La batalla de las bailarinas

Las chicas saben que cuando se visten de luces, se untan el pelo con brillantina y mueven las piernas sin dejar de sonreír pueden llevar al espectador a pensar que son como frágiles peces de colores. La competición de natación sincronizada envuelve en apariencias dulces lo que en realidad es una batalla naval. Las bailarinas son atletas capaces de hacer un esfuerzo máximo durante cuatro minutos, sin oxígeno, amenazadas por el dolor y la exigencia constante de ejecutar cada movimiento con sentido artístico. Así lo dejaron claro las integrantes del dúo español, Gemma Mengual y Andrea Fuentes, cuando se lanzaron a la piscina a completar la rutina técnica. El ejercicio, el primero de la serie de tres que deberán afrontar hasta la final del miércoles, acabó con una buena noticia: las chinas se hundieron.

"Ya es imposible alcanzar a las rusas, nadan muy juntas", reconoce Mengual

La federación internacional es reticente al innovador bañador de luces

Tingting y Wenwen, las hermanas Jiang, constituían un serio obstáculo hacia el podio. Las españolas temían la influencia del país organizador entre los jueces. Sin embargo, una de las chinas cometió un error insuperable. Andrea Fuentes lo explicó entusiasmada, tras concluir la rutina: "Al final han fallado un elemento. Una se ha dejado un cuarto de giro. Deberían recibir una penalización muy grave, pero no se las han puesto".

Al cabo de la primera jornada, las españolas se clasificaron en segunda posición por detrás del dúo de rusas. Gemma Mengual y Andrea Fuentes recibieron 48,834 puntos mientras que Anastasia Davidova y Anastasia Ermakova obtuvieron 49,334. La diferencia es insalvable. "Nos tendrían que dar cinco veces 10 para que las alcancemos", dijo Gemma. "Ya es imposible".

Las rusas se escaparon, pero España va directa hacia la medalla. A partir de hoy el dúo realizará la rutina libre, con elementos en los que Gemma Mengual se destaca por su sentido expresivo. "Hay una cosa que las rusas hacen muy bien, y es que nadan muy juntas", explica la nadadora más experimentada del equipo. "Son más pequeñitas que nosotras y reman más juntas. Nosotras somos más grandes y no podemos remar tan pegadas". Andrea Fuentes hace un apunte: "El fuerte de las anastasias es la sincronización. El nuestro es la parte artística".

Anna Tarrés, la seleccionadora, la ideóloga del equipo español, es muy consciente de los prejuicios que afectan a su deporte y vive en un permanente estado de subversión. Junto a ella, su equipo técnico, compuesto por Beth Fernández, Laura Amorós y Mayuko Fuyuki, se mueve como una falange. Hacen lo que manda la líder, y lo hacen rápido, con coordinación y espíritu combativo. Beth Fernández se mostraba decepcionada ante las dudas que manifestó la federación internacional, y que pusieron en evidencia su conservadurismo, cuando presentaron el primer nadador con luces en la historia de la sincronizada, el domingo pasado. "Ya está bien que nos vean siempre como a chicas guapas y nada más", decía. "¡Esto no es tan frívolo, coño! ¡Que estas son un pedazo de deportistas!".

La afirmación de Fernández queda reflejada en los análisis clínicos. La fisióloga del CAR de San Cugat, Victoria Pons, asegura que las condiciones de competición son semejantes a una carrera de 400 metros. "Esta es una prueba lactácida", dice Pons. "Cuando las chicas de dúo no están finas, después de las vacaciones, llegan a acumular 16 milimoles de ácido láctico en una rutina. Luego lo van rebajando hasta un promedio de 12 con trabajo de fuerza en el gimnasio, y con mucho entrena miento anaeróbico".