"Mi palabra no tiene precio"

Enérgico, enfadado, hasta desafiante, se mostró Mikel Astarloza el pasado 3 de agosto, cuando convocó una conferencia de prensa muy del estilo de algunas formaciones políticas para negar el dopaje por EPO que le atribuía el control, previo al Tour, efectuado el 26 de junio por el laboratorio de Madrid. "Juro que nunca he tomado nada", dijo marcando los huesos de su cara al hablar. El contraanálisis dice lo contrario al ratificar que hay restos de EPO en la orina de Astarloza correspondiente a la muestra b. Ahora es la propia Federación Española de Ciclismo la que debe ratificar o no el informe de la UCI y, en su caso, proceder a la sanción de dos años sin licencia y desposesión de sus triunfos, lo que abriría, sin duda, un largo periodo de recursos en el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) o incluso en la justicia ordinaria.

Tras dar positivo en el contraanálisis, el ciclista piensa incluso en la justicia ordinaria

Astarloza habló ayer, a través de un comunicado, para decir que es inocente y que se le acusa de un delito que no ha cometido porque no ha tomado sustancias prohibidas. También asegura que su palabra "no tiene precio" y que prefiere estar castigado dos años a reconocer algo que no ha hecho. Afirma que los abogados y su equipo, el Euskaltel, llevan una línea de trabajo para aclarar lo sucedido, demostrar su inocencia y limpiar su imagen que, "al parecer, va por buen camino". Además, el deportista se ha comprometido a comunicar públicamente los resultados de los estudios y análisis que le están realizando cuando sean "firmes y objetivos" y confía en hacerlo "en el menor plazo de tiempo posible". "Si reconociese haberme dopado, me reducirían la sanción a un año, pero nunca reconoceré un delito que no he cometido. Mi palabra no tiene precio. Prefiero estar castigado dos años a reconocer algo que no he hecho", recalca.

El Euskaltel "confía en la inocencia" de su ciclista y anuncia que "pone el asunto en manos de los abogados y técnicos para demostrar que es inocente". La situación es grave para el conjunto vasco, con dos positivos en la misma temporada (Iñigo Landaluce, por CERA, y Astarloza, por EPO) y cuatro más en su historia: Txema del Olmo en 2001; el entonces médico Jesús Losa, en 2004, acusado por David Millar; Aitor González, en 2005, por esteroides anabolizantes, y Aketza Peña, en 2007, apartado del equipo por nandrolona (el TAS, posteriormente, le declaró inocente por irregularidades en el control, efectuado en el laboratorio de Atenas).

El conjunto de Miguel Madariaga tiene firmado el patrocinio con Euskaltel hasta 2010, aunque cuenta también con importantes apoyos de las diputaciones forales. El triunfo de etapa en el Tour, precisamente de Astarloza, enderezó una temporada muy discreta que centraba toda su atención en la presencia del líder, Samuel Sánchez, en la Vuelta como uno de los candidatos al triunfo final. El caso Astarloza ha desequilibrado al equipo, un tanto despistado, aunque el corredor asturiano sigue contando entre los mejores a pesar de su caída y sus averías técnicas.