Paul Lauterbur, Nobel de Medicina
Sus descubrimientos en el campo de la resonancia magnética revolucionaron el estudio del interior de los seres vivos
La resonancia magnética ha revolucionado la medicina, y ofrece una mirada clara al interior del vulnerable cuerpo humano sin abrirlo; no sólo evita cirugías innecesarias, sino también la radiación de los rayos X. Ahora, incluso el cerebro se está convirtiendo en un libro abierto, ya que mejoras posteriores han permitido a los investigadores identificar qué regiones se activan durante distintas tareas mentales.
"La influencia de Paul se deja sentir a diario en todo el mundo, cada vez que una resonancia magnética le salva la vida a una hija o un hijo, a un padre o una madre", decía en un comunicado Richard Herman, rector del campus de Urbana-Champaign, en la que Lauterbur trabajó 22 años. El núcleo de la mayoría de los átomos actúa como un diminuto imán que se alinea al entrar en un campo magnético y, si se configura una fuerza concreta para ese campo, los átomos pueden absorber y emitir ondas de radio.
Médicos y químicos, entre ellos Lauterbur, utilizaron esta técnica, conocida al principio como resonancia magnética nuclear, o RMN, para estudiar átomos y moléculas. Al inicio de su carrera, Lauterbur, que trabajó en el Mellon Institute de Pittsburgh, y luego en la State University of New York (SUNY) en Stony Brook, realizó estudios con RMN del carbono 13, que es ligeramente más pesado que el átomo de carbono habitual. El carbono 13 podía actuar como marcador para permitir a los químicos seguir sus movimientos mientras moléculas con base de carbono se transformaban en reacciones químicas. "Fue un auténtico pionero en el estudio del núcleo del átomo de carbono", señala Charles P. Schlichter, catedrático de Física de la Universidad de Illinois.
En 1971, Lauterbur se interesó por las posibles aplicaciones biológicas de la resonancia magnética nuclear, después de leer un artículo de Raymond V. Damadian, que describió cómo algunos tejidos cancerosos respondían a los campos magnéticos de manera distinta a los tejidos normales. Algunos científicos ya habían utilizado la técnica para calcular el riego sanguíneo y probar otras propiedades de los materiales biológicos.
Hasta entonces, la mayoría de los científicos colocaba las muestras en un campo magnético uniforme, y las señales de radio emanaban de toda la muestra. Lauterbur se dio cuenta de que si utilizaban un campo magnético no uniforme, las señales de radio provendrían sólo de una porción de la muestra, lo cual permitiría crear una imagen bidimensional.
La máquina de resonancia magnética de la SUNY era compartida por los catedráticos de Química, y los demás profesores debían realizar sus mediciones en un campo magnético uniforme. Lauterbur tuvo que desarrollar sus trabajos de noche, y cada mañana devolvía la máquina a su lugar original.
Cuando Lauterbur remitió sus hallazgos a la revista Nature, ésta rechazó el artículo. Pero él insistió, cuenta David Hanson, un compañero de Stony Brook. "Paul tenía la visión y la creencia de que éstos eran experimentos viables", señala, "y que estaban abriendo caminos, y una vez hubieras abierto el sendero, se convertiría en una superautopista". Lauterbur apeló a los directores y presentó un manuscrito revisado. Fue aceptado y publicado en 1973.
En 2003, Lauterbur compartió el Premio Nobel de Medicina con sir Peter Mansfield, de la Universidad de Nottingham, Inglaterra, a quien también se le ocurrió la idea de utilizar un campo magnético no uniforme y desarrolló técnicas matemáticas para analizar los datos. Las imágenes pueden superponerse unas a otras para crear una visión tridimensional.
El Nobel fue controvertido, porque Damadian se quejó, en anuncios a toda página en The New York Times, The Washington Post y Los Angeles Times, de que también deberían haberle incluido a él.
Paul Christian Lauterbur nació en Sidney, Ohio, el 6 de mayo de 1929. Obtuvo una licenciatura en Química en 1951 por el Case Institute of Technology de Cleveland, y su doctorado por la Universidad de Pittsburgh en 1962. Fue catedrático de Química y Radiología en Stony Brook entre 1969 y 1985, año en que se incorporó a la Universidad de Illinois. Lauterbur fue miembro de la National Academy of Sciences, y sus galardones incluyen el Albert Lasker Clinical Research Award, en 1984.
En trabajos recientes, Lauterbur abordó el que quizá sea el mayor interrogante biológico: el origen de la vida. "No temía hacer algo que otros consideraran muy arriesgado", afirma Schlichter.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.