Dos miradas sobre África
Van den Berghe y Álvarez Pastor abordan la esperanza y la tragedia en sus filmes
Dos miradas sobre África protagonizaron ayer la Sección Oficial del Festival de Cine Europeo de Sevilla. Blue bird (Bélgica), de Gust van den Berghe, y Kënu (España-Francia), de Arantza Álvarez Pastor, ofrecieron dos imágenes muy diferentes. Blue bird propone una visión llena de poesía y esperanza, mientras que Kënu se centra en tragedias como los cayucos, el tráfico de personas y las mafias.
Blue bird está inspirada en la obra teatral El pájaro azul, del Premio Nobel belga Maurice Maeterlinck (1862-1949). Bafiokadié y su hermana Tené dejan su poblado en Togo en busca del pájaro azul que han perdido. El suyo es un viaje iniciático en el que encuentran a sus abuelos fallecidos, se enfrentan a los espíritus de los bosques y conocen a los niños no nacidos. Cambian en ese camino y dejan de ser niños.
'Blue bird' se centra en el viaje de dos niños y 'Kënu', en las mafias de los cayucos
"La película está hecha desde el punto de vista de un niño y una niña. He querido llegar al nivel de la infancia y tratar las cosas desde ese punto de vista. Los niños son iguales en cualquier parte del mundo. He querido hablar desde sus ojos", afirmó Van den Berghe.
"La única escena que se repite es cuando los niños se lavan. La primera vez son uno. Están en su burbuja. Durante la película van separándose. Y se repite la escena de lavarse al final. Pero ya no son uno sino dos", señaló el director. "Los diálogos son muy importantes. Son simples, pero oportunos. Significan más de lo que dicen. El lenguaje infantil es como la poesía, en la que las cosas se transmiten entre líneas", aseveró Van den Berghe.
Por su parte, Kënu relata la historia de Bego, una joven cooperante de una ONG interpretada por Leticia Dolera. La chica llega a un pueblo de Senegal para intentar mejorar las condiciones de vida de la gente. "Cree que puede salvar el mundo cuando lo que necesita es salvarse a sí misma", afirmó Álvarez Pastor. El pueblo está dominado por Mamadou, un mafioso que controla el tráfico de cayucos y que está también implicado en la venta de droga. "Estamos acostumbrados a la tragedia de cada cayuco que llega. Por ello creímos que la historia estaba al otro lado, en el origen, en Senegal, en las familias que se quedan allí, en las mafias... Hemos metido toda esa coctelera en un barrio de pescadores", explicó la directora, partidaria de que los cambios en África sean llevados adelante por los propios habitantes del continente. "África necesita un cambio. Lo estamos viendo en estas revueltas que se están dando en una parte del continente. Solo ellos pueden hacerlo", recalcó.
Sobre Mamadou, el mafioso que tiene al pueblo en un puño, afirmó que es el eslabón de una cadena. "Cuando pensamos en las mafias de los cayucos creemos que son a la americana, organizaciones muy grandes. Y luego ves que son personajes más bien débiles y organizaciones frágiles. Mamadou, a pesar de que lleva esa carga de lo que es una mafia, tiene detrás a un padrino que representa a una parte del gobierno en la sombra", concluyó.
Zambrano agradece el Premio RTVA a sus equipos
"Somos muy dramáticos y también tenemos un espíritu abierto y con ganas de vivir". Así definió ayer a los andaluces el director de cine Benito Zambrano, que se mostró encantado por el Premio RTVA a la Trayectoria Profesional del Festival de Cine Europeo de Sevilla.
"Este es un premio a toda la gente que ha trabajado conmigo y me ha ayudado a hacer mis películas", dijo. "El audiovisual es un medio de creación colectiva. Si el equipo no trabaja con fe e ilusión, el proyecto no será bueno", afirmó Zambrano.
"Cuando me dijeron que me daban un premio a la trayectoria, pensé que era a la trayectoria profesional más corta. Estoy muy contento, sobre todo siendo la RTVA, el festival de Sevilla, nuestra tierra, quien me da el premio. Siempre hemos maltratado a nuestros creadores en Andalucía. Es difícil ser profeta en nuestra tierra, porque hemos tenido ese complejo de inferioridad", afirmó Zambrano, que tuvo palabras de cariño para el productor Antonio Pérez.
"Con Antonio hice Solas. Di muchas vueltas en Madrid", señaló Zambrano, que recordó la poca confianza que muchos productores sentían ante un proyecto protagonizado por "un viejo que se meaba en la cama, una jovencita borracha y una vieja sola". "Solo Antonio supo ver que detrás de toda esa miseria humana había algo bonito", dijo Zambrano. En efecto, Solas, que obtuvo cinco goyas, fue la película que catapultó a la fama al director de Lebrija (Sevilla).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.