El Getafe le perdona la vida a Osasuna

Otra vez con los pies en la tierra, después de acumular tres derrotas consecutivas, el Getafe se reencontró con el juego eléctrico que le aupó a los altares. No le bastó para doblegar a Osasuna, que si no abandona de inmediato su gusto por el fútbol hosco y el pelotazo largo se meterá en los labertintos de la temporada pasada. Su liderato fue ayer más casual que nunca.

Los azotes del Barça, unidos a los despistes defensivos en Riazor y Anoeta, enviaron a Pulido al banquillo. Con Mario Cotelo retrasado al lateral derecho y Paunovic -recuperado para la causa tras los tres goles que endosó al Lleida en la Copa del Rey- en la media punta, Bernd Schuster mandó morder a sus peones. En vano. El Getafe no encontró chicha cada vez que apretó las mandíbulas.

El consuelo local fue que Gavilán, después de merendarse a Flaño y Josetxo, fue el artista del encuentro. Por su banda llegaron las mejores ocasiones de un partido que fue un monólogo de los madrileños. Un centro milimétrico de Cotelo lo envió el canterano del Valencia al cuerpo de Ricardo. Poco después, con Güiza haciendo de pantalla en el frente de ataque -abasteció de lo lindo a Riki y Paunovic pero falló un mano a mano impagable- chutó al palo izquierdo. Entre tanto, Riki y su compañero yugoslavo se intercalaban por las bandas. Se movían sin descanso, hasta dejar sin resuello y marear la perdiz a los centrales navarros. Aún así, Cruchaga y Josetxo se llevaron la partida.

Calatayud también quiso mostrar su valía. No tuvo ocasión. O Delporte le ponía en aprietos con centros de colegio o los delanteros navarros disparaban muy desviado. Cruchaga cabeceó fuera un córner mal defendido por el Getafe. Fue la máxima expresión ofensiva del líder.

Replegado, con el contraataque entre ceja y ceja, Osasuna se limitó a destruir y a encomendarse a los reflejos de Ricardo. Con una defensa de cartón piedra, ni siquiera Webó y Valdo -excesivamente individualista- sacaron brillo al fútbol aguerrido que place a Javier Aguirre. Tanto que el colegiado expulsó al técnico osasunista por protestar una amarilla a Corrales mediada la primera parte. "Nosotros decimos qué pendejo. Y aquí la traducción es qué hijo de puta. Bien echado", comentó con sinceridad el mexicano tras un partido desangelado, con menos aficionados que de costumbre, y que sólo contentó a Osasuna.