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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Joseph Flom, el abogado que lanzó las grandes fusiones

Su despacho revolucionó el paisaje empresarial de EE UU

Hay un motivo por el que los grandes matrimonios corporativos se anuncian los lunes. El fin de semana suele ser un buen paréntesis en el frenesí de Wall Street para que la tropa de abogados de las empresas cierre los últimos flecos de la operación. Y en eso, Joseph Flom era el maestro. Fue una de las figuras que transformaron la forma de orquestar estas alianzas multimillonarias.

Flom murió la mañana del pasado miércoles en Nueva York a los 87 años de edad. Aunque su nombre pueda pasar desapercibido para el ciudadano común, este abogado y filántropo fue una figura prominente durante el boom de las ofertas de adquisición (OPA) hostiles que se vivió en EE UU durante los años ochenta. Era conocido como El Arquitecto por las técnicas legales que usaba.

Algunos ejecutivos le pagaban por adelantado para no enfrentarse a él

Era el individuo en el que confían las empresas cuando deciden acometer las complejas transacciones clave para su futuro, expandir sus negocios o sobrevivir. Pero Flom fue más allá, al ser uno de los primeros que convenció a las corporaciones de la importancia de embarcarse en una estrategia de fusiones y adquisiciones. Y con esa visión cambió la práctica del derecho corporativo en todo el mundo.

Flom nació en diciembre de 1923 en Baltimore, aunque se crió en el barrio neoyorquino de Brooklyn. Tras servir en el Ejército, estudió leyes en Harvard, donde se graduó en 1948 entre los primeros de su clase. Al terminar sus estudios, se sumó a Skadden Arps. Seis décadas después, la revista de Derecho The American Lawyer le consideró uno de los abogados del siglo.

Otros grandes despachos y banqueros reconocieron de inmediato la importancia de lo que hacía. "Fue una fuerza dominante del juego" legal en el mundo de los negocios, cuenta Robert Slater en el libro The Titans of Takeover [Los titanes de las OPA]. Los grandes ejecutivos le pagaban por anticipado para que estuviera de su lado.

Joe Flom era un gran compañero de batalla y estratega. Pero también un formidable y muy temido adversario. Dominaba tanto su terreno, que lo primero que preguntaban los encargados del arbitraje en estas operaciones era de qué parte estaba Joe. Su última gran intervención fue la que permitió al gigante cervecero belga InBev hacerse en 2008 con el control de Anheuser Busch por 52.000 millones de dólares (32.700 millones de euros).

Pero lo que le hizo célebre fueron operaciones anteriores. No tanto por la cuantía, sino por cómo lo hacía. Antes del boom de la OPA hostil, todo era amistoso. Esencialmente, los accionistas decidían con los gestores qué pasos se iban a seguir. Hasta que Flom entró en acción. En 1969 defendió a Chemical Bank de la tentativa de compra que lanzó Saul Steinberg.

Pero la primera gran operación con la que legitimó las OPA hostiles data de 1974, cuando guió a la canadiense International Nickel para hacerse con ESB, entonces el mayor fabricante de baterías para coches del mundo. Ahí alteró la manera en la que los ejecutivos ven su entorno y les abrió una nueva vía para invertir su efectivo, conforme fue cimentando su prestigio.

Joe Flom manejó en 1985 la negociación que permitió a Ron Perelman comprar Revlon por un montante que terminó cerca de los 2.700 millones de dólares de la época. También guió en 1998 la fusión de Digital Equipment y Compaq, considerada entonces como la mayor operación en el sector de las nuevas tecnologías. Y en 2005 cerró la alianza de May Department Stores con Federated, por 11.000 millones.

Joe Flom llevó así el capitalismo al terreno legal. Y gracias a su ambición, tácticas, carisma y reputación, consiguió construir una cartera muy sólida de clientes fijos, entre los que aparecen figuras prominentes del mundo empresarial como James Goldsmith y el magnate petrolero Thomas Boone Pickens.

Flom era el último superviviente del grupo de cuatro letrados que fundó el poderoso bufete neoyorquino, un gigante con oficinas en 24 capitales, 1.900 abogados y 2.100 millones de dólares en ingresos en 2010. Donó gran parte de su fortuna. Junto a su mujer, Judi, financió la instalación el pasado verano de 60 pianos por las calles de Nueva York.

Joseph Flom.
Joseph Flom.AP

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