar la venta de los productos que comercializa y que debe hacer frente a sus deudas próximamente. Para salvar ese desfase, tiene a su disposición diversas fórmulas para financiarse cuando lo necesita.
Por ello, apunta Antonio Chico, director de Circulante y Créditos de Banco Sabadell, que participará en el webinar Cómo gestionar tu circulante utilizando los instrumentos financieros adecuados, organizado a través de HUB Empresa de Banco Sabadell, la financiación del circulante es básica para mantener el funcionamiento operativo de las empresas, ya que esta permite asegurar el cumplimiento de las obligaciones exigibles a corto plazo y por tanto la viabilidad del negocio.
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Cómo gestionar tu circulante utilizando los instrumentos financieros adecuados, con Sergi Bea, director de Financiación de Empresas de Banco Sabadell; Josep Lluís Gorchs, director de Riesgos de Empresas de Banco Sabadell; Ana Cano, directora de Circulante Internacional & Cash Management en Banco Sabadell, y Antonio Chico, director de Circulante y Créditos de Banco Sabadell. Organizado a través de HUB Empresa de Banco Sabadell. Cuándo: 16 de marzo, a las 16:00
¿Cómo calcula una empresa su circulante?
El capital circulante de una empresa está compuesto por el activo circulante y el pasivo circulante. El primero lo conforman todos los bienes y los derechos del negocio (activos) que pueden transformarse en dinero líquido en menos de 12 meses. En esta categoría entran los productos disponibles para vender (que constituyen el inventario), los pagos aún no satisfechos de los clientes y la tesorería. El pasivo circulante, en cambio, es el conjunto de las deudas que tiene que pagar la empresa en los siguientes 12 meses, como impuestos, nóminas, pagos a proveedores o cuotas de préstamos.
Los problemas con el circulante pueden darse en cualquier eslabón de la cadena del negocio. Ya sea porque la empresa tiene dificultades para vender sus productos o porque los ingresos esperados se demoran y hay que cumplir con las obligaciones sin posibilidad de aplazamientos.
Para manejar estos desequilibrios se identifican dos fases: el periodo medio de pago (PMP) y el periodo medio de maduración financiero (PMMF):
- El PMP es el tiempo (en días) que transcurre desde que se compran las materias primas hasta que se pagan a los proveedores (el desembolso no suele hacerse antes o en el momento de la adquisición, sino posteriormente).
- El PMMF es el tiempo (en días) que pasa desde que se paga a los proveedores hasta que se ingresa el dinero por las ventas.
Para que la entrada y la salida de dinero sean óptimas, el empresario debe intentar que la diferencia de tiempo entre estos dos periodos sea la mínima posible. Ya que si paga demasiado pronto y cobra mucho más tarde tendrá problemas para hacer frente no solo a las deudas cercanas, sino también a los costes fijos, vitales para el funcionamiento del negocio, como los salarios, el alquiler y los recibos de los suministros. “La necesidad de financiación del circulante vendrá determinada también por la diferencia entre estos dos conceptos”, explica Chico.
Cómo obtener financiación para ajustar el circulante
Es habitual que las empresas recurran a la financiación externa cuando los desajustes en el circulante ponen en peligro la viabilidad del negocio. Muchas organizaciones desconocen esta posibilidad que, en opinión del director de Circulante y Créditos de Banco Sabadell, contribuye a asegurar no solo el cumplimiento de las obligaciones a corto plazo, sino también las oportunidades de expansión para las compañías sin problemas de circulante. Además, afirma Chico, ayudan a la gestión del cobro de las facturas, lo que reduce los costes administrativos. “Una buena planificación financiera y una buena gestión de la tesorería permitirá optimizar la necesidad de financiar el circulante y, por tanto, también supondrá un ahorro de costes para la empresa”, añade.
