El muro del Cholo

La prioridad de Diego Pablo Simeone al hacerse cargo del Atlético fue paliar las concesiones defensivas de un plantel famoso por complicarse la existencia. Courtois, tras un inicio prometedor en el que llegó a ser el portero menos batido de la Liga con un gol en los cuatro primeros partidos, encadenó nueve encuentros entre octubre y enero sin echar el cerrojo a su portal. Tres meses de impotencia que acabaron con la llegada del Cholo. En su debut, en Málaga, empató sin goles y en su estreno en Madrid ganó con comodidad (2-0) al Villarreal dando buena imagen y sin las concesiones habituales. "Para jugar con intensidad hay que jugar con atención. Es lo que están haciendo los jugadores. Les faltaba eso, pues calidad les sobra. Poco a poco, se están reencontrando consigo mismos", sintetiza Simeone.

"Jugar con intensidad exige atención. Solo nos faltaba eso, pues calidad hay de sobra"

Al técnico argentino le han bastado dos partidos para transmutar al Atlético, que durante la etapa de Gregorio Manzano recibió un promedio de 12 remates por encuentro (frente a los 18 del Granada y los 6,6 del Barcelona), de los que 4,8 eran entre los tres palos. Con él en el banquillo, la escuadra rojiblanca ha concedido en total siete (3,5 de media), de los que solo dos obligaron a intervenir a Courtois.

"El míster nos ha inculcado que lo primero es ser fuertes defensivamente para después sacar provecho de la calidad de los delanteros", explica Miranda. "El Cholo transmitía como jugador exigencia y máximo compromiso y nos está transmitiendo todo eso como entrenador. La exigencia es la base para que el equipo no se relaje nunca, para que saque adelante el partido cuando esté más ajustado", apunta Gabi, que destaca que el Villarreal no chutara a puerta. Zapata y Nilmar fueron los únicos que lo consiguieron del grupo de José Francisco Molina, pero sus remates se fueron directamente fuera.

"Contra el Málaga pasó más o menos lo mismo. Su poder ofensivo se limitó a las dos ocasiones de Rondón y Buonanotte", puntualiza Tiago, que resalta el cambio de mentalidad con Simeone ("nos hace pelear cada balón como el último", resume el portugués, que solo había disputado uno de los últimos ocho duelos, y como suplente, con Manzano) para explicar el muro en que, de repente, se ha convertido el Atlético. "Antes también corríamos, pero ahora corremos mejor", opina Godín, otro cuya mejor versión se ha empeñado en recuperar el de Buenos Aires.

La aportación de Filipe Luis revela el cambio en la táctica: "Los laterales tenemos la función de defender, de estar muy cerrados. Si podemos ayudar en el ataque, mejor, pero nuestro principal objetivo es defender y ser sólidos atrás... Además de correr, tenemos que ser muy fríos con el balón". Lo que dice el brasileño ya se vio en La Rosaleda, donde Simeone dio la orden a los carrileros de no cruzar el centro del campo, hasta el punto de que los medios eran los que sacaban de banda. El Cholo tampoco ve con buenos ojos las filigranas innecesarias en las zonas de riesgo, como al sacar el balón, según lo visto en un par de entrenamientos que interrumpió precisamente con Filipe Luis de protagonista.

"En el Atlético no basta con el 100%. Hay que dar el 110%", proclama Simeone, que esta tarde buscará en San Sebastián, ante la Real Sociedad, el primer triunfo a domicilio del Atlético este curso.

La última vez que los rojiblancos ganaron en la Liga lejos del Manzanares fue el 21 de mayo de 2011, en la última jornada del pasado torneo (3-4 en Mallorca) y con Quique Flores a los mandos. Desde entonces han transcurrido 245 días, una condena de ocho meses en la que han perdido seis partidos y empatado en Granada y Málaga con un balance de cinco goles a favor y 20 en contra.