CAM-Bancaja, Valencia-Alicante
Estimado Arturo:
Leo por la prensa que te despides de la Presidencia de la Cámara de Comercio de Valencia después de 15 años. Recuerdo cuando entraste en ese puesto "con carácter provisional" en 1995, al tener yo alguna responsabilidad con el sector de Cámaras de Comercio. Me hubiese gustado que este escrito pudiera ser solamente para expresarte mis mejores deseos para el futuro y, posiblemente, para valorar tu gestión de estos años. Pero ¡qué va!
Fiel a tu estilo directo, haces una despedida que a muchos no debe dejar indiferentes. Al menos a mí no me deja. Por muchas razones, pero especialmente por lo que respecta a las relaciones entre Alicante y Valencia y a tus opiniones sobre Caja Mediterráneo, su pasado, su futuro y la hipotética fusión con Bancaja.
Según opinas, "Alicante transfiere el temor a Valencia desde los colegios". ¡Venga ya! ¿Temor a qué? No conozco ninguna acción que se esté llevando a cabo en los colegios donde se atemorice a los niños con el coco de Valencia. Posiblemente el mayor temor que se pueda dar en estos colegios (por otra parte común, aunque en sentido inverso en Valencia) es a la ignorancia de los unos a los otros, hecho éste que, en una Comunidad como la nuestra, con la gran dispersión de la población y la importancia de las tres capitales de provincia, hace que la vertebración de las personas y las ideas sea tan escasa.
Es cierto que en el mundo empresarial cuesta trabajo ver iniciativas conjuntas que traten de poner en marcha proyectos comunes. Recientemente, un grupo de empresarios ponía en marcha lo que llamaba "un lobby valenciano para influir en la política de Madrid" donde, curiosamente, no había ni uno procedente de Alicante. No voy a dar lecciones a nadie, pero creo que, en todo caso, las malas o inexistentes relaciones que se dan entre las personas o las empresas de Valencia y Alicante no hay que atribuirlas solo a una de las partes. En todo caso, a los de Valencia habría que pedirles un poco más de modestia y generosidad al corresponderle la responsabilidad de la capitalidad, aunque como se ve, no del liderazgo.
Viene esto a cuento de tus comentarios acerca de la CAM y esa fusión frustrada que tú atribuyes a Alicante: "Si Camps fuerza la fusión, hubiese podido haber problemas muy serios entre Alicante y Valencia" dices, porque "el rechazo de Alicante a una fusión con Bancaja había sido brutal". Por mucho que me esfuerzo, no atino a ver dónde ha estado la brutalidad. Posiblemente no he estado en los mismos ambientes en los que ha participado Arturo Virosque.
Lamentablemente, creo que en todo caso, lo que no ha habido, si era eso lo que se deseaba políticamente (¿o no se deseaba realmente?) ha sido una falta de estrategia de política financiera para conseguirlo. Desde luego, duplicar las redes de sucursales en el espacio común, no era la estrategia más adecuada para recomendar posteriormente una fusión: y culpar de eso a la CAM es taparse los ojos ante la gran cantidad de sucursales que tiene Bancaja en Alicante, por recordar algún detalle.
Pero desde luego, lo que creo que son imperdonables (y te aseguro que no contribuyen un ápice al posible amor de Alicante por Valencia, al ser tú una persona representativa del cap i casal) son tus comentarios sobre la situación de la CAM como entidad y su relación con el Banco de España o con Caja Madrid. No reproduzco los mismos ya que considero que son improcedentes a todas luces.
Con el ánimo y la esperanza de que el entendimiento entre Valencia y Alicante pueda contribuir a fortalecer nuestra Comunidad en unos momentos tan delicados como los actuales, mucho me gustaría que fueras capaz de rectificar esas declaraciones que en nada contribuyen a la concordia y que lo único que hacen es echar leña a algo tan delicado como son los sentimientos. Por supuesto, a los aspectos financieros no creo que les afecte.
Deseándote lo mejor en tu nueva etapa.
Martín Sevilla es consejero de CAM y ex consejero de Industria, Comercio y Turismo de la Generalitat valenciana.
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