Fuentes, ante un plebiscito

Si los accionistas no autorizan la próxima semana la ampliación de capital que propone el Consejo de Administración de la Real Sociedad, su presidente, Miguel Fuentes, se irá. Así lo anunció ayer, en idénticos términos al de un político en apuros que somete su continuidad a la confianza de un parlamento.

En realidad, no está en peligro tanto su futuro como el de la entidad blanquiazul. El propio Fuentes achacó la situación al mandato "derrochador" de su antecesor en el cargo, José Luis Astiazarán, actual presidente de la Liga de Fútbol Profesional (LFP): "Dejó el club en un estado crítico, delicado y en causa legal de disolución". 30,9 millones de euros de deuda neta y una previsión de deudas para los ejercicios venideros han obligado al actual Consejo, que tomó posesión el pasado 1 de julio, a proponer a la asamblea accionarial una ampliación de capital para salir del atolladero financiero en el que está inmerso el club.

Es un ultimátum en toda regla. La ampliación se vota el próximo 30 de diciembre. "Si no se aprueba, al día siguiente el Consejo dimite en bloque. Es lo lógico, ético y responsable", afirmó la vicepresidenta, María De la Peña. El actual equipo dirigente plantea recaudar 13,4 millones con esta fórmula.

La ampliación de capital, junto con una subida del 30% en el precio de los abonos, es la pieza angular del plan de viabilidad que ha diseñado el consejo para sanear el club. "La Real ha vivido [en alusión a la etapa dirigida por Astiazarán] por encima de sus posibilidades", manifestó Miguel Fuentes, quien añadió que la entidad gastaba 40 millones cuando sólo era capaz de obtener 25. El futuro pasa por equilibrar los gastos y los ingresos en unos 30 millones de presupuesto. El esfuerzo tocará a todos los estamentos: directiva, futbolista, accionistas y abonados. De momento, los jugadores ya han hecho pública su intención de rebajarse los emolumentos, amén de participar en la ampliación de capital.