Mascherano examina a Gago

Fernando Gago se paseaba por la planta de ropa masculina de los grandes almacenes más famosos del paseo de la Castellana cuando vio un cartel de Versace. "¡Qué lindo! ¡Versace!", exclamó. Tenía 20 años. Acababa de llegar a Madrid y le acompañaban el hijo del agente de jugadores Marcelo Lombilla y un abogado. Cuando vieron que el muchacho se disponía a pagar un traje, le interrumpieron: "¡Ni se te ocurra! ¡En cuanto te conozcan, te vas a cansar de que te los regalen!".

Gago lleva dos años esperando que los grandes almacenes le manden ropa gratis. Tal vez con el tiempo haya empezado a sospechar que ni la industria textil ni el negocio del fútbol le consideran tan imprescindible como creía. El centrocampista argentino ha ganado dos Ligas con el Madrid y, sin embargo, ve que cada día se le anteponen nuevos y más duros desafíos. En enero, el fichaje de Lass Diarra le colocó ante una situación incómoda: debió adaptarse a las condiciones de un medio centro que ha demostrado tener más oficio. La eficacia de Lass para jugar por delante de los centrales obligó a Gago a desplazarse de la posición de volante central dominante a la de medio de acompañamiento. No era la primera vez en su carrera que un jugador más dotado le llevaba a otro territorio. En la selección argentina debe ejercer de complemento de Javier Mascherano. Para darle un espacio y dado que Mascherano ya es el capitán del equipo, Maradona adelantó a Gago al carril del 8, un puesto que no se ajusta a sus características.

Gago ha tenido que acostumbrarse a afrontar nuevos y más duros desafíos

Maradona le elogió en su día: "Al fin un medio centro que no es un picapiedra"

Si el partido de Anfield se presenta con forma de examen decisivo para el Madrid, en el caso de Gago el significado es doble. El chico llegó a Chamartín siguiendo el rastro de Redondo, pero con el doble de publicidad que acompañó a su predecesor. Además, costó el triple, 20 millones de euros, lo que dotó a la operación de un carácter trascendental. Dos años más tarde, a Gago le llega la hora de estar a la altura de la propaganda que le convirtió en uno de los productos más valorados del fútbol argentino contemporáneo. El destino le ha situado ante el hombre que le quitó el puesto en su selección: Mascherano.

A diferencia de Mascherano, el medio centro del Madrid siempre gozó del amparo de los padrinos más populares de la industria. Los dos diamantes engastados que adornan sus orejas son regalos de Kily González y Diego Maradona. Contar con el patrocinio personal del seleccionador, sin embargo, no le ha garantizado la titularidad. "Por fin Argentina tendrá un medio centro que no es un picapiedra", exclamó Maradona, cuando todavía no era el técnico del equipo nacional, para ensalzar a Gago. Hoy, Maradona es el responsable de la selección y su medio centro es Mascherano.

Juande Ramos, el preparador del Madrid, logró atribuir a cada jugador una función clara. En todos los casos. Menos con Gago. Mientras que el juego de Lass no necesita explicarse con la aportación de Gago, para explicar a Gago sí es preciso recordar el valor de Lass. Cuando ayer le preguntaron por Gago, Juande replicó: "De toda esta serie de diez partidos de Liga que ganamos con un rendimiento excelente, hay que destacar la tarea de contención y equilibrio que han realizado tanto Gago como Lass. Una parte importante del balance corresponde al trabajo de la gente del medio".

Hoy, cuando incline la cabeza para pasar por debajo del cartel que le recuerde el lugar en el que está ("This is Anfield"), en el túnel que conduce a la hierba, Gago empezará a medirse a sí mismo. Mascherano no le quitará ojo.