Festín de Llull, Rudy y Carroll
El Madrid remonta un partido muy complicado ante el Milan de Scariolo
En ocasiones, la voluntad y el impulso de dos jugadores es capaz de romper los guiones y la mejor de las pizarras. Con el partido cuesta arriba (40-53) a falta de 15 minutos y su equipo aturdido, Llull y Rudy entraron en ebullición, se asociaron a Carroll, levantaron el partido y firmaron una victoria de prestigio para el Madrid ante el lujoso plantel del Armani Milan.
Los planes de Scariolo pasaban por contener el vértigo del Madrid. Para echarle el freno puso a Cook a amasar el balón en el ataque y a secar las acometidas de Rodríguez en la defensa. No le funcionó de salida por el ímpetu de Rudy, que con un triple y un alley-oop puso en pie a los espectadores. Pero Scariolo tiró de repertorio y dio entrada a Hairston. El alero estadounidense, que lideró la victoria del Milan sobre el Maccabi con 25 puntos, siete rebotes y seis asistencias, exhibió su estado de gracia con cinco puntos consecutivos que voltearon el marcador. Gallinari se sumó a la tarea y del 7-2 se pasó a un 12-16 a favor del conjunto italiano.
REAL MADRID 85 - ARMANI MILAN 78
Real Madrid: Sergio Rodríguez (4), Rudy Fernández (17), Suárez (0), Mirotic (3) y Begic (9) -cinco inicial-; Llull (13), Carroll (21), Pocius (11), Reyes (1), Tomic (6) e Ibaka (0).
Armani Milan: Cook (3), Gallinari (12), Nicholas (24), Fotsis (2) y Bourousis (6) -cinco inicial-; Giachetti (0), Mancinelli (7), Hairston (18), Rocca (4), Filloy (0), Melli (0) y Radosevic (2).
Árbitros: Jungebrand (Fin.), Latisevs (Lit.) y Lopes (Por.). Eliminado Begic.
10.984 espectadores en la Caja Mágica.
Ibaka solo jugó tres minutos y evidenció una ineludible falta de acoplamiento
El descanso que Scariolo concedió a Cook otorgó un respiro a los blancos. Llull tomó el relevo de Rodríguez y ganó el pulso a un destemplado Giachetti. Los hilos se manejaban en el perímetro y apenas había tránsito en la pintura. Bourousis, enemigo público número uno en Madrid por las cuentas pendientes desde sus provocaciones a los aficionados de Vistalegre con el Olympiacos, se había cargado de faltas antes de hacer valer su acreditada facilidad para el rebote y el meritorio Begic no acababa de dar continuidad a sus buenas intenciones.
A 4m 32s del descanso, Laso decidió que había llegado el momento de sacar músculo. Ibaka salió, con 28-27, y correspondió a la ovación con dos tapones, una de sus grandes virtudes. Recién aterrizado de Miami y con el cartel de estrella fugaz, evidenció una ineludible falta de acoplamiento a pesar de compartir quinteto con varios compañeros de la selección española. Jugó poco más de tres minutos. Su debut coincidió con el retorno a la pista de Cook. El base estadounidense con pasaporte montenegrino daba la sensación, por veteranía y convicción, de ser el único que tenía entre sus manos el libro de instrucciones del partido. El exvalencianista estaba en todas, jugando y haciendo jugar. Bajo su batuta despertó Nicholas, que con 13 puntos en el tercer cuarto dejó sonado al Madrid y puso el marcador en 40-53.
Los blancos estaban contra las cuerdas, enfrascados en protestas a los árbitros y abrumados por la producción ofensiva del rival. Laso recurrió entonces a una zona 3-2 en la defensa y se entregó al espíritu kamikaze de Llull para gestionar la crisis. El base, espoleado por las decisiones de los colegiados, activó el plan de emergencias, caldeó el ambiente y desató la muñeca. Encontró para la complicidad febril de Rudy, que fue agigantando su figura conforme el duelo ganaba en dramatismo y atinaba la metralleta de Carroll. Entre los tres completaron un parcial de 21-6 en apenas cinco minutos.
A los 10 minutos finales se llegó con un apretado 63-62. Ahí comenzó una partida de ajedrez que ganó el Madrid por excitación. Un intercambio de golpes que puso a prueba su cuajo.
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