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Crónica:38ª y última jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Juanfran deshace la pesadilla

Osasuna gana a un triste Madrid y resiste al borde de la taquicardia

Gorka R. Pérez

Tenía que ser él, Juanfran, quien rubricase la permanencia de Osasuna con un golazo que le colocará en el salón de la fama del Reyno de Navarra. El destino le ha coronado como héroe de una gesta que ha situado por décimo año consecutivo al equipo de Camacho en la categoría más alta del futbol español. Una temporada de sobresaltos, desacostumbrada en los tranquilos despachos navarros, tenía que acabar así: con una remontada, el miedo en el cuerpo y el cronómetro corriendo muy lentamente. La reflexión se antoja en Osasuna para el futuro.

Del otro lado queda un Madrid estéril, triste y pendiente de reforma que cierra por vacaciones un curso insípido. Sin otro objetivo que lavarse la cara y despertar del mal sueño, actuó como se esperaba. Desacompasado y novel, debido a las bajas, no tardó en demostrar que no existe memoria sentimental con los ex entrenadores. Higuaín no tardó en dejarlo claro con un zurdazo que congeló al público.

OSASUNA 2 - REAL MADRID 1

Osasuna: Ricardo; Azpilicueta, Cruchaga, Miguel Flaño, Monreal; Puñal, Nekounam, Juanfran, Plasil; Masoud (Kike Sola, m. 79) y Pandiani (Hidalgo, m. 90). No utilizados: Roberto; Font, Portillo, Josetxo y Sergio.

Real Madrid: Casillas; Michel Salgado, Metzelder, Gary (Tébar, m. 58), Torres; Robben (Huntelaar, m. 77), Van der Vaart, Lass, Marcelo; Raúl e Higuaín. No utilizados: Codina; Saviola, Parejo, Drenthe y Faubert.

Goles: 0-1. M. 11. Higuaín, de fuerte zurdazo. 1-1. M. 14. Plasil, ajustado al palo. 2-1. M. 60. Juanfran, de una gran volea.

Árbitro: Teixeira Vitienes. Expulsó, por roja directa, a Míchel Salgado (m. 56) y a Huntelaar (m. 89). Amonestó a Lass, Cruchaga y Nekounam.

Reyno de Navarra: 19.800 espectadores.

Pero el escalofrío duró poco. Casillas se encargó de reactivar a Osasuna. No está en su mejor momento y volvió a demostrarlo al no atajar un disparo flojo de Plasil. El equipo de Juande no supo reaccionar. Sin brújula, sólo Lass pareció querer despedirse con honor. Omnipresente, no encontraba socios por ninguna banda. Robben se diluyó como un azucarillo y Osasuna se centró en lo suyo. En acosar, incordiar, morder y pelear todo lo que desprenda olor a peligro.

En una de las miles de diagonales de Plasil llegó el detonante del partido. Cuando enfilaba el borde del área, Salgado lo derribó y Teixeira le expulsó. El campo se inclinó para Osasuna. En un rechace, Juanfran encontró la venganza ante sus cuentas pendientes: una volea llena de rabia, sudor y lágrimas.

Tal era la deuda que el fútbol contrajo con Osasuna que el guión sufrió un vuelco completo. No sólo Salgado sufrió al colegiado. Huntelaar, que entró al final, se encaminó a los vestuarios sin sudar al protestar una falta inexistente. Era el ejemplo claro de un equipo roto. El partido murió como quería Camacho. Sin rodar el balón más de cinco segundos. La machada terminó con invasión de campo, lágrimas y la renovación de Camacho, que cambiará la plantilla porque siempre la vio descompensada.

Los jugadores de Osasuna celebran seguir en Primera.
Los jugadores de Osasuna celebran seguir en Primera.LUIS AZANZA

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Sobre la firma

Gorka R. Pérez
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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