_
_
_
_
Crítica:LA LIDIA | Castellón
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una gran ruina

La desigual corrida de Martelilla, una ruina. Sobrero incluido. Desde el torillo que hizo cuarto, hasta la mole del quinto (632 kilos), un descalabro. Tan dispar presencia se igualó en condición. Poca fuerza y ausencia total de raza. Corrida nula. Sin interés, se mire por donde se mire. Y la tarde, claro, sumida en el aburrimiento de principio a fin.

De tan ruinosa corrida el colorado que abrió plaza, grandón y metido en carnes, se salvó de la quema. Desplegó buen ritmo y alegría en banderillas. Y tuvo son en la muleta. Algo forzado El Cid con él y desplazando hacia afuera, el toro perdió fuelle. Pero antes había hecho un gasto útil. Cómodo El Cid, demasiado, no logró meter en ambiente una faena limpia pero sin alma.

Martelilla, Sierro/ Cid, Gallo, Capea

Cinco toros de Martelilla y uno, el segundo, de El Sierro. Desiguales, inválidos y descastados. El Cid: saludos y silencio. Eduardo Gallo: silencio; aviso y silencio. El Capea: silencio en los dos. Plaza de Castellón, 3 de marzo. 5ª de feria. Media plaza.

Terminado el primer acto, los cinco restantes fueron una sucesión de desdichas. Un jarro de agua fría en cada toro. Cinco grandes decepciones. Al inválido sobrero de El Sierro, lastimado en dos tremendas volteretas, le siguieron un violento tercero en el remate de cada pase, otro tullido como el cuarto, una mole inmóvil el quinto y un desrazado sexto. Cinco ruinas, cinco.

Tal cúmulo de sucesos lamentables hicieron que la gente tomara a rechifla los vanos intentos de El Cid en el cuarto. Mientras Gallo y Capea, dos de las expectativas de esta temporada, quedaban inéditos. Sucumbieron ante la adversidad y no lograron sobreponerse. Limitados y apocados ante tal ruina, no lograron nunca acomodarse. La quietud de Gallo y el arrojo de Capea naufragaron.

Estrellado con el sobrero de El Sierro, Gallo se puso encimista y valeroso con el quinto. Aquella mole de carne que más que embestir caminaba. No sacó nada en claro. Capea quiso presentar batalla de salida. Recibió de rodillas al tercero, pero los continuos derrotes del toro acabaron por sacarlo de quicio. Con el último terminó contagiado y se aburrió.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_