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La situación tras las elecciones

El PSOE de Sevilla entra en ebullición

Los críticos aprovechan la elección del presidente de la Diputación para reabrir el enfrentamiento

Lourdes Lucio

Para zambullirse en el PSOE de Sevilla es aconsejable pertrecharse de una brújula, un mapa, un libro de quién es quién e ir acompañado de un guía experimentado. Y aún así el curioso tiene todas las posibilidades de perderse en una jungla en la que vive gente rarísima: hay tres grupos de familias (compuestos a su vez de pequeños grupúsculos) que no paran de pelearse y de reconciliarse cada cuatro años (cuando se acercan los congresos) formando nuevas pandillas. Ahora no toca congreso, pero empieza la ebullición.

El problema de fondo es la convivencia entre Sánchez Monteseirín y José Antonio Viera
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El PSOE de Sevilla es la joya de la corona del PSOE de Andalucía y ésta lo es del PSOE federal. Presenta un balance de resultados envidiable: gana elección tras elección desde que se celebran elecciones en este país, pero sus ejecutivas -auténticas maquinarias de ganar votos puerta a puerta- suelen sucederse acusando a la anterior de sectarismo, de falta de habitabilidad, de repartir poco juego. Eso es lo que ha empezado a ocurrir ahora, justo después de obtener los mejores resultados electorales en la provincia en unos comicios locales.

El detonante de esta inflamación -nadie habla de crisis, por ahora- parte de un hecho formal: la convocatoria el lunes pasado de una ejecutiva nocturna para proponer al presidente de la Diputación, sin debate previo, a la que no acudió el alcalde y su gente.

El problema de fondo es otro: la convivencia entre el secretario general y número dos de la lista al Ayuntamiento de Sevilla, José Antonio Viera, y el presidente del partido y alcalde de la ciudad, Alfredo Sánchez Monteseirín. Viera es el jefe del partido y Monteseirín, el alcalde. Y ni en uno ni en otro ámbito puede haber bicefalia, menos aún en el ayuntamiento, donde el PP denuncia desde ya un "tripartito" de Viera, Monteseirín e Izquierda Unida, el coaligado de los socialistas. "No puede haber dos gallos en el mismo corral", aseguran fuentes de la ejecutiva regional.

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El primer tiro de francotirador lo ha dado el anterior secretario general, Luis Navarrete. La ejecutiva, ha dicho, actúa de manera "sectaria", "esta rota", es "incapaz de dirigir el conjunto del partido". Navarrete es la cabeza visible de los críticos del PSOE y sus palabras son compartidas no sólo por los suyos, sino también por gente de mucho peso que forma parte de la dirección actual. "Lo que ha dicho son verdades como puños", asegura un dirigente que se sienta en la ejecutiva de Viera.

La situación de lucha por el poder que se produce ahora es fruto de una sucesión de decisiones tomadas desde la coyuntura y sin visión estratégica, a decir de algunos. Cuando se empieza a negociar la composición de la lista al Ayuntamiento de Sevilla, Viera propone una serie de de candidatos que son inaceptables para el alcalde, entre ellos, el de la secretaria de Organización, Susana Díaz. El objetivo es lograr que la candidatura reciba el máximo apoyo de las agrupaciones locales y para eso Monteseirín propone a Viera que, si lo que se persigue es el respaldo del partido, qué mejor que esté su secretario general como número dos de la lista. La salida fue saludada por todos los ámbitos. Ya desde ese mismo momento, Viera descartó aspirar a la Diputación de Sevilla, una opción que muchos consideraban lógica y natural y que aseguraba una clara división de poderes.

La ejecutiva regional, que ejerce una cierta tutela sobre la agrupación de Sevilla desde el último congreso, no pudo o no quiso parar la operación, pero desde el mismo día de la celebración de las elecciones la preocupación por la futura relación Monteseirín-Viera en el ayuntamiento más importante gobernado por los socialistas se ha instalado en la sede de San Vicente y en la Casa Rosa.

De hecho, el presidente de la Junta mantuvo una reunión con el grupo de concejales electos de Sevilla de la que Manuel Chaves dio cuenta acompañado de manera intencionada sólo del alcalde y no de Viera, para el que no se había reservado silla en la rueda de prensa.

"Que no se quejen: le han dado una pistola al niño y lo que no vale ahora es decirle que no juege con la pistola", asegura un dirigente próximo a Monteseiríon ante la inquietud que genera el próximo paso que deberá dar el alcalde: el reparto de tareas y concejalías en el Ayuntamiento de Sevilla.

Nadie cuestiona la capacidad absoluta del alcalde a la hora de decidir la composición del gobierno, ante el que no cabe ninguna reclamación. Viera no ha ocultado su preferencia por hacerse cargo de un área que gestione "la gran Sevilla", es decir la capital y el área metropolitana, algo que Monteseirín no descarta pero de la que no es muy partidario.

"Estaré donde el alcalde me necesite", ha dicho Viera tranquilizando a los suyos. Pero la cuestión no es sólo de voluntad o de intentar llevarse bien con quien no te llevas. "Si mañana lo nombran delegado de Cementerios, habrá gente en el partido que diga que cómo el secretario general es el delegado de Cementerios. La bicefalia es una ruina", asegura un dirigente.

José Antonio Viera, a la izquierda, y Alfredo Sánchez Monteseirín, el pasado martes.
José Antonio Viera, a la izquierda, y Alfredo Sánchez Monteseirín, el pasado martes.GARCÍA CORDERO

PRÓXIMOS A JOSÉ ANTONIO VIERA

Susana Díaz, secretaria de Organización del PSOE de Sevilla.

Francisco Toscano, alcalde de Dos Hermanas.

Fernando Rodríguez Villalobos, presidente de la Diputación de Sevilla.

PRÓXIMOS A SÁNCHEZ MONTESEIRÍN

Evangelina Naranjo, consejera de Gobernación.

Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, concejal de Presidencia.

Emilio Carrillo, concejal de Urbanismo.

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