Frank Driggs, bibliotecario universal del jazz
Su colección, valorada en más de un millón de euros, reunía unas 100.000 fotografías, discos, pósteres y revistas
Uno se lo imagina como un bibliotecario del famoso relato La biblioteca de Babel, de Jorge Luis Borges. Solo que en ese universo compuesto por todos los libros posibles hay memorabilia de jazz: discos, revistas, pósteres, entradas y, sobre todo, fotografías, decenas de miles, tantas como 100.000. Conocido en los círculos más relevantes del jazz como un referente incuestionable, Frank Driggs era el dueño y hacedor de la colección jazzística de fotografías más grande del mundo. Muerto el pasado 20 de septiembre en su casa de Manhattan, a los 81 años, la música que alumbró a Louis Armstrong, Charlie Parker o Miles Davis no solo pierde a su mejor recopilador, sino también a un productor e historiador del género.
Produjo 'King of the Delta blues', del mítico Robert Johnson
Revistas y programas acudían a él para ilustrar sus reportajes
Tanto revistas especializadas como medios generalistas estadounidenses han informado de su fallecimiento. Según The New York Times, Driggs, nacido en 1930 en Nueva York, solía decir que le hubiese gustado nacer en 1890 porque así podría haber pasado su juventud y madurez disfrutando de la mejor época del jazz. La pasión le vino de su padre, que era músico, y pronto se convirtió en un trompetista aficionado y un oyente voraz. Cultivó su amor por el jazz mientras escuchaba los programas nocturnos de la radio. En 1952 se graduó en la Universidad de Princeton y conoció a Marshall Stearns, musicólogo fundador del Instituto de Estudios de Jazz. Driggs empezaría a documentar y estudiar la música surgida en Nueva Orleans.
Trabajó para Columbia Records, donde fue responsable de los lanzamientos de los discos de vinilo editados en 78 rpm, su formato favorito. Pero en la compañía se hizo célebre por producir varios trabajos, entre ellos el del mítico bluesman Robert Johnson, King of the Delta Blues Singers, lanzado en dos volúmenes en 1961 y 1970. Entre los muchos textos sobre jazz que escribió, su labor como historiador quedó plasmada en los libros Black beauty, white heat: a pictorial history of classic jazz, 1920-1950 (1982) y Kansas City jazz: from ragtime to bebop. A history (2005). Sin embargo, músicos, promotores y expertos reconocían que su mayor obra era su colección personal, valorada en más de un millón de euros, según recogió en 2005 The New York Times.
En estantes repletos de archivos en un piso de Greenwich Village, Driggs guardaba alrededor de 100.000 imágenes por materias y en orden alfabético. Tenía más de 1.500 fotografías de Duke Ellington y 500 de Count Basie, aparte de verdaderas reliquias como una de Countess Johnson, pianista de Kansas City que murió en 1939. Revistas y programas de televisión acudían a él para ilustrar sus reportajes. Fue el mayor suministrador de material para la película Jazz, del prestigioso cineasta Ken Burns, autor de documentales sobre el béisbol o la guerra civil estadounidense. En esa cinta se hablaba de la fascinante historia del jazz, donde Driggs se erigió como su bibliotecario universal.
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