"Cocinar con fuego mata más que la malaria"
La tarjeta de visita de Kris M. Balderston, de 55 años, dice que es el "representante especial para acuerdos globales" de la oficina de Hillary Clinton, la secretaria de Estado de Estados Unidos. El nombre del cargo ya es en sí algo críptico, pero su currículo tampoco permite deducir en qué consiste eso exactamente, menos aún cuando el motivo de su viaje es impulsar un modelo de placa de cocina.
El restaurante que ha elegido la Embajada de EE UU para el almuerzo es pura escenografía typical spanish: rejería en las ventanas, jamones colgando, azulejos, faroles y hasta un patio de luces que quiere ser andaluz. A Balderston le apetece un tinto. Conoce los rioja, que bebe de vez en cuando en Washington, donde vive cuando no está recorriendo los cinco continentes. Acaba de llegar de Madrás, en India, adonde se desplazó con Clinton para ver en acción los primeros modelos de cocina impulsados por ella desde la Global Alliance for Clean Cookstoves, en la que participa la ONU. "Medio mundo cocina con fuego, sobre las llamas, y aspiran el humo de la madera o el carbón vegetal que emplean. Dos millones de personas, sobre todo mujeres y niños, mueren por este motivo cada año, porque normalmente son ellas las que cocinan, y muchas veces llevan a la espalda a sus hijos mientras tanto", explica.
El representante de Clinton impulsa cocinas limpias en países en desarrollo
El jamón ibérico entusiasma a Balderston. Pregunta si tiene aceite añadido. Cuando llega el besugo, continúa explicando el riesgo que entraña algo tan cotidiano como hacer la comida: "Cocinar con fuego, incluso al aire libre, mata más que la malaria o la tuberculosis. El problema es que la gente no lo sabe, porque no hay una causa tan directa como la picadura de un mosquito. Si conseguimos unir voluntades para crear un concepto de cocina para estos países que sea seguro, no importa que haya diferentes modelos y marcas, podremos frenar otros problemas que acompañan al hecho de cocinar con fuego. En Congo, por ejemplo, cada minuto violan a una mujer, y muchas veces ocurre cuando ellas tienen que ir a por leña. Con esta idea, también se evita que se destruyan muchos bosques".
Balderston es un hombre optimista. Debe de serlo: en medio de una de las peores crisis económicas en décadas, llama a la puerta de Gobiernos y empresas para pedirles que se impliquen -y eso incluye dinero, aunque no solo- en impulsar un tipo de cocinas limpias y sin riesgo -que utilicen biomasa como combustible- a precio asequible para ciudadanos de países en desarrollo. Pero enseguida añade: "El optimismo debe ser práctico. Las empresas pueden invertir en algo bueno y a la vez útil". Su labor consiste en "juntar a gente de todo el mundo con sus diferentes tecnologías, infraestructuras y redes para buscar soluciones conjuntas".
Él, que lleva 18 años trabajando en la Administración estadounidense y que nunca supo a qué se dedicaría después, desempeña ahora un cargo de nueva creación, a su medida: "Soy la primera persona que se dedica a esto". Cuenta que el bar que su padre tenía en Little Falls, un pequeño pueblo cerca de Nueva York, fue para él como un laboratorio de lo que ahora pone en práctica a escala mundial: "Allí acudían los obreros después de trabajar, y la gente contaba sus historias y siempre había alguien que conocía a alguien que podía darle una idea para algo. Hacían networking sin saberlo".
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