Zapatos para la igualdad
La feminista keniana Ann Njogu alaba en Alicante los adornos masai de Pikolinos que permiten a 1.000 mujeres ganar dinero
Mil mujeres masai mara, en Kenia, viven un poco mejor porque ganan algo de dinero. Y lo consiguen porque trabajan, cortando piel para fabricar adornos para los zapatos de la próxima colección de Pikolinos. "Las mujeres son muy importantes en nuestra sociedad, pero no tienen poder ni dinero", confesó Ann Njogu, defensora de los derechos humanos y presidenta de CREAW (Centre for Rights Education and Awareness). Con iniciativas de comercio alternativo "pueden atender mejor a sus hijos, e incluso comprar vacas".
En algunas aldeas africanas estas mujeres han creado un fondo común para la atención médica de sus vástagos. "Ahora no tienen que esperar a los turistas para conseguir una propina", admite Rosa Escandell, presidenta de la Asociación de Desarrollo, Comercio Alternativo y Microcrédito (Adcam).
Njogu: "Las mujeres tienen derecho a una vida digna"
La CAM financia en Kenia una escuela para 300 niños
Ann Njogu, que recibió de la mano de Hillary Clinton y Michelle Obama el premio Mujer Coraje de EE UU 2010 por su labor en defensa de los derechos humanos y por su lucha contra la corrupción en Kenia, ofreció ayer una conferencia en el espacio Camon del Centro Cultural de las Cigarreras de Alicante. Allí, habló de la situación de la mujer en su país. De como el 80% de las mujeres kenianas trabajan, pero solo reciben un 10% de las ganancias, y solo un 2% tiene alguna propiedad a su nombre. La pobreza también se ceba más con ellas, el 60% de los pobres son mujeres, y otro dato: por cada 100.000 madres que dan a luz, 400 mueren. "Las mujeres tienen derecho a una vida digna y segura", aseguró Njogu, quien, pese a la frialdad de las estadisticas, considera que "estamos viviendo tiempos interesantes y nos esperan grandes cosas".
Las aldeas masai son sociedades patriarcales en las que las mujeres "no controlan el dinero, sufren violencia y tienen problemas para acceder a la sanidad", dijo esta mujer, de 46 y de mirada nítida, cuyo papel fue clave en la aprobación de la Ley contra los delitos sexuales en Kenia y en la reforma de la constitución, aprobada el año pasado, que recoge avances sustanciales en los derechos de las mujeres. El otro gran reto es la educación. En la reserva nacional masai mara de Kenya, Caja Mediterráneo ha donado 25.000 euros para abrir una escuela en la que aprenderán a leer 300 niños. Las clases empezaron en enero, y está previsto construir una residencia para los niños procedentes de aldeas lejanas.
Y sobre la violencia machista Njogu cree que el origen es la masculinidad negativa. "Ellos expresan su poder con violencia, por eso hay que inculcar la masculinidad positiva". Y en España considera que Ley contra la Violencia de Género "es necesaria y positiva, pero no suficiente".
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