Connery planta al juez de Málaga
El actor, imputado en una trama corrupta en Marbella, alega problemas de salud
Sean Connery faltó ayer a su cita con la justicia española y dejó con la miel en los labios a medio centenar de periodistas -la mitad de los que congregó la víspera Isabel Pantoja- que le esperaban en las puertas de los juzgados de Marbella (Málaga). El actor escocés, salpicado por una trama de corrupción urbanística, presentó a principios de esta semana un escrito a través de sus abogados en el que alegaba "motivos de salud" derivados de su avanzada edad -80 años- y falta de tiempo para preparar el viaje desde su residencia en Nassau (Bahamas), conocido paraíso fiscal.
El magistrado que instruye el llamado caso Goldfinger, Ricardo Puyol, titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Marbella, había citado ayer a Connery y a su esposa para declarar como imputados por la reca-lificación irregular de los terrenos de la antigua mansión marbellí del intérprete, llamada Malibú. En estos terrenos se podían construir cinco chalés, pero, tras su venta por el matrimonio Connery, en ellos se levantaron 70 apartamentos. Los cambios en el uso del suelo supusieron unas pérdidas de 2,7 millones para las arcas públicas de Marbella. La investigación de los convenios urbanísticos que permitieron esta operación llevaron a unas sociedades de las que la justicia sospecha que pertenecen al matrimonio.
El juez Puyol ha dado por buenas las alegaciones del actor, que ha incluido a su esposa, de 81 años, en el escrito y ha mostrado su voluntad de colaborar en la investigación judicial. Por ello, el magistrado ha decidido que sea interrogado en su residencia de Bahamas a través de una comisión rogatoria. Este mecanismo consiste en pedir permiso a las autoridades del país receptor para efectuar trámites judiciales de otro Estado en su suelo. El magistrado español deberá concretar, previsiblemente la semana que viene, cómo efectúa el interrogatorio del matrimonio. Puyol, o el secretario de su juzgado, podrían desplazarse a la isla caribeña, o bien puede pedir a las autoridades judiciales de allí que el actor responda ante ellos y luego les remita las respuestas.
Los Connery mantuvieron su residencia en primera línea de playa en Marbella desde los años setenta hasta 1998. Ese año, hartos de los trapicheos urbanísticos del entonces alcalde Jesús Gil, que construyó un bloque de cinco plantas al lado de su casa, y del acoso de la prensa rosa, Sean y Micheline Connery vendieron Malibú por siete millones de euros.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.