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Reportaje:Primer plano

Se abre el baile de fusiones

Las grandes empresas salen de compras con el dinero acumulado durante la crisis

Que pregunten a los accionistas de 3PAR si están contentos. La firma estadounidense especializada en gestión de datos se colocó hace unas semanas en el centro de una intensa batalla por su control, librada entre los gigantes HP y

Dell. Resultado: en unos días se duplicó el precio de sus acciones, mientras en el parqué se preguntaban qué tenía de especial esta empresa para desatar tal frenesí.

Es, quizá, el mejor ejemplo de la furia que se ha vivido en el ámbito de las fusiones y adquisiciones durante uno de los veranos más intensos que se recuerdan en Wall Street. HP ya venía de adquirir Palm, fabricante de móviles de última generación, y acaba de sumar a su cesta de la compra a ArcSight, especializada en seguridad informática.

El aumento de las operaciones es una señal clara de que lo peor ha pasado
Los préstamos a las empresas crecen, y además, a bajos tipos de interés
En la banca la concentración está siendo lenta y selectiva
Las nuevas normas obligan a las empresas a vender ciertos activos

Intel también dio la nota con la adquisición del antivirus

McAfee. Por no dejar de citar la megaoferta de la minera australiana

BHP por la canadiense Potash, la mayor fabricante mundial de fertilizantes, o la de Rank Group, conocida por Reynolds, sobre la firma de embalajes Pactiv.

Cumplidos dos años del colapso financiero que dio lugar a la mayor crisis económica en 80 años, parece que la actividad de fusiones y adquisiciones de empresas toma cuerpo a escala planetaria. Todo ello, a pesar de la lentitud con que se recupera la economía de EE UU.

Según cifras de Thomson Reuters, las fusiones y adquisiciones crecieron un 21% en todo el mundo durante el tercer trimestre de este año, una intensidad desconocida desde el mismo periodo de 2008. Las operaciones anunciadas en los nueve primeros meses de 2010 ascienden a 1,6 billones de dólares, frente a los 1,4 billones del mismo periodo de 2009. Europa, sin embargo, no se ha sumado a la fiesta. Entre enero y septiembre se han anunciado en el Viejo Continente fusiones y adquisiciones valoradas en 421.000 millones de dólares, un 5,8% menos que en el mismo periodo del año anterior.

La actividad se nota sobre todo en el sector de la energía y las materias primas, con operaciones que rondan los 200.000 millones de dólares en lo que va de 2010. También es intensa en el sector de la salud, con matrimonios empresariales anunciados este año por un valor próximo a los 80.000 millones, según el banco de inversión DealLogic. Le sigue el tecnológico, con unos 60.000 millones. En la industria financiera las cosas no van tan rápido, con transacciones por valor de 30.000 millones, pero ahí se espera un repunte conforme el marco regulador se aclare.

Hay varios factores que explican este nuevo ciclo. Uno, como señala la consultora McKinsey, es la misma debilidad económica, que obliga a las empresas a buscar vías que le permitan mejorar la eficiencia de sus operaciones, elevar sus beneficios y satisfacer a los accionistas. Cuando se trata de crecer, la absorción de compañías rivales es la alternativa más recurrente en este clima de incertidumbre.

Hacía tiempo, dicen en Wall Street, que las compras estratégicas no eran tan prometedoras. Y se usa otro argumento de peso para explicarlo: las grandes corporaciones acumulan grandes cantidades de efectivo en sus reservas, que pueden combinar con la deuda y las acciones propias para financiar sus operaciones.

Hace dos meses, Standard & Poor's calculó que las compañías no financieras de su índice bursátil acumulaban 837.000 millones en efectivo, lo que representa un incremento del 26% respecto a 2009. Uno de los titanes que ya ha dicho que va a empezar a gastar dinero es el fabricante estadounidense de maquinaria Caterpillar. Y dice que lo mejor es hacerlo cuando la recuperación es aún incipiente.

La puja por Potash refleja el empuje de las fusiones en el sector de las materias primas. Y aquí, economías emergentes como China, India o Brasil desempeñan un papel clave. En paralelo, la población mundial crecerá un 30% de aquí a 2050, lo que, junto a la mejora de la calidad de vida, alimentará la demanda de energía, minerales, agua y alimentos.

El primero que se mueva, dicen en Barclays, "jugará con ventaja". Es cierto que el precio de las acciones de compañías cotizadas no están tan bajos como en 2009, pero su valor sigue a un nivel razonable, y hay gangas. "Es el momento justo para llegar a pactos", señalan desde Peak Capital Investment Services.

Lo que más anima el mercado es que este incremento en la actividad de fusiones y adquisiciones es una clara señal de que lo peor ha pasado y de que los gestores empiezan a recuperar la confianza tras dos años de crisis. A esto se suma el hecho de que se están relajando las condiciones para acceder a préstamos corporativos, como subrayó la Reserva Federal.

