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Reportaje:Primer plano

Asia busca más poder

China exige mayor presencia en los organismos financieros

Cuando los representantes de los países asiáticos que participarán en la cumbre de Londres (China, India, Japón, Indonesia y Corea del Sur) tomen sus asientos, un objetivo estará en sus cabezas: la región debe tener mayor peso en las instituciones financieras globales como el FMI. No todos comparten la misma visión, debido a rivalidades regionales y cuestiones de política interna, pero todos son conscientes de que la creciente importancia de la zona legitima el deseo de incrementar su influencia a la hora de gestionar la economía mundial.

Asia representa más del 35% del PIB del planeta, medido en poder de compra, frente al 20%, cada uno, de EE UU y la Unión Europea. En los últimos años ha contribuido aproximadamente al 50% del crecimiento de la economía global y, aunque se han visto afectadas por la crisis, la mayoría de las economías asiáticas no ha sufrido tanto como las occidentales. Además, atesora un tercio de las reservas de divisas mundiales, que pueden ser decisivas para la recuperación.

Pekín insiste en reformar el FMI para evitar riesgos financieros

China ve la reunión del G-20 como una oportunidad de oro para incrementar su papel en los órganos monetarios internacionales. Como argumentos tiene el ser la tercera mayor economía tras EE UU y Japón, haber crecido un 9% el año pasado y prever hacerlo un 8% en 2009. Aunque el Banco Mundial calcula que lo hará un 6,5%, la cifra, en cualquier caso, es extraordinaria comparada con otros países. Además, sus dos billones de dólares en divisas y el plan de estímulo por valor de cuatro billones de yuanes (431.200 millones de euros) aprobado el pasado noviembre -y tiene más munición en la recámara- han convertido a Pekín en una de las esperanzas de la comunidad internacional para vadear la crisis.

Esto le otorga una posición de fuerza. Y el primer ministro chino, Wen Jiabao, ha dejado bien claro lo que busca a cambio. Ha insistido en que es necesario reformar las estructuras de gobierno del FMI para evitar riesgos financieros, y que hay que equilibrar los derechos y obligaciones de sus miembros y prestar más atención a los países menos avanzados. De ahí que Pekín quiera mayor representación para las economías emergentes y en desarrollo dentro del FMI y el Banco Mundial, posición que comparten India o Rusia y Brasil.

China pedirá también en Londres la implantación de un sistema de supervisión financiera más estricto, advertirá contra las tendencias proteccionistas del comercio y propondrá la adopción de una moneda de reserva supranacional, diferente al dólar, basada en una cesta de divisas, como los derechos especiales de giro creados por el FMI en 1969. El objetivo, según dice, es reducir los riesgos de futuras crisis financieras y mejorar la capacidad de gestión en caso de que ocurran. La idea ha sido rechazada por Washington.

Australia, cuya economía está muy integrada en Asia y que probablemente entrará en recesión el próximo año, ha asegurado que presionará en Londres para que China tenga un mayor papel en el FMI. "Despertémonos a la realidad del siglo XXI", ha dicho el primer ministro, Kevin Rudd.

Tanto Pekín como Tokio o Seúl se han mostrado dispuestos a incrementar el gasto gubernamental para hacer frente a la crisis, que ha sumido a Japón en la peor recesión en décadas. Su PIB cayó un 12,1% el último trimestre de 2008, frente a un año antes, y se prevé que en el conjunto de 2009 baje un 5,7%. Tokio se ha alineado con EE UU a la hora de pedir más planes de estímulo, frente a una Europa que quiere regulaciones más estrictas de los mercados. Japón defiende que no es el momento de apretar las tuercas, sino de "salvar la vida de la economía mundial". India, cuya economía el Gobierno prevé que crezca un 7,1% en el ejercicio fiscal que finaliza este mes, frente a una media del 9% los últimos tres años, ha aprobado ya tres planes de estímulo para impulsar la demanda.

La oportunidad que ofrece el cónclave del G-20 para Asia es única. Michael Richardson, del Instituto de Estudios Asiáticos Surorientales en Singapur, afirmaba en un reciente artículo en el diario Japan Times que "si Asia quiere remodelar la economía global y el sistema financiero, no hay mejor oportunidad que ahora".

Pero los expertos chinos dudan de que se produzcan grandes avances en Londres. Zhang Yansheng, director del departamento de investigación económica extranjera en la Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo (el máximo órgano de planificación económica de China), asegura que las divergencias entre Europa y EE UU en la construcción del sistema financiero internacional hacen imposibles reformas sustanciales.

Para Pekín, y para Asia, se trata, en cualquier caso, de un paso adelante para aumentar su influencia y modificar poco a poco el sistema actual.

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