Existen varias fórmulas para garantizar el correcto funcionamiento del circulante. Todas tienen, no obstante, un coste en forma de comisión, que varía en función del tamaño del negocio y de su situación económica. Aunque la elección del producto vendrá condicionada, en buena parte, por el medio de cobro que tenga la empresa, señala Chico, para decantarse por una lo más aconsejable es pedir asesoramiento a un experto, como el de la entidad bancaria. A continuación se resumen las principales:
Póliza de crédito. Se trata de un contrato por el que una entidad financiera pone a disposición de una empresa una determinada suma de dinero por un tiempo concreto. Se deposita en una cuenta especial, parecida a una cuenta corriente, y el empresario retira únicamente las cantidades que va necesitando.
De esta forma, solo paga intereses por el importe que haya usado y no por la totalidad de lo concedido. El dinero solo puede destinarse a gastos del negocio y una vez que se ha devuelto, se vuelve a disponer de él durante el periodo que se haya acordado nuevamente con la entidad. Es el producto más común, según Chico, y lo emplean todo tipo de empresas, aunque especialmente las micropymes (hasta 10 empleados), por su sencillez y su rapidez de concesión.
Factoring. Por esta fórmula la empresa cede el derecho de cobro de las facturas a una entidad financiera. Esta adelanta a la compañía solicitante el dinero y es quien se encarga del cobro de los importes. Existen dos modalidades: el factoring sin recurso, que protege al empresario de impagos y si el cliente no abona la factura, el banco cubrirá el coste; y el factoring con recurso, que no incluye seguro de impago y es la sociedad que contrata el servicio la que debe responder. Es una fórmula útil para negocios que tardan mucho tiempo en cobrar sus facturas, ya sea porque sus clientes retrasan los pagos o porque su periodo de producción es muy extenso.
El factoring sin recurso resuelve el riesgo de impago y, por lo tanto, es el más extendido entre las empresas. Antes de concederlo, la entidad bancaria hace un estudio de la solvencia de los clientes que firman las facturas. Además, cuenta con un interés mayor que el factoring con recurso.
Descuento comercial. Como en el factoring, en esta modalidad la empresa traslada el derecho de cobro a la entidad financiera, pero en lugar de hacerlo de sus facturas, lo hace de un efecto comercial no vencido (un título de deuda), como una letra de cambio, un pagaré, un recibo negociable o un cheque. En este caso, la entidad bancaria que ofrece el servicio no asume el riesgo de impago, sino que corresponde al cliente. Esta fórmula ayuda a negocios con un periodo largo de cobro, pero solo a aquellos que usen los pagarés o las letras como métodos de cobro.
Confirming. Por este servicio la empresa cede el pago de las facturas a una entidad financiera. Esta contacta con los proveedores y les ofrece dos opciones para cobrarlas: hacerlo anticipadamente o esperar al plazo de vencimiento. Si desean tener el dinero antes de la fecha establecida, la entidad bancaria les cobrará una comisión y un tipo de interés. De esta forma, la empresa que contrata el servicio se libera de la tramitación de un pago y el proveedor tiene la opción de obtener su dinero antes, aunque por un importe inferior.
Esta modalidad permite a una empresa pagar pronto a sus proveedores, lo que evita comisiones por pagos tardíos. Además, afirma el director de Circulante y Créditos de Banco Sabadell, ayuda a simplificar la gestión administrativa y mejora el posicionamiento ante los proveedores. Por el contrario, tiene un coste más elevado que otros productos en forma de interés porque el banco asume el riesgo. Además, consumen deuda, factor que puede verse como un inconveniente porque se añade al nivel de endeudamiento global de la compañía.
Forfaiting. Es un método de financiación de exportaciones por el que una empresa que exporta sus productos y servicios vende a una entidad financiera un documento de pago que es aceptado internacionalmente. Normalmente una letra de cambio o un pagaré que reconoce un derecho de cobro en una operación en el extranjero, de forma que transfiere ese derecho a la entidad, pero también los riesgos y responsabilidades. “Al tratarse de una compra sin recurso, el banco asume cualquier riesgo de impago pasando a ser el beneficiario de los documentos de cobro anticipados y, por lo tanto, liberando el balance del crédito pendiente”, afirma Chico. Este método proporciona liquidez inmediata y ahorro de costes en coberturas de crédito.