"El crédito está ahí", señalan desde la firma Simpson, Thacher & Barlett. "Hay más dinero disponible que hace años y va acompañado de bajos tipos de interés". Y si a esto se suma un mercado de acciones menos volátil que en meses pasados, se hace más atractivo para las compañías llegar a acuerdos de fusión.

La actividad de fusiones y adquisiciones suele repuntar, según los analistas de Bank of America, cuando existe la creencia de que la recuperación está ahí. "No es que la recuperación esté garantizada, pero el incremento de estas operaciones es un barómetro de cómo están las cosas", añaden desde la entidad, donde no pierden de vista 2011 y 2012.

Atendiendo a todo esto, los analistas de JP Morgan Chase ya anticiparon en primavera que en un plazo de tres a seis meses se vería un repunte en los anuncios de matrimonios corporativos. Y de momento se cumple. "Conforme la economía se refuerce y el acceso al capital mejore, con el añadido del efectivo acumulado, las compañías empezarán a usarlo", auguraron.

Para identificar a los potenciales compradores, los analistas se fijan en las empresas que tienen una posición de liderazgo en un mercado maduro, donde las posibilidades de expansión son limitadas. Estas firmas podrían estar interesadas en compañías que se distinguen competitivamente en un negocio con alto potencial de crecimiento y que pueden integrar con facilidad.

Siguiendo esta lógica, Skype podría ser objeto de una oferta de compra. Entre las firmas que podrían estar interesadas se encuentran Cisco Systems,

Microsoft y Verizon. La firma tecnológica, que estuvo controlada por

eBay, es líder en el negocio de telefonía a través de Internet. La veda podría abrirse en cuanto empiece a cotizar en Wall Street, o, incluso, antes.

Lo mismo podría pasar con Neflix, la compañía que ha cambiado en EE UU el negocio de alquiler de películas. En las quinielas aparece hasta Research In Motion. El fabricante de Blackberry podría verse hermanado con Microsoft o Nokia para sumar fuerzas ante el empuje de Apple y de Google en el mercado de los teléfonos interactivos.

Según el banco de inversión Lazard, hay otro factor que explica estos movimientos y que es determinante en el caso del sector financiero, donde la consolidación está siendo lenta y selectiva. No solo es que haya muchas empresas objetivo, es que, por cuestiones reglamentarias, las grandes firmas están desprendiéndose de activos y aprovechando la crisis para redefinir su posición.

Es el caso de la aseguradora American International Group (AIG), que para devolver la enorme cantidad de fondos públicos que se inyectaron para mantenerla a flote está vendiendo unidades de negocio. Además de conseguir efectivo, AIG busca reposicionarse en determinadas líneas. También lo hace la petrolera BP, tras el vertido en el golfo de México.

Las adquisiciones sirven, por tanto, para mejorar la rentabilidad de una compañía, como estrategia para retirar el exceso de capacidad, para acelerar el acceso al mercado o para dotarse de tecnología y de profesionales de una manera más rápida y barata.

Pero no todos los analistas ven en esta oleada de fusiones y adquisiciones una buena señal. Primero, recuerdan que hay muchos ejemplos de pactos que acaban sido un gran error, como la alianza entre TimeWarner y AOL. Y segundo, creen que esta montaña de capital debería estar siendo utilizada para invertir en equipamiento y en contratar a las personas que despidieron durante la recesión.

De hecho, con la gran cantidad de efectivo que acumulan las empresas no financieras de Estados Unidos se podría pagar un salario anual de 70.000 dólares a 2,4 millones de personas durante cinco años. Uno de los argumentos que se utilizan para justificar esta situación es la incertidumbre fiscal, los costes sanitarios y los cambios normativos introducidos por la Administración de Obama.

Es esta doble incertidumbre económica y reglamentaria la que, según Citigroup y Morgan Stanley, puede forzar a muchas empresas a pensárselo dos veces antes de ponerse a lanzar ofertas de compra. Son los más cautos, por eso creen que los acuerdos que se anuncien en los próximos meses entrarán más en la categoría de "lo que tenemos que tener" que en la de "lo que nos gustaría tener". La clave, apunta, está en la confianza.

Retomando el primer argumento, es cierto que las fusiones pueden potenciar los ingresos de una compañía en tiempos de debilidad económica. Y pueden ser muy lucrativas para los bancos y los abogados que tejen los acuerdos. Pero también pueden dar lugar a más destrucción de empleo al aprovecharse las sinergias para evitar duplicidades. -

Estadio Qwest Field, en Seattle, promovido por el cofundador de Microsoft y financiero Paul Allen.
Estadio Qwest Field, en Seattle, promovido por el cofundador de Microsoft y financiero Paul Allen.

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