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MÚSICA

Las cuerdas enlazadas de Dave Holland y Pepe Habichuela

Tres años de encuentros y conciertos repartidos por el calendario y el territorio nacional han dado su fruto jugoso en forma de disco. En él se percibe cómo el tiempo ha madurado y perfilado las formas, pero también se constata que la semilla ya estaba puesta desde 2007, año en el que el contrabajista inglés Dave Holland y el tocaor granadino Pepe Habichuela lograron hacer un hueco en sus agendas para pasar unos días juntos en Sevilla, intercambiar músicas y ensayar para ofrecer el primero de una serie de conciertos que desembocan ahora en esta grabación, Hands, editada en el sello de Holland (Dare2 Records) y distribuido por Universal.

El deseo del inglés por tener una experiencia flamenca venía de lejos. Para su "flamenco project" -como lo bautizó en su página oficial-, Holland exigió "un músico de flamenco-flamenco", un maestro que le enseñase "de verdad" esa música. El nombre del guitarrista Pepe Habichuela se impuso por su indiscutible valor de tocaor de estirpe gitana, acompañante de los grandes cantaores y solista indispensable. Y, por hallar puntos en común con el inglés, líder de nuevas generaciones y protagonista también de una cierta vanguardia en su disciplina por, entre otras, haber mezclado su música con la hindú de The Bollywood String en el disco Yerbagüena. Cuando los dos maestros se encontraron en Sevilla, Holland no tardó en pedirle a Habichuela, durante una cena en un restaurante, que le mostrase el compás básico de distintos palos del flamenco. "Con su grabadora de bolsillo", relata Manuel Ferrand, técnico de la Consejería de Cultura Andaluza, testigo de los hechos e instigador del disco, "Holland recogía el sonido de los nudillos de Pepe sobre la mesa y por la noche lo transcribía disciplinadamente al pentagrama". Tan metódico proceder tuvo una consecuencia inmediata: al día siguiente, en el primer ensayo, el contrabajista era ya capaz de seguir al guitarrista en unas bulerías.

Pero no todo fue tan fácil, las seguiriyas, por ejemplo, le llevaron algún tiempo. Dificultades como las que pudo tener Habichuela con el tratamiento abierto de los temas en un combo donde él era solista, pero compartiendo protagonismo con un contrabajista de lujo cuyo papel no se limitaba a la de la sección de ritmo tradicional. Porque Holland se pasea por los temas flamencos con una campechanía y jovialidad despampanantes. Lo mismo solea por fandangos o por rumba que entra en las profundidades de la taranta dialogando con el guitarrista. Más allá del dominio del tiempo o de la sintaxis flamenca, el inglés sorprende porque logra expresar con las cuatro cuerdas esas sensaciones tan difíciles de definir como son la jondura o el pellizco. Y todo ello, en un escenario plenamente flamenco, en el que ha conseguido integrar dos composiciones propias, y con unas guitarras -la de Pepe Habichuela, pero también la de su hijo Josemi, con una función de enlace muy de valorar- que destilan las esencias de este arte. Préstese atención, si no, a los cortes en solitario de Habichuela, la media granaína o la soleá dedicada a su amigo Dave, donde luce su toque de escuela, en ocasiones ligado, siempre inspirado. Y lo más importante, ese sello no se diluye cuando se inserta en el grupo que ha arropado este feliz encuentro. Un sexteto que se completa con Carlos Carmona (guitarra) y Piraña y Juan Carmona (cajón y percusión), y que bajo la marca Dave Holland & Pepe Habichuela estará presente este verano en algunas de las principales citas de jazz europeas. -

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