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Reportaje:

Piti, el amigo de Zapatero

De Paz, nuevo consejero de Telefónica, entró muy joven en las filas socialistas

Miguel Ángel Noceda

Cuentan que cuando Javier de Paz Mancho era secretario general de las Juventudes Socialistas, exigió a la dirección del PSOE que incorporara jóvenes en sus listas a las elecciones generales y que, como consecuencia de aquella petición, un joven leonés llamado José Luis Rodríguez Zapatero llegó a diputado.

Aseguran, también, que De Paz y Zapatero, pese a ser de la misma región, apenas se conocían. La amistad llegaría luego; pero no es de extrañar porque De Paz había dejado pronto Valladolid, la ciudad en la que nació en 1958, para hacer en Madrid su carrera política y empresarial.

De Paz, a su pesar, es más conocido por su faceta política que empresarial
Hombre de consenso con pedigrí 'rojo', no le gusta asistir a actos sociales

Todavía eran tiempos de transición. Corrían los ochenta. Difícilmente podría imaginar aquel muchacho de pelo claro que dos décadas después el joven leonés sería presidente del Gobierno y que él iba a ser protagonista directo de uno de los episodios empresariales más sabrosos de este final de año: su nombramiento y el de Manuel Pizarro como consejeros de Telefónica. Dos hombres de empresa, pero con una fuerte y enfrentada adscripción política. En un plato de la balanza, Pizarro, el ínclito ex presidente de Endesa, enemigo acérrimo del Gobierno durante meses. En el otro, él, un socialista de toda la vida, una persona muy cercana al presidente.

Quedará la incógnita de los movimientos que hizo Alierta para realizar los cambios. Lo que, a estas alturas, parece claro es que no hubo llamada de La Moncloa para que Javier de Paz entrara en el sanctasanctorum del primer grupo empresarial español. Eso sí, Zapatero recibió la llamada del propio De Paz para informarle de que había aceptado la oferta de Alierta. Éste le conoció hace unos años, avalado por otros consejeros como Gonzalo Hinojosa o Carlos Colomer, y desde hace tiempo estaba en su cartera de candidatos. Aunque De Paz fue consejero de Tabacalera, no coincidió con Alierta de presidente.

Javier de Paz, muy a su pesar, es más conocido por su faceta política que empresarial. La mamó. Su padre, tornero de Agromán que fue concejal socialista dos legislaturas, y su tío, el histórico líder ugetista Jesús Mancho, le metieron desde pequeño la bicha en el cuerpo. Con 12 años le llevaron a alguna de las pocas manifestaciones clandestinas que se celebraban en la capital castellana. Pronto se afiliaría a UGT y a las Juventudes Socialistas (JJ SS) y participaría en tareas organizativas con su tío, descargador del mercado central de la ciudad. Por cosas del destino, el sobrino llegaría a presidir Mercasa, empresa que agrupó todos los mercados de España. La ascendencia de su tío fue total. Mancho murió en 2002 dejando por hacer un último tramo del Camino de Santiago. Iba en un grupo en que también estaba Cándido Méndez, secretario general de UGT. De Paz completó, por su tío, esa última etapa.

Los viejos conocidos de Valladolid tenían muy claro que este hombre, cuyo nombre de guerra era Piti y que no terminó Derecho por centrarse en las JJ SS, llegaría lejos. Aunque tiene pocos enemigos, hay opiniones encontradas, desde los que dicen que era un maniobrero a los que le reconocen una profunda inteligencia y afanes constructivos. Tonteó con opciones de extrema izquierda; pero seriamente sólo le convenció el partido de los suyos, y llegó a ser secretario local de las Juventudes.

Emigró a Madrid en 1978 para entrar un año después en la ejecutiva nacional, de la que asumiría la secretaría general en 1983. "Un cargo que le va a perseguir durante toda su vida, aunque tenga 70 años", según un compañero. Y eso porque protagonizó un hecho histórico. Se enfrentó al Gobierno de Felipe González al anunciar que las JJ SS harían campaña en contra de la entrada a la OTAN, aunque luego se abstuvieron de hacerla. La razón fue que se estaba utilizando como una campaña de desgaste al Gobierno.

