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Crónica:NUESTRA ÉPOCA | ANÁLISIS
Crónica
Texto informativo con interpretación

Los musulmanes británicos se irritan

Una encuesta revela que, cuanto más jóvenes, más se distancian del Reino Unido

Timothy Garton Ash

Para cualquiera que haya confiado y creído -como yo- en que la forma británica de integrar a los ciudadanos musulmanes es más prometedora que la francesa, el último año ha sido desalentador. Tras la conmoción de los atentados del 7 de julio en Londres, cometidos por unos jóvenes musulmanes nacidos y educados aquí, tenemos ahora los resultados de dos recientes sondeos de opinión, un excelente documental de televisión y las sombrías advertencias del policía musulmán de más rango en Gran Bretaña. Todos transmiten el mismo mensaje. No sólo muchos jóvenes musulmanes se sienten más distanciados que sus padres respecto al país en el que viven -cosa que ocurre con los musulmanes pertenecientes a familias de inmigrantes en toda Europa-, sino que el sentido de no pertenencia parece más agudizado en Gran Bretaña que en Francia.

Existen ya pruebas de que la política exterior de Blair ha contribuido de forma muy significativa al distanciamiento de los musulmanes británicos
Uno de cada tres musulmanes británicos de entre 18 y 24 años dice que prefiere vivir sujeto a la 'sharia' que a las leyes del Reino Unido
La mitad de los entrevistados para Channel 4 pensaba que las jóvenes musulmanas deberían poder decidir si quieren llevar el 'hiyab' en clase

En una encuesta realizada para un documental de Channel 4, sólo la mitad de los musulmanes británicos entrevistados decía considerar a Gran Bretaña como "mi país", mientras que casi la cuarta parte lo consideraba "su país", es decir, el de otros. Cuanto más jóvenes, más distanciados. Asombrosamente, uno de cada tres musulmanes británicos entre 18 y 24 años decía que preferiría vivir sujeto a la sharia [ley islámica] que a las leyes británicas. En un sondeo Pew realizado entre musulmanes de todo el mundo, un aplastante 81% de musulmanes británicos se consideraban primero musulmanes y sólo después ciudadanos de su país. Es una proporción más alta que en Jordania, Egipto o Turquía, y sólo superada por Pakistán (87%). En cambio, sólo el 46% de los musulmanes franceses se sentían primero musulmanes, mientras que el 42% se decían primero y ante todo citoyens.

¿A qué se debe esto? He aquí unas cuantas explicaciones posibles, que no son entre sí excluyentes. Puede tener algo que ver con las distintas regiones de las que procedan los musulmanes franceses y los británicos. Me parece indicativo que el único país que superaba a Gran Bretaña fuera Pakistán. ¿Y de dónde procede la mayoría de los musulmanes británicos? Casi la mitad de ellos tiene sus raíces en Pakistán, y otros 250.000 o así, en India y Bangladesh. Muchos de ellos vienen de una misma región, Cachemira. ¿Hay algo en la religiosidad específica del islam cachemir, paquistaní y, más en general, del sur de Asia, y en su manera de desarrollar una relación con la cultura europea, que le diferencia del islam del Magreb, de donde proceden casi todos los musulmanes franceses?

Blair, con Bush

También hay un factor muy visible, el hecho de que la Gran Bretaña de Blair ha sido el principal aliado de EE UU y Bush en la guerra global contra el terrorismo dirigida por Washington, que muchos musulmanes jóvenes consideran una "guerra global contra el islam". Por el contrario, la Francia de Chirac se ha situado, desde Afganistán, pasando por Irak y hasta el Líbano de estos momentos, en una posición contraria a la guerra total contra el terrorismo y, en cierto modo, como amiga (o apaciguadora, para los neocons estadounidenses y británicos) de los musulmanes en general y los árabes en particular. Existen ya pruebas innegables de que la política exterior de Blair -y en especial el papel de las tropas británicas en Afganistán e Irak- ha contribuido de forma muy significativa al distanciamiento de los musulmanes británicos, sobre todo los más jóvenes y más educados. En el sondeo de Channel 4, casi un tercio de los jóvenes musulmanes británicos estaba de acuerdo con la sugerencia de que "los atentados de julio

[es decir, de Londres] estaban justificados por el apoyo británico a la guerra contra el terrorismo". Es verdaderamente tremendo.

