El agujero del grupo Sacresa se ahonda hasta los 545 millones
El desequilibrio cuadruplica el declarado por la empresa
Una decisión de calado a destiempo dio la estocada a un gigante inmobiliario. La compra de Metrovacesa en 2006 gestó la insolvencia de Sacresa, que entró en concurso de acreedores el pasado 14 de julio tras no lograr un convenio anticipado. Según el informe de los administradores concursales, el agujero de las cuatro empresas del grupo catalán que suspendieron pagos se agranda hasta los 544,6 millones, frente a los 119 millones que declaró cuando tuvo que pedir la tutela judicial. La compañía de la familia Sanahuja debe reformular ahora su plan de viabilidad antes de presentar un convenio para salir del proceso judicial.
Cuatro empresas del grupo Sacresa, dos de las cuales eran sobre todo tenedoras de acciones de Metrovacesa, solicitaron el concurso de acreedores con una deuda de 2.635 millones. Según el informe al que ha tenido acceso este diario, el pasivo concursal es ahora de 1.237 millones, de los cuales 884,2 son deuda bancaria. La inmobiliaria se ha zafado de casi la mitad de los compromisos que tenía con la banca acreedora en 2008, de 1.636,9 millones, gracias sobre todo a las operaciones de dación en pago alcanzadas. Además, Sacresa tiene deudas con la Agencia Tributaria de 43,7 millones y con la Seguridad Social de 94,5 millones. Este diario ha intentado hablar con la compañía, sin éxito.
El informe detalla que el grupo tiene una masa activa de 692,6 millones -frente a los 847,4 millones que declaró en julio- y un pasivo de 1.237,2 millones. El fondo de maniobra, que indica la capacidad de la empresa para desarrollar sus actividades corrientes, arrojaba en diciembre de 2009 unos números rojos de 945,5 millones. Tras presentar el concurso, Sacresa presentó un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que suponía la extinción de 35 contratos, la suspensión de 18 durante 12 meses y la reducción de jornada de 69 empleados durante un año. Entre los fiascos de la compañía figuran operaciones fallidas en Polonia y Ucrania, o la participación en el aeropuerto de Ciudad Real (con un 5,68%), en concurso. Sacresa también disponía de dos aviones, que le costaron 65 millones, para los desplazamientos de sus consejeros.
Sin embargo, la operación que precipitó la caída del grupo fue la compra de Metrovacesa, la primera inmobiliaria española. Los Sanahuja lanzaron una opa en marzo de 2006, para lo que requirieron de un préstamo sindicado de 1.400 millones. En 2008, cuando arrancó el derrumbe del sector, Sacresa debía 5.858 millones y tuvo que ceder el control de Metrovacesa a la banca acreedora, aunque aún conserva el 17,5% del capital de la inmobiliaria.
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