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Tribuna:Carreras & capital humano
Tribuna
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El talento no entiende de crisis

El empleo es una de las principales preocupaciones del ciudadano (el paro es y ha sido el principal problema de los españoles durante muchos años, según el barómetro del CIS): ante un escenario de recesión económica se convierte en algo casi vital. No es de extrañar, el trabajo por cuenta ajena es el principal generador de renta para la mayoría de los españoles (casi 17 millones, el 83% de los ocupados, son asalariados). Pues bien, si no era suficiente con el shock del sector inmobiliario en España, por todos conocido pero con un impacto en materia de empleo muy localizado en el sector construcción, donde se han destruido más de 215.000 empleos en el último año, se aproxima ahora una crisis global de liquidez y, por tanto, de mayor calado y alcance, pues impacta directamente en el consumo y la inversión productiva, verdaderos motores del crecimiento económico, por lo que nos puede tocar a todos.

Hoy son rechazadas un tercio de las ofertas de incorporación de directivos, una tasa que va a crecer

Tan ingenuo resultaría pensar que esta crisis global no va a tener un impacto considerable en el empleo en los próximos 12 o 18 meses en la práctica totalidad de sectores económicos como paradójico pensar que hacemos borrón y cuenta nueva y los más de diez años en los que venimos hablando, y sufriendo, la "guerra del talento" entre organizaciones, ha finalizado y ahora afloran, a buen precio y en cantidades abundantes, directivos de éxito, gurús tecnológicos, profesionales de alta especialización e intrépidos y preparados titulados universitarios. La realidad es bien distinta, pues como siempre el temporal no golpea con la misma intensidad a todos, y el impacto de la crisis se muestra mucho más suave, incluso a veces imperceptible, para los profesionales de más alta cualificación y responsabilidad. Para muestra valga un indicador: mientras que la tasa de paro general ha pasado en el último año de un prometedor 7,95% a un desalentador 10,44%, y la creación de empleo ha sido de apenas un 0,3%, el desempleo en los profesionales de formación superior se ha mantenido por debajo del 6% y el empleo ha crecido un 3,3%. Parece evidente que no llueve igual para todos.

La demanda de directivos y profesionales de alta cualificación por parte de las empresas está manteniendo, hasta la fecha, el vigor que ha caracterizado los últimos años, con las excepciones de los sectores más golpeados en un primer round de la crisis, el sector financiero fundamentalmente, y en el caso español en particular, el de construcción e inmobiliario.

Varios son los motivos de esta fortaleza. De un lado, la creciente especialización de los procesos productivos en todas las actividades determina la demanda de perfiles profesionales con skills muy específicos y por ende, escasos y disputados en el mercado y a los que una situación de recesión no sólo no perjudica sino que incluso puede impulsar, por ser elemento clave en la búsqueda de mejoras de productividad y de generación de valor añadido diferencial.

Por otro lado, el relativo comportamiento acíclico de la demanda de posiciones directivas, cuya naturaleza atiende en gran medida, salvo las de rotación natural, al deseo de la alta dirección de incorporar nuevos aires y habilidades a la dirección del negocio y que, en todo caso, en una situación de pérdida de competitividad en la economía lejos de frenar su incorporación puede animarla.

De naturaleza bien distinta, pero en situación similar, se encuentra la demanda de jóvenes titulados. Dos factores, descenso de natalidad y cambio de valores de la generación Y, determinan la dificultad de las empresas para hacer frente, incluso en situación de recesión económica, a sus deseos de contratación.

Es de esperar que la vigencia de estos factores siga dando bríos a la contratación de directivos y profesionales de alta cualificación en los próximos meses. Pero, siendo realistas y considerando que consumo e inversión van a contraerse en mayor o menor medida, es de esperar un impacto en el nivel de actividad y, cuando menos, un aplazamiento en el lanzamiento de nuevos proyectos e inversiones, que la mayor parte de las compañías, incluso las aún no impactadas, están anticipando desde la vertiente laboral con una moderación en sus planes de contratación para el ejercicio 2009. Ya se sabe, cuando las barbas de tu vecino veas cortar pon las tuyas a remojar.

Si importantes van a ser los escenarios que manejen las compañías, la contratación de perfiles de alta cualificación va a tener un actor principal: el propio candidato. Ante un escenario incierto, la reacción de directivos y profesionales cualificados va a ser de mayor cautela y demanda de mecanismos de protección ante un cambio profesional. Si hoy en día un tercio de las ofertas de incorporación en firme dirigidas a este colectivo son rechazadas, es de prever que esta tasa aumente y que los candidatos abiertos al cambio busquen, en primera instancia, compañías de sectores refugio, menos expuestos a la crisis (por ejemplo, el farmacéutico). Así, la actividad de búsqueda y selección de profesionales se torna si cabe más compleja con la crisis, aunque no tanto por una previsible caída en las expectativas de contratación, sino por la dificultad acrecentada de atraer y convencer al talento deseado. Headhunters y compañías contratantes deberán esmerarse. Los unos, en conocer y persuadir; los otros, en construir y vender una propuesta de empleador diferencial y sólida. Es un buen momento para que el talento saque provecho a la crisis.

Santiago Charro es director general de The Seletia Group.

Los empleados de la construcción son los más afectados por la crisis.
Los empleados de la construcción son los más afectados por la crisis.CARLES RIBAS

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