Maratón y derrota de Montañés
La derrota une en una conversación de egos doloridos a dos tenistas que se encuentran en el vestuario. Hablan el francés Gael Monfils y Albert Montañés. El mismo nombre provoca el intercambio de palabras: Fabio Fogna Fognini, que necesitó 4h 22m para deshacerse del español en los octavos de final (4-6, 6-4, 3-6, 6-3 y 11-9) tras levantar cinco puntos de partido, lesionado y petrificado como el mojón de una carretera, brillante en sus tiros arriesgados e igual de irritante en sus constantes aspavientos que hace un año contra Monfils, al que venció (9-7) en la manga decisiva de un encuentro que se disputó durante dos días.
"Tranquilo, no pasa nada", dice Monfils a Montañés, que tuvo un 3-1 en el cuarto parcial y un 5-3 en el definitivo y luego cedió por una mezcla de falta de decisión propia y talento puro del contrario, quien, cojo y pegado al albero, empezó a lanzar bombas con la facilidad de los elegidos. "Y, sí", dijo Fognini, "tenía que haber perdido. El tenis es un deporte muy tonto. No podía moverme, no podía sacar. A cada bola que me llegaba, tiraba una pizza a ver si entraba. Me he dejado el alma, he sufrido, he luchado. Siento mucho dolor. Esto no son calambres. Voy ahora mismo al médico para ver si es posible jugar", cerró el número 49, al que espera el serbio Djokovic.
¿Cómo lo vio Montañés? "Él sabe lo que tenía, yo no", dijo, sorprendido porque la juez de silla dejara a su rival parar el encuentro cuando él estaba a dos puntos de la victoria (5-6 y 15-30). "Las cinco bolas de partido se le pudieron ir a la pared. De 100 partidos así, gano 99. La verdad..., me siento fatal. Cuando le vea, le felicitaré. ¿Qué quiere que haga? ¿Que le pegue? Cada uno hace su juego".
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