Navarro eclipsa a Dueñas

Un excepcional Navarro espantó ayer todos los males del Barça, que eran muchos últimamente, tantos como los del Akasvayu, que se presentó en el Palau tras sumar tres derrotas consecutivas y con su técnico, Edu Torres, cuestionado. De poco le sirvió al Akasvayu el regreso de Dueñas al Palau. El ex pívot del Barça se llevó los homenajes, pero el protagonismo fue para la Bomba que, con dos fogonazos precisos -brilló en el primer cuarto y en el tercero, justo cuando el Akasvayu había cobrado ventaja-, le ganó la partida a Raül López, compañero en la generación de oro, y truncó la mala racha azulgrana: cinco derrotas en los últimos seis partidos.

La salida en tromba del Barça y, sobre todo, el estado de gracia de Navarro sorprendió al Akasvayu que, cuando quiso darse cuenta, ya sumaba 15 puntos de desventaja (24-9). En un abrir y cerrar de ojos, el Barça había exhibido todas las virtudes que le suponen pero que, últimamente, había escondido. Un juego rápido, con ideas y opciones en ataque y una defensa que paralizó a Dueñas y a Fran Vázquez, incapaces de hacer valer su mayor estatura bajo el aro. Salenga no podía con la Bomba y el Barça jugaba como hacía tiempo no se le veía, con Grimau como director de juego -Vujanic, que salió en cinco titular, se retiró aquejado de un golpe en la rodilla izquierda y cuyo alcance se dará a conocer hoy- y Fucka y Marconato imponiendo su ley bajo el tablero. Tanto fue así que el Akasvayu, pese a jugar con Dueñas y Fran Vázquez, dos de las torres de la ACB, apenas capturó tres rebotes en el primer cuarto.

Pero, irregular como acostumbra, el Barça perdió los papeles en el segundo cuarto. Ivanovic sentó a Navarro y a su equipo se le fundieron los plomos. El Akasvayu encontró entonces a Raül López, que se alió con Fran Vázquez para anular la ventaja azulgrana (46-48). La alegría del Akasvayu duró lo que Navarro tardó en armar de nuevo su brazo. Dos triples consecutivos de la Bomba y un parcial de 10-0, devolvieron el mando al Barça, que ya no lo soltó. Fucka se unió entonces a la fiesta y el Akasvayu se cortocircuitó.