Vázquez atribuye al desgaste del Gobierno la caída socialista en Galicia
El líder del PSdeG descarta medidas extraordinarias en la organización
En su fuero interno, los socialistas gallegos albergaban la simple esperanza de moderar las encuestas. Bastaba con retener algún escaño en A Coruña o Pontevedra, los más disputados, de los cuatro que les descontaban los sondeos para salvar los muebles y consolidar el proyecto de Pachi Vázquez al frente del PSdeG. Nada de eso ocurrió, y el secretario general de los socialistas gallegos no tuvo más argumento que culpar del drástico retroceso en Galicia al desgaste que supone sostener a un Gobierno que se enfrenta a una crisis brutal y a la fragmentación del voto, que provocó una fuga de sufragios a formaciones de izquierda menores, que no lograron convertir sus votos en escaños. Vázquez descartó medidas extraordinarias de renovación orgánica más allá de las que decida la ejecutiva federal, que como anunció Rubalcaba, convocará un congreso extraordinario.
Los socialistas rehúsan interpretar los datos en clave autonómica
La debacle del PSdeG se traduce en una caída de apoyos de casi 13 puntos, al pasar del 40,64% de 2008 al 27,77%. El consuelo en la sede socialista de Santiago es que, finalmente, resultó dos puntos y medio inferior a la media estatal, donde pasan del 43,87% al 28,69%, de forma que la diferencia de los resultados con el resto de España, que antes era de casi tres puntos queda por debajo de un 1%. También alivia el dolor de la derrota haberse quedado por encima del suelo al que se precipitó el PSOE gallego en las generales de 2000, cuando bajó al 23,71% de los votos, aunque la traducción en escaños es la misma: seis diputados gallegos, tras perder uno por provincia, todos ellos en favor del Partido Popular. Pero son datos que no sirven para ocultar que el partido de Pachi Vázquez se ha dejado en estas elecciones nada menos que 308.000 votos, más de 40 de cada 100 que obtuvo en 2008.
Pachi Vázquez no salió a valorar los resultados hasta casi las 11, después de pasar la noche electoral en su despacho junto al portavoz parlamentario, Abel Losada, y un grupo de no más de seis miembros de la ejecutiva. Su discurso recurrió una y otra vez a la interpretación de los resultados en clave estatal, sin "lectura autonómica". Opinó que el Partido Socialista asumió "en exclusiva el coste de la crisis". Por lo tanto, las generales de ayer no tendrán "más repercusión que la de formar parte de un partido que sustentó al Gobierno". El secretario general se refirió al "comportamiento lineal" del PSOE en todas las comunidades autónomas.
Si la caída en Galicia estaba prácticamente descontada -los resultados clavaron la encuesta del CIS-, el PSdeG confiaba en al menos algún signo de desgaste del PP de Feijóo. No fue así, y Pachi Vázquez lo atribuyó a que el voto se centró en las generales, y aparcó cualquier castigo a los populares gallegos para las próximas autonómicas, que en el calendario que manejan los estrategas de socialistas y nacionalistas caerán antes del verano de 2012. Como lectura positiva, Vázquez consideró que, a partir de ahora, a la Xunta ya no le valdrá "esconderse debajo del Gobierno de España".
Por provincias, los resultados del PSOE fueron homogéneos. Ourense, feudo de Pachi Vázquez, clavó la media, con un 27,77% de apoyos. En A Coruña, donde encabezaba la lista uno de los posibles aspirantes a competir con Feijóo en las próximas autonómicas, Francisco Caamaño, logró sus peores resultados, con un 27,20%. Solo Lugo, donde el candidato era José Blanco, y Pontevedra, con la viguesa Carmela Silva, subieron la media, aunque muy ligeramente, con un 28,25% y un 28,29%, respectivamente.
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