La mirada de Gordillo

La Fundación Unicaja en Ronda exhibe en su sala de exposiciones hasta el próximo 18 de junio la muestra Archipiélago, compuesta por un monotipo y las siete serigrafías de la serie Archipiélago pertenecientes a la obra gráfica más reciente realizada por el artista sevillano Luis Gordillo.

Las obras que pueden contemplarse en Ronda pertenecen a la Colección Unicaja y fueron adquiridas por la entidad financiera en la Feria Internacional de Arte Contemporáneo (ARCO) del pasado año.

Estas obras son el resultado de un complejo proceso de producción y constituyen un juego de contrastes conseguido mediante el uso de herramientas digitales en la producción seriada de imágenes; un proceso en el que se emplean hasta 20 pantallas de color para cada obra. El título de la exposición evoca para Gordillo "un conjunto compuesto por distintos elementos que conviven en un mismo espacio y que comparten una misma intención". Se trata de piezas representativas de su método y concepto del trabajo plástico, basado en la seriación, alteración y reconstrucción de imágenes. El resultado es un compendio en el que se tocan temas diversos y recurrentes a lo largo de toda su obra.

El director de la Obra Social de Unicaja, Felipe Faraguna, da especial importancia al monotipo presente en la exposición, un hecho diferenciador que le confiere una mayor relevancia al haberse editado un único ejemplar, lo que también le da un mayor valor a la misma.

Gordillo (1934, Sevilla), contemporáneo de los informalistas españoles de la década de los cincuenta, comenzó la carrera de Derecho pero la abandonó para dedicarse a la pintura y se matriculó en la Escuela de Bellas Artes. En 1958 viajó a París, donde se interesó por la obra de Jean Fautrier y Jean Dubuffet. Durante esta época siguió los planteamientos estéticos de las vanguardias de Art Autre o Dau al Set. Tras otra estancia en París, su pintura se encaminó hacia la figuración, interesándose por Francis Bacon y el Pop Art estadounidense. Posteriormente se dedicará a la realización de dibujos automáticos.

Durante la década de los setenta, estos dibujos trazados a línea son pasados a lienzo y rellenados de color. En las décadas siguientes, Gordillo desarrolló una pintura que le sitúa a medio camino entre la figuración anterior y las nuevas fórmulas de la abstracción postmoderna.