"Internet se ha convertido en un soporte del crimen"
Michel Quillé ejerce con desparpajo de comisario. Desde su apariencia física a la forma de hablar, todo le delata como un alto mando policial. Ahora, tras 35 años de carrera profesional, ejerce desde junio como número dos de Europol, la organización europea que centraliza y coordina en parte la investigación criminal de 27 países. "Nosotros somos los que vemos empezar nuevos tipos de crimen y enviamos todos los datos que descubrimos", reconoce el funcionario francés mientras da un pequeño sorbo a una cerveza.
Quillé, con nacionalidad gala y tres abuelos de origen español, trabaja desde 2006 en Europol, cuya sede está en La Haya (Holanda). Primero se dedicó a la logística y la comunicación, pero ahora se encarga del sector operativo. Tiene a su cargo 350 agentes de las diversas policías europeas. "Tenemos unas bases de datos muy grandes y cada vez más completas de temas muy escogidos, como drogas, tráfico de seres humanos, crimen financiero y terrorismo, entre otros delitos. Eso nos permite tener una visión panorámica de lo que ocurre", explica en un perfecto español mientras comienza a comer la fritura. "La cocina española me encanta. De hecho, como tengo familiares y raíces españolas, vengo a menudo a España, sobre todo a Murcia", asegura.
El 'número dos' de Europol echa de menos trabajar en la calle como policía
Entre los principales cometidos de esta agencia policial está la lucha contra la falsificación del euro. Su objetivo es perseguir cualquier impresión o circulación de billetes o monedas fuera de la ley. "Una de nuestras primeras actuaciones en este ramo fue hace dos años con la Policía Nacional. Desarticulamos una red de colombianos que tenía previsto poner en circulación 11 millones de euros falsos. Eran casi perfectos", dice. Su pasión por su trabajo le impide comer a buen ritmo y parte de los alimentos se quedan durante un buen rato en el plato.
Llega el pescado y el camarero le retira la sal para servírselo en su punto. Para entonces, el comisario ya se ha quitado la chaqueta para estar más cómodo. "Una de nuestras prioridades es el terrorismo. Ahora mismo no hay demasiados actos, pero eso no significa que nos pille desprevenidos. El ejemplo de Noruega nos debe poner en alerta tanto por la extrema izquierda como por la ultraderecha", afirma. La lubina se enfría. Las manos de Quillé no paran de moverse, muestra de la pasión que el hombre derrocha sobre su oficio. "Echo de menos la calle y la investigación del día a día. Ya se sabe aquello de que policía un día, policía toda la vida", afirma. Ahora toca saborear una copa de vino blanco.
Uno de los principales objetivos de Europol es Internet. De hecho, antes de que termine este año, la Comisión Europea tiene previsto nombrar a la agencia como organismo principal para la lucha contra la delincuencia en la Red. "Hoy por hoy, Internet se ha convertido en un gran soporte para el crimen. Y no solo de los delitos más conocidos, sino también de otros que afectan a más gente, como la venta de medicamentos o de productos que pueden ser muy dañinos o incluso mortales", explica el comisario. Coge en la mano el vaso de chupito de pacharán y comienza a saborearlo. "Menos mal que esta tarde no tengo que hablar", concluye entre sonrisas.
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