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Reportaje:Información privilegiada | Empresas & sectores

Contactos en serie para el diálogo social

Gobierno, sindicatos y patronal se han reunido siete veces desde finales de mayo

Miguel Ángel Noceda

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, zanjó cualquier duda durante su periplo africano. "No es el momento de una reforma laboral", sentenció ante la llegada masiva de recomendaciones sobre su necesidad. La última, por parte del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, que se unía a las del gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, y a algunos manifiestos de economistas que abundan en estos tiempos. Una cosa es predicar y otra dar trigo, vino a decir el presidente.

Zapatero hablaba desde Togo con total conocimiento del desarrollo de las negociaciones que los agentes sociales mantienen desde el 26 de mayo, unos días después de la cena que mantuvo en La Moncloa con los secretarios generales de UGT y CC OO, Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo, y el presidente de la patronal, Gerardo Díaz Ferrán. El objetivo es firmar el acuerdo, o al menos dejarlo listo, en el mes de julio, antes de que se echen encima las vacaciones de agosto.

Desde ese 26 de mayo y hasta el 25 de junio ha habido siete reuniones y muchos contactos. Mientras tanto, los líderes mostraban sus diferencias, fijaban posiciones y se tiraban los trastos a la cabeza sobre la urgencia o no de reformas laborales. Los encargados de meterse en harina han sido los secretarios de acción sindical de los sindicatos, Toni Ferrer (UGT) y Ramón Górriz (CC OO); los directores generales de la CEOE Enrique de la Lama y José de la Cavada, y por parte del Gobierno, el director de la Oficina Económica del Presidente, Javier Vallés; el director general de política económica, Juan Gradolph, y el secretario general técnico de trabajo, Esteban Rodríguez Vera. Además, se han producido dos reuniones bºilaterales entre sindicatos y patronal específicamente sobre negociación colectiva.

Antes de definir el perímetro de la negociación ha sido necesario retirar los puntos polémicos: no se ha incluido nada de nuevas modalidades de contratación ni cambios en el régimen de indemnizaciones, es decir, de abaratar el despido. Así que las negociaciones se han desarrollado en torno a cuatro temas: la protección al desempleo, las cotizaciones sociales, medidas para la reactivación económica y políticas de innovación. En paralelo, se ha discutido también sobre negociación colectiva, formación, movilidad, organización del trabajo, horarios, siniestralidad, servicios públicos...

En los dos primeros puntos de negociación existen todavía distancias, aunque en jueves se hicieron progresos. Por un lado, se alarga la protección al desempleo al menos seis meses, aunque los sindicatos prpoponían 12. Por otro, se han propuesto medidas que supone una reduccion de las cotizaciones sociales en medio punto, aunque los empresarios llegaron a proponer hasta cinco. Las otras dos partes corresponden al ámbito del Gobierno y van emparejadas a la puesta en marcha de un nuevo modelo productivo, centrado en nuevas tecnologías y desarrollo sostenible, con ayudas del ICO, entre otras cosas.

Las cuestiones que se tratan en estas negociaciones no entran ni se aproximan a lo que sería una reforma laboral. No supone ninguna modificación estructural del sistema y sí avances en el diálogo social. Al tiempo, tratan de impulsar reformas en la economía que signifiquen una mejora en el tejido productivo. En realidad, de lo que se trata es de enmarcar primero un patrón productivo y luego, si es preciso, abordar reformas laborales.

Precisamente en eso consistió el encargo de Zapatero a Jesús Caldera para la elaboración, desde la Fundación Ideas, de un documento sobre políticas laborales ante la crisis económica hace ya cuatro meses. El ex ministro de Trabajo puso en marcha la maquinaria contando con un grupo de expertos en el ámbito de la economía laboral y el derecho del trabajo; algunos de ellos, firmantes de los manifiestos de los 700 y de los 100. Las primeras conclusiones llevan a que el abaratamiento del despido y el contrato único no son la solución y que la destrucción de empleo se debe al modelo productivo y no al mercado laboral.

El documento está aparcado sine die. En el fondo, la marejada de declaraciones y manifiestos y el desarrollo del diálogo social recomiendan esperar.

Indignación sindical ante la difusión del FROB

Los sindicatos se mostraron muy descontentos el pasado jueves cuando vieron reflejado en los medios de comunicación los detalles -cuando no el texto completo- del texto del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). El Ministerio de Economía, según los sindicatos, se había comprometido a adelantárselo antes de que se hiciera público después de que pusieran el grito en el cielo por no haber contado con ellos en las consultas previas a su elaboración. No sólo eso. El presidente Rodríguez Zapatero se había comprometido con los agentes sociales a que iban a participar en ese plan. La indignación sindical parece justificada porque al final no han contado con ellos para nada. -

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.
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