Una dama de vida agitada
Se presenta en Valencia un retrato, al parecer de la emperatriz Isabel de Portugal, atribuido a Tiziano y valorado en 70 millones
Su vestido, de terciopelo verde oscuro, con bordados de oro y plata, y perlas en un escote cuadrado, propio de los retratos funerarios, le dan un estilo distinguido y recatado. Y su postura hierática, sentada y de perfil, tampoco permiten entrever la agitada vida que ha llevado la obra en sus cinco siglos de vida, con un presumible pasado ilustre, una vida palaciega, varios robos y un incendio en su historial. La dama veneciana, un cuadro de mediano formato presentado ayer en Valencia, se postula como el último hallazgo en las obras pintadas por el maestro italiano del renacimiento Tiziano Vecellio. Pero su pasado revela una historia llena de misterio, agitación y bastantes claroscuros.
La obra se compró en 1940 en un anticuario de Valencia
Tiziano realizó varios retratos de Carlos V y de la emperatriz
Ricardo Beleret, presidente de la Modern Art & World Solidarity Fundation, que apadrina el cuadro, desgranó ayer, tras la llegada de la obra en un furgón blindado a la galería Valencia Galery, donde podrá ser visitada bajo invitaciones privadas durante dos semanas, la agitada historia del cuadro, abierta a especulaciones, y explicó los indicios que permiten atribuir la presunta autoría del pincel.
El análisis de los pigmentos y la datación del cuadro lo sitúan como una obra salida de los talleres de Venecia alrededor de 1535. Y los expertos consultados especulan con que se trata de uno de los retratos de Tiziano (Pieve di Cadore, 1477-Venecia, 1576) a la emperatriz Isabel de Portugal, esposa de Carlos V. De hecho, el pintor realizó numerosos retratos tanto del emperador como de su mujer, algunos de ellos desaparecidos. Así, en el Museo del Prado destacan tanto el cuadro Carlos V a caballo en Mühlberg (1548), como el retrato de La emperatriz Isabel de Portugal (1548), que acompañó al emperador en su retiro en Yuste.
La dama veneciana, según la tesis defendida ayer, sería un retrato de madurez de la emperatriz realizado post mórtem (también el del Prado, pero en este caso basado en una Isabel casi adolescente). La postura, de perfil absoluto, típica de este tipo de retratos, apuntala esta teoría y al parecer se tomó como modelo un medallón.
La obra la compró en un anticuario de Valencia en 1940 Vicente Aznar (padre de la actual propietaria, y director administrativo del diario Las Provincias). Sufrió un robo en 1991 y no fue rescatada hasta 1999. Y se apunta a que perteneció a las Colecciones Reales, puesto que su numeración, 138 en letras blancas, coincide con la usada en los inventarios del Casón del Buen Retiro. Los daños sufridos por el lienzo también apuntan a un incendio, puede que el del Palacio de Oriente de 1734.
De ser todo cierto, la importancia del posible autor y la realeza de la retratada darían un gran valor al cuadro, cuyos defensores cifran ahora en 70 millones de euros. Las peritaciones de los expertos y el bolsillo del futuro comprador serán los que den validez a la teoría. Se abre la puja.
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