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TEST DE RESISTENCIA | Laboratorio de ideas | BREAKINGVIEWS. REUTERS

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A nadie le gusta que le obliguen a hacer una aclaración. Pero esa es la desafortunada posición en la que se encuentra el Comité de Supervisores de Bancos Europeos (CSBE), que llevó a cabo las recientes pruebas de resistencia a las entidades de Europa. El organismo se ha visto obligado a aclarar qué metodología ha empleado. Aunque los resultados no variarán, el episodio difícilmente contribuirá a la confianza en los prestamistas europeos.

Los inversores eran muy conscientes de que las pruebas no eran tan estresantes. Al descartar explícitamente la posibilidad de una suspensión de pagos soberana, los reguladores permitieron a los bancos hacer caso omiso de las posibles pérdidas de una elevada proporción de sus carteras de bonos del Estado. Pero lo que redime a las pruebas fue que obligaran a los bancos a revelar en detalle sus bonos soberanos, lo cual ofrecía a los inversores la información necesaria para tomar sus decisiones. Ahora incluso eso resulta dudoso.

Como parte de las pruebas, se pidió a los bancos que declararan su riesgo bruto y neto a la deuda de los países europeos. Pero el CSBE se ha visto obligado a reconocer que la revelación del bruto no era tal. La orientación proporcionada por el CSBE a los supervisores nacionales, que no se hizo pública, permitió a los prestamistas declarar riesgos plasmados en sus libros de comercio una vez deducidas las posiciones cortas de compensación.

En determinados casos, esto supuso una gran diferencia en los números que aparecieron. Después de la prueba de resistencia, Barclays anunció que su riesgo bruto a los bonos soberanos italianos a finales de marzo era de 787 millones de libras. Pero los resultados del banco británico en el primer semestre demostraban que su riesgo con respecto a Italia a finales de junio -excluyendo cualquier posición de compensación- en realidad era de 8.600 millones de libras.

Técnicamente, la postura del CSBE es más o menos defendible. Puede alegar que pidió a los bancos que revelaran su exposición a la deuda soberana y no sus participaciones totales. Sin embargo, esta distinción no quedó nada clara en su momento. Los inversores que, comprensiblemente, dieron por sentado que las cifras brutas reveladas en las pruebas de resistencia lo incluían todo tienen el derecho a sentirse estafados.

La aclaración no cambiará los resultados de las pruebas, pero socava uno de los argumentos principales del CSBE: que los informes que ha desencadenado la maniobra mejorarán la transparencia del sector bancario europeo y su confianza en él. El reciente nerviosismo de los mercados indica que ya ha desaparecido cualquier efecto positivo que pudieran haber tenido las pruebas. -

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