Moody's, S&P y Fitch publicarán el calendario de sus calificaciones soberanas
Las agencias de calificación que operan en Europa, entre las que figuran los gigantes estadounidenses Moody's, Standard & Poor's y Fitch, publicarán sus análisis soberanos y subsoberanos en fechas fijas, establecidas en un calendario que se conocerá antes de que acabe el año.
Este calendario incluirá las fechas exactas de publicación de informes de rating sobre cada uno de los gobiernos soberanos y gobiernos regionales y locales con rating público en Europa, Oriente Medio y África.
De este modo, cada gobierno soberano, regional o local sabrá exactamente qué día se publicará su revisión; siempre un viernes, bien una hora antes de la apertura del mercado, o una hora después de su cierre.
La nueva norma, vigente a partir del 1 de enero, no afecta a las calificaciones que las agencias aplican a la deuda corporativa, que es la que emiten las empresas, y se aprobó a mediados de este año como un medio para "mejorar la transparencia y credibilidad de estos organismos", en palabras del comisario de Mercado Interior y Servicios de la Comisión Europea (CE), Michel Barnier.
De este modo, a partir del 1 de enero las agencias estarán obligadas a publicar al menos dos revisiones anuales de ratings soberanos y subsoberanos, es decir, de Estados, comunidades autónomas, regiones, o ciudades.
Hasta ahora el número de revisiones que se aplicaba a un emisor era discrecional de la agencia, ya que en algunos casos, de emisores muy estables y prácticamente ajenos a las turbulencias del mercado, como algún "länder" o región federal alemana, bastaba con un solo informe una vez al año.
Hay excepciones: puesto que las agencias de calificación han de mantener sus rating permanentemente actualizados, si un acontecimiento excepcional e imprevisto afecta a la calidad crediticia de un emisor, la norma permite a las agencias desviarse del calendario sin establecer un límite para estas desviaciones.
Además, las agencias estarán obligadas a informar al emisor de la publicación del rating 24 horas antes, con una jornada laboral de por medio; hasta ahora, las agencias informaban con doce horas de antelación, de las cuales al menos dos debían ser de horario laboral.
La normativa incluye sanciones económicas para las agencias que no publiquen a tiempo sus revisiones crediticias, por lo cual se ofrecen dos posibilidades a lo largo del día; si un problema técnico impide la publicación antes de la apertura del mercado, siempre queda la posibilidad de hacerlo después de cierre.
En el caso de que un inversor o un emisor reclame daños y perjuicios por los daños causados por un informe, y quede probado que se ha cometido una infracción intencionada o una falta grave de negligencia, las multas oscilan entre los 25.000 y los 750.000 euros.
El papel de las agencias de calificación en el origen y desarrollo de la crisis financiera y económica ha sido muy cuestionado por la opinión pública y por las instituciones europeas, por lo que un cierto control sobre sus funciones ha sido una aspiración tanto de la Comisión como del Parlamento europeos.
En las últimas semanas, las tres grandes agencias estadounidenses han mejorado su perspectiva sobre la deuda soberana española; la primera en hacerlo fue Fitch, que el pasado 1 de noviembre mantuvo en "BBB" su calificación de la deuda de España pero revisó al alza su perspectiva y la elevó de negativa a estable.
La agencia justificó su revisión al alza por la consolidación fiscal que está llevando a cabo el país y las significativas reformas realizadas por el Gobierno en el mercado laboral, en el sistema de pensiones y en el sector financiero.
La mejora de la posición exterior y el incipiente crecimiento económico de España fueron el argumento empleado por Standard & Poor's un mes después, el 29 de noviembre, para mejorar la perspectiva de negativa a estable y mantener su rating en BBB-/A-3', calidad media aceptable dentro del grado de inversión.
El pasado miércoles 4 de diciembre Moody's se unía a sus homólogas y casi con los mismo argumentos elevaba también la perspectiva de la deuda soberana española de negativa a estable, aunque mantenía su calificación en Baa3, al borde del bono basura.
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