Los mercados financieros abren los ojos
La reanudación de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China ha cogido por sorpresa a los mercados financieros, y ha provocado correcciones significativas en las Bolsas.
Es verdad que la complacencia se había instalado en los mercados, ante expectativas de un pronto acuerdo comercial y las medidas de China para estimular su crecimiento, junto con el apoyo de los bancos centrales. Además, las bajas presiones inflacionistas en una economía en niveles de pleno empleo, como la estadounidense, convenció a los inversores que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) permitiría que la inflación superara el objetivo del 2% temporalmente, lo que espoleó las perspectivas de que este organismo bajara los tipos de interés este año.
Todo ello dibujaba un escenario tan favorable que propició que las medidas de riesgo del mercado se situaran en niveles muy bajos, e impulsó a los inversores a tomar más riesgo. Así, las Bolsas superaron o se acercaron a niveles máximos, y se reanudó la toma de posiciones en activos emergentes.
Pero la decisión de Estados Unidos de volver a incrementar las tarifas arancelarias a China ha puesto fin a la tregua comercial, y ha reavivado la política de ojo por ojo del país asiático. Con el riesgo de que todo ello lastre las expectativas de crecimiento, en un momento en el que todavía no hay signos concluyentes que avalen que los estímulos económicos estén apoyando la recuperación. De esta manera, los inversores han moderado la toma de riesgo y las bolsas se han ajustado a la baja, aunque continúan acumulando grandes ganancias, y los flujos de capital han buscado refugio en la deuda soberana.
Los inversores han vuelto a confiar en que las autoridades monetarias estimulen el crecimiento, de tal forma que la probabilidad implícita en el mercado de que la Fed baje los tipos de interés en 2019 es ya superior al 70%. Sin embargo, la capacidad de los bancos centrales para relanzar la economía se ve mermada por los elevados niveles de endeudamiento empresarial en algunos países; mientras que el margen de actuación de algunos gobiernos, como el norteamericano, se ve condicionado por un clima político más desfavorable.
Si bien hay confianza en que las tensiones comerciales vuelvan a relajarse, es posible que el entorno de volatilidad alta se mantenga un tiempo. Sobre todo, cuando la incertidumbre geopolítica vuelve a reavivarse, las fricciones entre Italia y la Unión Europea pueden volver a resurgir, y el riesgo de Brexit sin acuerdo todavía no ha desaparecido. Todos estos temores se ven reflejados en los bajos niveles de tipos de interés de la deuda, que en el caso del alemán a diez años ha vuelto a niveles negativos.
Cristina Varela, de BBVA Research
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