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me cago en mis viejos | escenarios

DÍA 14

Qué desfase, coño. Ayer me deshago del hachís y hoy me paso media hora buscándolo, como un gilipollas. Me ve mi padre, sale. ¿Qué buscas? Nada, un euro que se me cayó ayer por la noche. Pues es como buscar una aguja en un pajar, dice. Total, que no encontré la aguja, así que fui donde la peña y me agencié una china que me ha dado mal rollo. Una basura. Vienen a cenar unos amigos de los viejos. Al principio hablan de mí; lo sé por el tono de la conversación. Hay un tono para hablar de política, otro para hablar del curro y otro para hablar de mí, toda la vida ha sido así. No pillo lo que dicen, aunque abro un poco la puerta. Cuando acaban conmigo, comienzan una discusión rarísima, de pirados, sobre las cosas que se pueden hacer sin deseo y con deseo. No se puede escribir una novela sin deseo, por ejemplo, dice mi padre. Ni masturbarse sin deseo, dice otro que ha venido con su mujer. No me imagino a uno de estos viejos meneándosela, aunque vi en casa del Risas una película en la que sí. Trataba de un cerdo que se enamora de la amiga de su hija. Hay algunas risas bobas con lo de la masturbación y luego, un silencio (quizá mi vieja ha hecho un gesto como para que bajen la voz, señalando mi habitación). Alguien propone que hablen de cosas que se pueden acometer sin necesidad de desearlas. Una paella, dice uno; salir de vacaciones, dice otro; ser director general, añade un tercero...

Yo digo que no se puede aprobar la selectividad sin deseo y les amargo la fiesta. Un golpe bajo, una puñalada trapera
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Me parece que necesito tomar un poco el aire, de modo que salgo de mi cuarto y cruzo el salón en dirección a la puerta de la calle. Hola, saludo. Qué tal, dicen al unísono, como si les hubiera pillado en algo. Me miran como a un extraterrestre. ¿Qué hacéis?, pregunto observando el panorama. Hablamos de cosas que se pueden hacer sin deseo y con deseo, dice mi vieja, y me invita a participar, para que me integre. Yo digo que no se puede aprobar la selectividad sin deseo y les amargo la fiesta. Un golpe bajo, una puñalada trapera. Ya lo dije: soy un psicópata. Me abro.

EDUARDO ESTRADA
EDUARDO ESTRADA

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