"En Sudáfrica descubrí un porterazo: Casillas"
A los 29 años recién cumplidos, Víctor Valdés va camino de conseguir el Trofeo Ricardo Zamora por cuarta vez en su carrera. Campeón del mundo en Sudáfrica 2010, se ha convertido en leyenda viva del barcelonismo al superar los récords de mitos como Ramallets, Sadurní o Zubizarreta, Amante del windsurf y de la naturaleza, regresará el sábado al Bernabéu, donde ha jugado 15 veces contra el Madrid. Será su octavo partido liguero en el feudo blanco, en el que ha ganado en cuatro ocasiones y nunca ha empatado.
Pregunta. ¿Ha cambiado su vida desde que es campeón del mundo?
Respuesta. No especialmente. ¡Más cambió cuando nació mi hijo! El Mundial me dio la oportunidad de subir un escalón profesional. Me dio mucha confianza el gesto de Del Bosque al llamarme el último día. Le estaré siempre agradecido. En lo personal, sirvió para que la gente que no me conocía se quitara la imagen de tipo raro y conflictivo, que no sé de dónde había salido porque jamás, nunca, he tenido un problema con un compañero. Quise demostrar que soy un jugador de equipo y ayudar en todo. Tuve la suerte, además, de conocer a Ochotorena, de volver a trabajar con Reina, de descubrir a un Casillas desconocido para mí...
"Una cosa es tener enfrente al madridista o verlo por la tele. Otra, trabajar con él"
"El Mundial me sirvió también para quitarme la imagen de tipo raro y conflictivo"
P. ¿Me explica eso de Casillas?
R. Descubrí un porterazo. ¡Vaya portero! Una cosa es tenerlo enfrente o verlo por la tele. Ya intuyes que es muy bueno. Pero nunca había tenido la oportunidad de trabajar con él y en los entrenamientos es donde se ve de verdad la dimensión de un futbolista. Iker es impresionante... La potencia que tiene, la confianza... Y es muy buen chaval, muy buen tío. Con él, con Pepe y con Ochoto hicimos un grupo genial. Gracias a ellos, el Mundial me dejó, además de la satisfacción del título, la sensación de aprendizaje continuo. Al no jugar, traté de ayudar en cada entrenamiento y eso me hizo ser mejor portero porque pude ver las cosas desde el punto de vista del que no juega, un papel distinto, pero gratificante también. En ese sentido, el Mundial me sirvió para seguir mejorando.
P. Dijo al principio de la temporada que el Barça y usted habían subido varios peldaños. ¿Sigue pensándolo?
R. Sí, ha subido varios peldaños. Lo dije a principio de curso y la sensación de que cada vez lo hacemos mejor ha ido en aumento. Hemos mejorado automatismos, nos atrevemos incluso en exceso a jugar la pelota desde atrás, creamos más ocasiones de gol por la profundidad que nos dan los delanteros y porque Messi ha interpretado de maravilla el juego como falso delantero centro... Y en estrategia nos defendemos mucho mejor.
P. En su caso, ¿por qué dice que ha mejorado?
R. Hemos trabajado la potencia de piernas mucho. Ya viene del Mundial, con Ochotorena. Me siento muy fuerte. Si mejoras la fuerza, mejoras la capacidad de reacción. Pero se puede trabajar todo, incluso los reflejos. Partes de una base de talento, seguramente, pero el trabajo te hace mejor. Yo soy el ejemplo.
P. ¿Ha aumentado la exigencia para usted?
R. No. Por lo que respecta al entrenador, sigue pidiendo que el portero haga lo mismo que el primer día. En eso no ha cambiado. Unos días tienes más trabajo y otros menos, pero la exigencia es la misma. En lo que respecta a mí, sí ha ido en aumento porque siempre quiero hacerlo un poco mejor.
P. Siendo campeón mundial, ¿se le mira de forma distinta, se le valora más?
R. Sí. Siempre ha sido así. Gracias al Mundial, insisto, mucha gente que no me conocía habrá olvidado esa imagen de tipo raro y conflictivo que no sé de dónde había salido. Quise demostrar que soy un jugador de equipo y ayudar en todo. Y creo que quedó claro. Me consta que mucha gente, no solo compañeros míos de equipo, cambiaron la opinión infundada que tenían de mí. Pero yo soy el mismo y me miro igual. No voy de "yo he ganado un Mundial, ¿y tú?". Hombre, reconozco que, cuando veo la réplica que tengo en casa de la copa, me genera muy buenas vibraciones el recuerdo de aquellos días. Pero no soy mucho de mirar lo que he ganado. Tiendo más a mirar lo que quiero volver a ganar. Acomodarme no es propio de mí.
P. Estaba muy unido a Unzue y ahora trabaja con Busquets. ¿Cómo lo lleva?
R. Tenemos un nuevo método. Son personas diferentes. Unzue es menos tranquilo que Busi. Juan Carlos me hizo aprender muchísimo y vivimos mucho tiempo de manera muy intensa. Con Busi llevo menos, pero es espectacular. Busi parece muy serio, pero hace mucho grupo, es muy divertido.
