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Reportaje:

Temblores en la capital del dinero

La crisis también pasa factura a Luxemburgo, el mayor centro financiero del área euro

David Fernández

Luxemburgo tiene un sector vitivinícola que intenta despuntar. Dos de las variedades de uva más utilizadas en sus caldos son pinot noir y riesling, originarias de Francia y Alemania, respectivamente. El vino sirve de metáfora para explicar la historia de este pequeño país, siempre a medio camino en la relación de amor-odio del eje París-Berlín y cuya vocación europeísta -y, por qué no decirlo, una visión particular acerca del negocio del dinero- le han convertido en el principal centro financiero de la zona euro. Sin embargo, ni el apacible Gran Ducado se escapa de la crisis. El despegue del euro lo encumbró y ahora las horas bajas del proyecto en torno a la moneda común ejercen de lastre. De hecho, la Comisión Europea, en sus previsiones de otoño, calcula que Luxemburgo tendrá caída del PIB en el tercer y cuarto trimestres de 2011, circunstancia que técnicamente se considera como entrar en recesión.

La crisis del euro ataca a su motor económico: el sector financiero

"La continuada incertidumbre en los mercados financieros está afectando a las exportaciones de servicios financieros en 2011. (...) Los indicadores de actividad y la confianza de los consumidores también han empeorado. (...) El desfavorable entorno internacional debería pesar en la economía en la primera mitad de 2012, y como consecuencia, las expectativas de crecimiento son moderadas", argumenta la Comisión.

La economía luxemburguesa es muy dependiente de los servicios financieros. En su diminuto territorio -2.586 kilómetros cuadrados, casi como provincia de Vizcaya, y medio millón de habitantes- tienen filiales 143 bancos de todo el mundo y es el principal centro mundial de distribución de fondos de inversión (2,2 billones de euros en activos bajo gestión). "Somos un país muy pequeño en el centro de Europa. Somos un eslabón entre centros financieros más grandes. Eso significa que cada vez que la zona euro está en peligro, nuestro modelo económico está en peligro", reflexiona Yves Mersch, gobernador del Banco Central de Luxemburgo. Luc Frieden, ministro de Finanzas, cree que esta crisis deja una lección importante para el país: "Debemos potenciar otros sectores a parte del financiero para que este no pese tanto en nuestro PIB".

Además de potenciar otras actividades (históricamente, el negocio siderúrgico ha sido muy importante), las autoridades locales quieren transformar el sector financiero desde una plataforma europea a una plataforma global. El problema que tienen es la negativa percepción que se tiene ahora mismo de Europa en el resto del mundo. "En los mercados emergentes, la imagen de Europa es pésima en estos momentos. Piensan que estamos quebrados", dice Fernand Grulms, consejero delegado de Luxembourg for Finance, una agencia público-privada para la promoción del sector financiero. "El sector financiero ha cambiado dramáticamente en los últimos 20 años. En Luxemburgo tenemos la capacidad de adaptarnos a esos cambios: tenemos gente con gran formación y un Gobierno dispuesto a escuchar a la industria", añade.

Otro de los objetivos es alejarse de la imagen de paraíso fiscal y opacidad con la que tradicionalmente se le ha asociado. "Luxemburgo no se basa en privilegios sobre impuestos. Usamos las opciones que nos ofrece la legislación europea", subraya el ministro de Finanzas. En 2010, Luxemburgo y España firmaron un acuerdo de intercambio de información fiscal por el que el Gran Ducado dejó de estar en la lista negra de la Hacienda española. Sin embargo, ningún banco español ha abierto sede en Luxemburgo todavía (sí numerosas gestoras de fondos). "Creo que todavía pesa esa imagen de paraíso fiscal. Estoy convencido de que dentro de poco tendremos entidades españolas aquí", según Grulms.

En materia impositiva, Luxemburgo tiene un tipo para el impuesto de sociedades (28,6%) por encima de la media de la Unión Europea, un tipo máximo para el IRPF (39%) inferior a la media comunitaria y el menor IVA (15%) de los Veintisiete. Tras el estallido de la crisis de deuda soberana en Europa ha cobrado fuerza el debate sobre si una de las soluciones podría ser la emisión de eurobonos, lo que conllevaría a una mayor integración fiscal entre los países miembros del euro. "Es muy difícil armonizar impuestos. Quizá sea más fácil en aspectos como el impuesto de sociedades. Es más lógico aspirar a una mejor coordinación, pero no veo una integración en 20 años", augura Frieden.

El primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker, es también presidente del Eurogrupo. Para los intereses del Gran Ducado es importante el papel de Juncker al frente del organismo que reúne a los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro. En estos momentos, la industria financiera local está muy pendiente, por ejemplo, del debate sobre si conviene poner en marcha un impuesto que grave las transacciones financieras. Huelga decir que si la iniciativa saliese adelante, supondría un serio revés para la economía luxemburguesa. "No podemos oponernos a Europa si esta decide suicidarse", dice el banquero central.

La economía luxemburguesa está bastante saneada, con un déficit público de tan solo el 1% y una deuda pública que no llega al 20% del PIB. Además, sus bancos locales tienen una exposición a la deuda soberana periférica "manejable". Sin embargo, el Gobierno maneja diferentes reformas, entre ellas las que afectan al sistema de pensiones y al de sanidad. "Nuestro modelo social se basa en un crecimiento objetivo del 4%. De lo contrario, podemos tener problemas", reconoce Carlo Thelen, economista jefe de la Cámara de Comercio. "Tenemos un pequeño déficit y estamos dispuestos a modificar nuestro sistema de pensiones. También debemos repensar la indexación de los salarios a la inflación", asegura el ministro de Finanzas. El Estado es el mayor empleador (24.662 personas), seguido por ArcelorMittal (6.070) y BGL BNP Paribas (4.110).

El tamaño y su situación geográfica han condicionado siempre a Luxemburgo. Haciendo de la necesidad virtud, sus políticos han asumido desde hace siglos aquello de que la unión hace la fuerza. El Gran Ducado ha sido miembro fundador de asociaciones supranacionales como el Zollverein (1841), el Benelux (1949), la OTAN (1949), el Consejo Europeo (1949), la Comunidad Europea (1957), la OCDE (1969) y la zona euro (1999). Este último proyecto atraviesa su mayor crisis, y de la resolución de esta dependerá en buena parte la recuperación de la economía Luxemburguesa. "Nunca he dudado del euro porque es más que una moneda, es un símbolo de integración. Nuestros países son pequeños en un mundo global. Como conjunto somos más fuertes. Los grandes retos que enfrentamos no pueden resolverse desde los límites nacionales", reflexiona Frieden.

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Sobre la firma

David Fernández
Es el jefe de sección de Negocios. Es licenciado en Ciencias de la Información y tiene un máster en periodismo por EL PAÍS-UAM. Inició su carrera en Cinco Días y desde 2006 trabaja en EL PAÍS, donde se ha especializado en temas financieros. Ha ganado los premios de periodismo económico de la CNMV, Citigroup, Aecoc y APD.
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