Esto no significa que la política exterior de Blair haya estado completamente equivocada. Por ejemplo, creo que la intervención en Afganistán estuvo justificada, porque la red terrorista de Al Qaeda que destruyó las Torres Gemelas tenía su cuartel general en ese Estado en descomposición. La tragedia es que, en vez de dedicar después nuestros recursos a reconstruir Afganistán, corrimos a sumarnos a la guerra planeada por los neocons contra Irak, con lo que construimos dos sangrientos fracasos en lugar de un posible éxito. En cualquier caso lo que es indudable es que han provocado la ira de los jóvenes musulmanes británicos.

Siempre he pensado que el carácter poco exigente y definido de la identidad británica, su capacidad de albergar todo bajo su capa, eran ventajas a la hora de hacer que los inmigrantes y sus descendientes se sintieran aquí a gusto. Al fin y al cabo, ¿qué exigencias ha habido tradicionalmente para ser británicos? La facultad de hablar sin fin sobre el tiempo. Estar dispuestos a vivir y dejar vivir. Una inclinación general a obedecer las leyes, más o menos. Tal vez un vago interés por la familia real, el fútbol o el críquet. Y ya está. La misma idea de definirnos como "ciudadanos" nos ha parecido siempre algo pretenciosa y ajena, sobre todo francesa, y, por consiguiente, mala. Pero es posible que, después de todo, una identidad nacional y cívica más exigente, como la de la República Francesa, tenga sus ventajas, porque ofrece un sentimiento más sólido de pertenencia. (Otra cosa es saber si esto se puede cambiar con sermones oficiales sobre la identidad británica y la ciudadanía; en mi opinión, lo mejor es actuar en los colegios).

Otra razón posible es que Gran Bretaña, hoy, posee una de las sociedades más libertinas de Europa. En especial entre los jóvenes de las áreas urbanas, que es donde vive la mayoría de los musulmanes, bebemos más alcohol más deprisa, somos más promiscuos, vivimos menos en familias estables y unidas y somos menos observantes de alguna religión que casi en cualquier otro lugar del mundo. Por lo que dicen los jóvenes musulmanes británicos, está claro que reaccionan, en parte, a este modo de vida laico y hedonista. Si las mujeres están reducidas a objetos sexuales, dicen las jóvenes musulmanas, prefiero taparme. Es casi como una especie de feminismo conservador. Desde luego, es una crítica socialmente conservadora de ciertos aspectos de la sociedad británica especialmente visibles en su generación, en las ciudades y los barrios en los que viven.

Y es una crítica con matices. La mitad de los entrevistados para el programa de Channel 4 pensaba que las jóvenes musulmanas deberían poder decidir si quieren llevar el hiyab en clase. Casi un tercio de las chicas decía que hay algo de verdad en la idea de que el islam trata a las mujeres como ciudadanas de segunda categoría (los hombres eran incapaces de verlo, me pregunto por qué...). Y la mayoría decía que la sociedad británica trata a las mujeres con respeto.

Dos paradigmas

Sean cuales sean las causas de este distanciamiento, debemos dejar de ver a los musulmanes británicos a través del prisma de los dos paradigmas que predominan en la actualidad: el del terrorismo y el del atraso. El primero parte de esta pregunta: ¿cómo podemos impedir que nuestros musulmanes se hagan terroristas? Una pregunta razonable, pero que, si se convierte en la forma predominante de ver a los musulmanes británicos (musulmán = terrorista en potencia), corre el riesgo de contribuir precisamente a lo que intenta evitar. El segundo se pregunta: ¿cómo podemos ayudar a estas personas a integrarse mejor en nuestra sociedad moderna, progresista, liberal y laica? La ecuación implícita es hiyab = atraso.

La idea de que estos jóvenes musulmanes británicos están quizá poniendo el dedo en la llaga cuando hablan de algunas cosas que no están bien en nuestra sociedad moderna, progresista, liberal y laica, y la idea de que unas personas razonables pueden libremente escoger una vida distinta, aparentemente más restringida, apenas figuran en el discurso progresista habitual. Y deberían. Los musulmanes británicos que así se expresan no sólo están contándonos a los no musulmanes muchas cosas de sí mismos. También nos están diciendo algo sobre nosotros.

Este artículo está escrito antes de la detención en Londres de miembros de una red terrorista que pensaba hacer estallar aviones en pleno vuelo. Traducción: M. L. Rodríguez Tapia.

Musulmanes de diferentes nacionalidades rezan frente a una mezquita en Whitechapel, en el East End de Londres.
Musulmanes de diferentes nacionalidades rezan frente a una mezquita en Whitechapel, en el East End de Londres.SION TOUHIG / CORBIS

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