P. Ha ganado tres Zamoras. Va a por el cuarto. Ramallets tiene cinco, Acuña y Cañizares, cuatro. Solo Arconada, en los años ochenta, sumó tres consecutivos, un récord que usted igualaría este año. ¿Cuál es el secreto?
R. El trabajo diario, no hay otro. No creerte nunca titular, sino trabajar para serlo cada día. Yo no veo más allá del próximo entrenamiento. No hay otro secreto que ese, el esfuerzo. Luego, evidentemente, jugar en un equipo tan bueno como en el que yo juego. Nunca he creído en los premios individuales, ni siquiera en este. Si encajo pocos goles, el mérito no es solo mío. Es del Barça. El trabajo defensivo de mi equipo es impresionante. A mí me emociona tanto ver a Villa o a Messi correr para anular un ataque del rival que cuando meten un gol, de verdad. Somos grandes por la suma de responsabilidades individuales. Sin el trabajo defensivo, no generaríamos ocasiones de gol. No solo en el área contraria. Este equipo tiene mucho curro.
P. Dicen que usted es antes futbolista que portero.
R. Considero que la llegada de Guardiola ha generado que el Barça diseñe el portero del futuro. En mi época formativa, aprendí a salir del área porque el sistema de Cruyff pedía un portero más adelantado. Ahora cualquier infantil o cadete juega el balón como un centrocampista. El portero perfecto no existe, pero hemos sentado las bases del portero del futuro.
P. El referente será usted.
R. Estaría orgulloso si así fuera... A los porteros ya no solo se nos exige parar. Hay que estar atento a la espalda de los defensas. Debes ser casi un central. Eso hace que el equipo aumente la confianza en ti, que ya no te vea como un tipo que viste diferente y la juega con la mano. sino como uno más. El concepto del portero que sale al campo a parar los chuts del rival ha desaparecido. Hacemos mucho más. Hay días que participo más en el juego con los pies que con las manos, pero estoy acostumbrado. Me chutan desde fuera del área en contadas ocasiones. La mayoría de los ataques suelen ser en uno contra uno, pero estoy acostumbrado a vivir al filo, al borde del precipicio.
P. ¿Es acercarse demasiado al precipicio vérselas frente al Madrid cuatro veces en 20 días?
R. De momento, que yo sepa, no estamos clasificados para las semifinales de la Champions. Ese derecho a jugar las semifinales todavía nos lo tenemos que ganar. Hay que ir a Donetsk y pelear contra el Shakhtar. Luego, ya veremos. A partir de ahí, jugar contra el Madrid siempre es algo intenso. Más lo sería, lógicamente, jugar cuatro veces casi consecutivas. Pero es un reto muy bonito. El míster, en su día, nos dijo que la historia nos irá poniendo retos. Bien, estoy de acuerdo: este es un reto más. Si queremos seguir haciendo historia, tendremos que superar también esta prueba.
P. ¿Qué le dice el Bernabéu?
R. El Bernabéu es un campo muy complicado. Me transmite sensación de trabajo. Al margen de haber ganado o de haber perdido, pensar en el Bernabéu me genera la idea de dificultad, trabajo, esfuerzo... Yo voy al Bernabéu y sé que me va a tocar trabajar mucho porque el rival lo exige. No te da ni un respiro. Por ejemplo, siempre ha tenido muy buena estrategia. Y, cuando pega en la contra, hace daño. Así que no puedes relajarte ni siquiera cuando el balón está en su campo.
P. ¿Es el Madrid un equipo de dos áreas?
R. Hombre, eso sería negarle el talento a Xabi Alonso, por ejemplo. Yo creo que tiene una participación enorme en su juego. Pero es cierto que al Madrid siempre le ha gustado dejar gente descolgada y lanzarla rápidamente. Son especialistas, pero tiene un buen medio campo, aunque jueguen muy directos.
P. ¿Qué le exige ese juego tan directo al portero?
R. Precisamente, atención. En especial, al descolgado. El descolgado siempre tiene que estar vigilado para que no activen contras. Por ejemplo, a Cristiano le das espacio y... vete preparando. Cuanto menos espacio tenga, mejor. Es un jugador con un talento especial, como Messi. Es difícil pararlos.
P. Siempre le ha preocupado mucho el golpeo de Benzema.
R. Yo lo veo como portero y, para mí, es uno de los jugadores con mejor golpeo en la definición que he visto porque nunca sabes... Tiene muchos registros. Por eso es complicado, por imprevisible. Es que son muy buenos. Mire la zurda de Di María. Me parece espectacular lo rápido que la activa. Y es muy desequilibrante. Para mí, ha sido un fichaje espectacular. Özil y él han sido dos grandes fichajes.
