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Reportaje:

El Blockhaus cita a Sastre con la 'maglia'

La etapa más corta del Giro, 83 kilómetros, termina en una ascensión de 18

Carlos Arribas

A las laderas de la Maiella, una de las tres montañas mágicas de los Abruzos, no llegan las cicatrices del terremoto. No hay carreteras cortadas, ruinas, edificios marcados por las fatales grietas en equis, las equis fatales que señalan que a las 3.32 del 6 de abril fueron sacudidos por ambos lados, de derecha a izquierda, de izquierda a derecha. Tampoco se aprecian en la distancia las manchas azules de las tendopolis, las ciudades de lona, los campos de tiendas de campaña en los que aún sobreviven 30.000 afectados. En las laderas de la Maiella, que se alza en el corazón de los Abruzos hasta los 2.795 metros, masiva, cubierta de nieve, las únicas cicatrices visibles son las que le infligieron los Borbones hace siglos, cuando trazaron los caminos que aún hoy, ya asfaltados, se utilizan para atravesarla. Una de ellas sube hasta el Blockhaus, uno de los lugares de culto del ciclismo, un topónimo que sólo figura en los mapas editados después de 1967, cuando Vincenzo Torriani, el mago del Giro, lo bautizó germánicamente, Blockhaus, en alusión a las fortificaciones que los alemanes construyeron durante la Segunda Guerra Mundial sobre los cimientos de los edificios borbónicos.

En el Blockhaus, a más de 2.000 metros de altitud, al final de una subida de 23,5 kilómetros, ganó por primera vez Eddy Merckx. Fue en 1967. Cinco años después, en el Blockhaus, pero más abajo, a 1.674 meros (tras 18 kilómetros de ascensión al 7%), donde se alza el hotel Mamma Rosa, José Manuel Fuente, El Tarangu, que llegaba de ganar la Vuelta, conquistó, guiado por su instinto de depredador, su primera maglia rosa después de destrozar al pelotón y convertir los apenas 48 kilómetros en una frenética y matadora cronoescalada: Merckx perdió 2m 36s y 12 corredores llegaron fuera de control. Hoy, transcurridos 37 años, el Blockhaus volverá a tener significado para el ciclismo español, pues allí, a la altura del Mamma Rosa -la nieve del invierno ha impedido acabar a 2.064 metros- y al término también de una etapa ultracorta (83 kilómetros), Sastre volverá a asaltar la maglia rosa.

Será la penúltima oportunidad para buscar las vueltas a Denis Menchov, el líder, que dispone de 2m 19s de ventaja sobre el zagal de El Barraco, tercero en la general (segundo es Di Luca, el héroe de la tierra, que ha convertido la etapa en sus Abruzos en un símbolo de la lucha de su pueblo contra los efectos del terremoto), y de la ventaja estratégica que lleva emparejada: como en la Vuelta de 2007, en la que la remontada de Sastre se frenó en el segundo puesto, el ruso, que aprendió en la escuela de Indurain el arte de la eficiencia, gozará de su habilidad para aprovechar las alianzas transversales de aquéllos que se sitúan a sus espaldas. Pero después de aquella Vuelta sucedió un hecho que, seguramente, afectará mentalmente a los dos protagonistas del Giro: en la etapa de Pratonevoso del Tour de 2008, Menchov se cayó al lanzar su gran ataque. Sastre, que penaba por seguirlo, le superó. Dos días después, en Alpe d'Huez, Menchov sólo pudo ser el último que resistió el ataque final del abulense al maillot amarillo.

Mientras Menchov aprovechó ayer el día de descanso para subir durante hora y media por las pendientes del Blockhaus, Sastre no conoce la llegada. Pero afirma: "No es tan dura como la del Vesubio , pero a ver qué puedo hacer". No se fíen de esta afirmación. La emite el mismo que la víspera dijo: "Yo siempre juego con el factor sorpresa. Nadie cree en mí como yo mismo. Mis adversarios me conocen y, sin embargo, les sorprendo".

General: 1. D. Menchov, 70h 6m 30s. 2. D. di Luca, a 39s. 3. C. Sastre, a 2m 19s. 5. I. Basso, a 3m 19s. 12. L. Armstrong, a 11m 6s.

Carlos Sastre, tras ganar en los Apeninos.
Carlos Sastre, tras ganar en los Apeninos.AFP

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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