Los consumidores vacían las estanterías de leche y aceite por el miedo al desabastecimiento
La huelga de transporte y la guerra de Ucrania provocan problemas de suministro en el sector alimentario, que cifra ya en 600 millones las pérdidas
En un mercado de Málaga, las fresas han desaparecido de las fruterías. Tampoco se encuentran mejillones, como cuenta Antonio Gaitán, vendedor en una pescadería: “Vienen de Galicia y nadie se atreve a enviarlos y que se queden por el camino”. Los alimentos frescos, en especial el pescado y la leche, están sufriendo problemas de suministro por la huelga de transporte convocada esta semana para protestar por la subida de los combust...
En un mercado de Málaga, las fresas han desaparecido de las fruterías. Tampoco se encuentran mejillones, como cuenta Antonio Gaitán, vendedor en una pescadería: “Vienen de Galicia y nadie se atreve a enviarlos y que se queden por el camino”. Los alimentos frescos, en especial el pescado y la leche, están sufriendo problemas de suministro por la huelga de transporte convocada esta semana para protestar por la subida de los combustibles y que, según el sector, ha provocado ya 600 millones de euros de pérdidas al sector primario, la industria y la distribución de alimentación. Estas dificultades se unen a las que ya se estaban registrando desde el estallido de la guerra en Ucrania, el pasado 24 de febrero, y que afectan sobre todo al aceite de girasol y los cereales.
A las tensiones se suma el hecho de que una parte de los consumidores aumenta las compras de estos artículos ante el temor al desabastecimiento. “En estos días algunos productos se van volando. Se han sumado la guerra y la huelga de transportistas. Según los colocamos, ya están agotados. Para nosotros está siendo como una doble pandemia”, anota una dependienta de un supermercado en Madrid.
“El carácter perecedero y la esencialidad de los alimentos que producen y comercializan está causando estragos en los sectores de frescos y en áreas geográficas con gran arraigo sectorial como Andalucía, Galicia o la zona norte del país”, advirtieron el viernes en un comunicado conjunto las principales organizaciones empresariales de fabricantes, distribuidores y cooperativas (ACES, AECOC, ANGED, ASEDAS, Cooperativas Agro-alimentarias). El sector calcula que hay en peligro 100.000 empleos y algunas empresas informan de que solo en Almería las compañías hortofrutícolas están perdiendo en torno a 10 millones de euros al día. También los puertos y lonjas están teniendo serias dificultades, como en el puerto de Celeiro (Lugo), donde el viernes había 140 toneladas de pescado a punto de echarse a perder al no darle salida. En algunas zonas, especialmente en Galicia, no se recoge la leche en las granjas, según el sector.
Escasez de fresas y mejillones
Andalucía es una de las comunidades más afectadas por la huelga. En los mercados de Málaga, el color rojo ha desaparecido de las fruterías. Las fresas de Huelva, en plena temporada, no cruzan Andalucía. Tampoco las patatas gaditanas, aunque las frutas y verduras más afectadas son las que llegan de otros países, como el kiwi oro que viaja desde Grecia o los mangos de Brasil. “Faltan cosas, aunque por suerte quedan algunas”, dice Encarnación López, de la Frutería Encarni, en el mercado de El Palo. En el mismo recinto, la mitad de las pescaderías están cerradas, porque el paro ha implicado un gran encarecimiento de algunos productos de la lonja. Entre el hielo donde se muestra el género, ningún pescadero ofrece mejillones.
En los establecimientos de Covirán, una cooperativa de detallistas con sede en Granada que agrupa a 2.876 supermercados, un portavoz admite “problemas puntuales”. Al principio de la semana, comenta, “los piquetes eran puramente informativos” a la puerta del gran almacén del que se surten los cooperativistas, pero, según ha avanzado la huelga, algunos han tomado “medidas más expeditivas que han provocado algunos problemas”.
En el barrio de Triana, en Sevilla, varios clientes de una conocida multinacional española entraban en el establecimiento rodeados por miembros de la Plataforma para la Defensa del Sector del Transporte de Mercancías, que aguardaban a la puerta con sus carteles informativos. “Entiendo que está todo muy caro, pero al final lo pagamos quienes menos nos lo merecemos”, dice Encarnación, una jubilada que ha venido a comprar.
El aceite de oliva y la aceituna de mesa están en jaque porque hay problemas en la recepción de envases y, sobre todo, para la salida del aceite, lo que, de persistir las protestas, pondrá en peligro el abastecimiento de los mercados, según ha señalado Cristóbal Gallego, de la sectorial de aceite de oliva de Cooperativas Agro-alimentarias. Muchas cooperativas y fábricas aceiteras habían aumentado notablemente el envasado de aceite de oliva para suplir la escasez de aceite de girasol por la invasión de Ucrania.