P. Alguno de sus compañeros asegura que jugar contra el Madrid es la mayor motivación profesional. ¿Le ocurre a usted lo mismo?
R. A mí lo que me pone es ganar al Madrid. He tenido la suerte de ganar algunos clásicos, aquí y allí, y es un subidón importante. Ganar al Madrid es muy grande. En parte, por la rivalidad, pero también por lo que supone. Es uno de los mejores equipos del mundo. Así que resulta un premio tremendamente gratificante.
P ¿El 5-0 de la primera vuelta le hace más peligrosos?
R. En sus cabezas estará intentar ganar, independientemente de lo que pasó entonces, aunque no les gustara nada esa derrota, es normal. Será una motivación extra para ellos. Pero nosotros vamos a lo mismo, a intentar ganarles. No sabemos jugar de otra manera. Ni en el Bernabéu ni en ningún sitio. Pero en el Bernabéu, menos, claro. A nosotros no se nos da bien especular, no sabemos. Mire el otro día con el Shakthar. Con 3-0 seguíamos buscando más. Por eso seguramente ganamos 2-6 en el Bernabéu. No sabemos jugar de otra manera. Y el día que tienes un poco de suerte caen cinco. Otras veces quedas 1-0, pero la idea no varía. Para nosotros, todo pasa por el juego.
P. ¿Hasta qué punto depende de Messi el juego del Barça?
R. Muchas veces se le mide por las jugadas maravillosas y los goles y eso oculta los detalles. Es un jugador que de un detalle crea un mundo y que trabaja para el equipo, viene a buscar, genera espacios, recupera... A él lo que le gusta es marcar goles y, por su carácter campeón, quiere meterlos, pero él sabe lo mucho que ayuda al equipo y estoy seguro de que ha aprendido a disfrutar también de esa faceta de su juego. Yo, al menos, le veo muy feliz. Pero creo que Leo es tan importante para el equipo como el equipo lo es para él. Escuchas sus declaraciones y está claro.
P. ¿Cuál es su ritual para un partido como el del sábado?
R. El mismo que el de cualquier otro día. En el vestuario hago ejercicios de calentamiento, me vendo el meñique de la mano izquierda y el anular porque, al ser diestro, en la izquierda tengo menos tacto y es más fácil torcerte los dedos.
P. Ese meñique tiene muy mala pinta...
R. En su momento, debí entablillármelo y no lo hice. Ahora ni lo puedo poner recto ni lo puedo doblar del todo. Está así, abollado. Pero no me molesta.
P. ¿Qué hace diferente el Bernabéu de cualquier otro estadio?
R. (Piensa) El césped. Es rapidísimo. Los remates abajo son complicadísimos. El bote en los tiros sale escupido, muy veloz. Si, es un césped muy particular.
P. Llegados a este punto del calendario, ¿es posible ganar cuatro partidos seguidos al Madrid?
R. De momento, vamos a tratar de ganar el del miércoles y... ya veremos. Pero, sí, es posible ganarlo todo. Desde el máximo respeto al rival y la dificultad que entraña jugar contra un equipazo así. Ahora no descarto nada. Estando vivos, no. Como dice Pep, este año, el ridículo ya no lo hacemos, pero, ya que estamos ahí, vamos a por todo. Es el último esfuerzo, ya no cuesta, compites por pura inercia...
P. ¿Se ha hecho larga la temporada?
R. Se ha hecho intensa. Ha sido muy intensa.
P. ¿La ha hecho Mourinho especialmente complicada?
R. Mou la ha hecho muy mediática, lo que es él. Ha aprovechado el poder de transmisión del Madrid, como esperábamos, porque es su manera de actuar, su manera de ser. Nosotros no entramos en esa historia. Estamos muy al margen. Él juega sus cartas. Y nosotros, al fútbol.
P. Y usted, además, practica el windsurf.
R. Cada vez que puedo, sí. En el verano, mi esposa sabe que hay escapada a algún spot. Este año vamos a Bonaire, en las Antillas holandesas, y, por supuesto, pasaré a ver a mis amigos de Fuerteventura, la gente de Sotavento. Pero para eso aún queda un mes lleno de retos que superar. Pero, sí, me encanta el windsurf, el mar. Pero también la montaña. Me gusta estar en contacto con la naturaleza. Me da vida.
P. Por eso su hijo lleva el nombre de Dylan: hijo del mar, en gaélico.
R. Sí, por eso. Es un fenómeno. Estaba en el pediatra con él cuando Iniesta me envió un mensaje para decirme que iba al Mundial. Vivió en la tripa de su mamá la final de Valencia, la de Roma... ¡Es mi talismán! Y no sabes lo culé que es. El día de partido, su madre le pone la camiseta del Barça y, aunque es muy pequeño, ya grita "¡Barça, Barça Barça!". Le gusta mucho venir al campo. Es del Barça a muerte, como su padre.
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