Como secretario de las Juventudes fue muy activo y, además de la petición para que los jóvenes accedieran a las listas, también buscó el pacto entre PSOE y UGT cuando las relaciones entre ambos bandos se rompieron, y exigió un plan de empleo juvenil a González, con el que llegó a tener una relación muy fluida y cordial. Tanto como la que tiene ahora con Zapatero, con el que comparte la afición al fútbol (es del Barça menos cuando juega con el Valladolid) y al baloncesto, deporte que ha practicado con el presidente. Devora novelas y series de televisión que ve mientras anda dos horas diarias en una cinta.

La verdad es que por su altura no pasaría de ser base de un equipo modesto de baloncesto, pero en otros campos ha demostrado ser un buen director de equipo. Incluso, entrenador. Esa habilidad se afianzó cuando Javier Gómez Navarro le confió, siendo ministro de Comercio, el cargo de director general de Comercio Interior. Fue una apuesta arriesgada para alguien que hasta entonces sólo había hecho política. Pero no se arrepintió. Para De Paz fue el comienzo de un cambio revolucionario. Allí cerró la venta de Galerías a El Corte Inglés y elaboró la Ley de Comercio Interior, que dejó abierta la polémica sobre los horarios comerciales.

Le da pudor contar cosas de la vida privada. Le gusta el perfil bajo, refugiarse, quitarse de en medio. No asiste a actos sociales, pero cuenta con un amplio círculo de amigos, como los citados Méndez, Gómez Navarro, Hinojosa, Colomer, y Pepe Blanco, Miguel Barroso, Miguel Sebastián, José María Barreda, Mario Armero, Alberto Costafreda..., amigos y contactos del ámbito político, mediático y empresarial que le reconocen una enorme capacidad para las relaciones humanas. Por algo, Gómez Navarro, su padre profesional, le colocó entre los notables del Consejo Superior de Cámaras. Quizá por todo ello, y por el peso de esas personas, su nombre aparece prácticamente en todas las mesas en las que se cuecen acuerdos de alto rango, aunque en realidad él no intervenga.

Y es que De Paz pasa por ser un negociador nato y de hacer honor a su apellido. Es un hombre de consenso con pedigrí rojo al que ahora le toca aconsejar a Telefónica y mostrar sus competencias. Lo hizo recomponiendo el accionariado de Panrico, empresa a la que llegó tras la victoria del PP, y negociando los contratos de Mercasa con los ayuntamientos los últimos cuatro años. En esta empresa pública, que ahora deja, se ganó la confianza de alcaldes de todo signo. Una gestión que rompe la simplificación de derechas e izquierdas. Es posible que esta circunstancia explique que el PP no haya lanzado ninguna crítica. ¿O es que el nombramiento simultáneo de Pizarro ha tapado la boca al partido de la oposición?

El nuevo consejero de Telefónica Javier de Paz.
El nuevo consejero de Telefónica Javier de Paz.BERNARDO PÉREZ

Las razones de Alierta

El primer consejo de Telefónica en la nueva sede madrileña de Las Tablas hizo honor a su nombre. Acabó en empate. Tablas políticas. Dos consejeros nuevos, uno cercano al PP, Manuel Pizarro, y otro al PSOE, Javier de Paz. La decisión originó mucho alboroto. ¿Por qué César Alierta no esperó hasta después de las elecciones? La realidad sólo la sabe él; el presidente de Telefónica tiene medidos los tiempos. Va a piñón fijo. Hace los cambios en julio o diciembre y no iba a alterar la costumbre. En cualquier caso, es una reafirmación de independencia del empresario aragonés.

"Además, ¿para que tenía que esperar?", se pregunta un colaborador suyo. Los hechos han demostrado que Alierta tenía previsto abordar antes de 2008 una remodelación de la cúpula del grupo para dedicarse él más a la expansión internacional. "Es verdad que ha nombrado dos adscripciones políticas claras; pero ¿y qué? No es la primera vez que se hace", añade la misma fuente.

El nombramiento del ex presidente de Endesa ya supuso por sí solo un fuerte golpe mediático. "Cuesta entender que el presidente Zapatero se haya tragado el sapo de Pizarro y se conforme con una compensación por De Paz", dice una fuente empresarial. Por otra parte, Telefónica tiene el privilegio de levantar polémica en sus nombramientos. Sigue la inercia de la etapa de Juan Villalonga. De hecho, Maximino Carpio, uno de los sustituidos ahora, llegó a consejero por ser profesor de Aznar. Y nadie decía nada.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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