La crisis de deuda soberana pone a Dexia de nuevo al borde de la asfixia
El Eurogrupo prefiere flexibilizar los usos del fondo de estabilidad a aumentarlo
El recrudecimiento de la crisis de deuda soberana y la posibilidad de una quita de la deuda griega han puesto al banco francobelga Dexia al borde del ahogo financiero. El Consejo de Administración de la entidad de bancaseguros, que ya fue rescatada por Francia y Bélgica en 2008, se reunió ayer con urgencia para estudiar diversas opciones, en una jornada en la que las acciones cayeron un 10% por el miedo a la necesidad de un segundo rescate.
En la reunión, que finalizó pasada la medianoche, el Consejo decidió pedir a los gestores de la entidad, "en consulta con los gobiernos relevantes y las autoridades de supervisión", que prepare las "medidas necesarias" para resolver los "problemas estructurales" del banco y "abrir nuevas perspectivas para el desarrollo de sus franquicias históricas en Bélgica y Francia", según un comunicado de Dexia.
El banco también recalcó que los accionistas han confirmado el respaldo a Dexia y su confianza en los gestores. Distintas fuentes apuntaron ayer la posibilidad de que se crease un banco malo, se vendieran activos o de dividiera el negocio en varias ramas.
El ministro de Finanzas de Bélgica, Didier Reynders, aseguró que Francia y Bélgica no dejarían caer al banco. Curiosamente, Dexia fue uno de los bancos que mejor nota sacó en las pruebas de resistencia europeas a la banca del pasado julio: superaría el escenario más adverso contemplado con una solvencia del 10,38%. Entre las entidades con más de 100.000 millones de euros en activos ponderados por riesgo, solo otras dos (Rabobank y Danske Bank) superaron esa nota. Pero los resultados de las pruebas no contemplaban una posible quita de la deuda griega. Dexia publicó en agosto unas pérdidas récord de 4.030 millones en el segundo trimestre provocadas por la deuda griega.
Dexia planeó por en la reunión del Eurogrupo. También analizaron distintas fórmulas para flexibilizar el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) y ampliarlo hasta los 440.000 millones. La idea es que el fondo pueda adquirir deuda soberana en los mercados secundarios, recapitalizar a los bancos y ayudar preventivamente a los países con posibles problemas. El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, reconoció que aun así el fondo "no es suficiente como cortafuegos" ante posibles contagios. Los ministros acordaron reforzar su eficacia, más que aumentar la cantidad, y decidirán la fórmula en la próxima reunión.
La vicepresidenta del Gobierno español, Elena Salgado, consideró ayer "conveniente" ampliar el FEEF, "pero esto no quiere decir una ampliación cuantitativa", sino "más flexibilidad". En su opinión "los 440.000 millones bien utilizados dan para mucho".
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