Sin leche fresca
También se registran problemas de suministro en Madrid. En un Carrefour del distrito de Ciudad Lineal la leche fresca se ha agotado. Los cartones de leche de larga duración tampoco son abundantes. “Suelo comprarla fresca casi todos los días, pero desde el martes no la encuentro en ningún lado”, comenta una clienta que se fija en las etiquetas de las pocas botellas que quedan en el punto de venta. Los reponedores, conscientes de que se están registrando puntuales problemas de abastecimiento, tampoco saben cuándo volverá la situación a la normalidad. “Se han terminado justo esta mañana y, en principio, esta noche llegarán más cajas, pero no lo puedo asegurar”, señala uno de ellos. Los cortes de suministro se notan también en el pasillo de las harinas. La de trigo y la integral están agotadas. Nelly, que prepara postres para su familia todos los fines de semana, se ve forzada a comprar la de fuerza.
En el Mercadona del mismo barrio madrileño, el desabastecimiento de leche también se hace patente. Las estanterías de leche fresca están completamente vacías. Sin embargo, los que lo tienen aún más difícil son los clientes acostumbrados a comprar productos específicos. María García solo bebe leche semidesnatada con calcio y, al no encontrarla, pregunta a un dependiente del supermercado cuándo volverán a reponerla. “Todo lo que llega lo exponemos, pero a veces se agota muy pronto. Algunos clientes hacen acopio muy compulsivamente ante el miedo al desabastecimiento”, asegura el vendedor. “Tendré que volver mañana a primera hora”, zanja García.
Lo mismo ocurre con las botellas de aceite de oliva y de girasol y con las harinas. “El martes no teníamos, a media semana nos las trajeron, pero ya se han acabado otra vez”, añade el dependiente. Los clientes de Dia tienen que conformarse con la harina integral y de maíz, puesto que la de trigo y de fuerza es imposible encontrarlas. “La gente está comprando como loca y en la última semana nos están reponiendo con cuentagotas. Ayer no había aceite de girasol y hoy no hay harina. Quién sabe qué tocará mañana”, apunta una cajera.
En el AhorraMas del barrio de Quintana quedan solo una decena de botellas de aceite de girasol. Un cartel invita a los compradores a no hacer acopio: “Solamente se podrá realizar la compra de dos botellas de un litro o una garrafa de cinco litros”. Pero el gran ausente en este punto de venta es el bicarbonato sódico, del que no hay rastro. Paloma necesitaba un paquete de arroz y uno de harina, pero ha tenido que salir del supermercado con la bolsa vacía. “No entiendo este desabastecimiento. Se están poniendo todos psicópatas”, afirma su marido.
“Se ha juntado todo: la huelga, la guerra y la lluvia”
En el Mercat Central de Valencia, los pescaderos son los que más han notado los problemas de suministro. Pero no tanto por la huelga en el transporte como por el mal tiempo que ha amarrado la flota de bajura. En el primer caso, se ha notado sobre todo en el rape o la merluza que “viene del Norte y no llega como antes”, explica Javi, que lleva 26 años en la parada. En el segundo, por el pescado fresco. “Se ha juntado todo. La guerra, la huelga y la lluvia. Un desastre”, comenta Rosario, con 55 años como pescadera. La frutera y presidenta del mercado, Merche Puchades, señala que “la huelga se ha repercutido solo un poco en la fresa que llega de Huelva, pero en general no ha habido desabastecimiento, de momento, aunque sí algunos problemas en el pescado. Ya veremos cómo evoluciona todo”.
Algunos trabajadores de un céntrico supermercado de Consum coinciden en el diagnóstico anterior y añaden la escasez de pastas, harinas y aceite de girasol por la falta de reposición. Tampoco dirían que ha habido acopio de alimentos. “La gente compra un poco más, pero no sabemos si es por las fiestas [este sábado es festivo en Valencia] o por todo lo que está pasando”, comenta una responsable.
Una situación similar se está viviendo en Castellón. “Aceite de girasol y de oliva recibíamos hasta que empezó la huelga de transporte. Esta mañana solo hemos podido reponer garrafas de oliva extra”. Eso es lo que comenta una reponedora de Carrefour ante las baldas vacías de botellas de aceite. No ocurre lo mismo con la pasta de marca, que se ha acabado en todas sus modalidades. “Por la mañana vamos poniendo lo que entra, pero no entra de todo”, comenta otra empleada del supermercado. Sin embargo, los estantes de marcas blancas sí que están llenos.