Los contrastes marcan el concierto de la Sinfónica
Concierto de abono de la Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG) marcado por el contraste. Lars Vogt hizo una soberbia versión del Concierto nº 1 de Brahms con todo el esplendor del pianismo brahmsiano, desde su poderío en la respuesta al tutti inicial a la más delicada y fluida serenidad de sus solos en el Adagio, dinamismo y expresividad. La fuga orquestal en stacatto del Rondo tuvo una lectura muy clara por la OSG y su director.
La sinfonía Revolucionaria de Misakovski fue el gran contraste. Pese a su sobrenombre, es clásica y formalista y resulta un extraño antecedente del realismo socialista que impuso Stalin para desgracia de músicos rebeldes y tedio del público resignado. La obra alterna pasajes de inspiración con muchos de clara falta de tensión creativa y en muchos momentos de su interminable duración semeja un patchwork de música de cine de aventuras con oscuridades funerarias.
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