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Crítica:ROCK
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Poder sonoro

Treinta años después de la edición de su disco de debut, el magistral Kick out the Jams, y ocupados los puestos de los fallecidos Rob Tyner, vocalista, y Fred Sonic Smith, guitarrista y marido de Patti Smith, con los cantantes Lisa Kekaula (Basement Jaxx/The Bellrays) y Handsome Dick Manitoba (Dictators) y el guitarrista Gilby Clarke (Guns N' Roses), ha regresado uno de los grupos que amplificó el sonido y la actitud subversiva del rock en los año sesenta.

El regreso de MC5 -cuyo nombre se completa ahora con DKT, las iniciales de los apellidos de los tres supervivientes de la formación original- ha cuajado en una serie de excelentes conciertos, como el que es motivo de esta crónica, en el que la rabia, la distorsión y la actitud pre-punki de esta banda de la ciudad de los automóviles ha estallado como una explosión de poder sonoro ante unos espectadores atrapados por la leyenda de lo que el grupo significó en su momento.

MC5 / DKT

Wayne Kramer (guitarra) Michael Davis (bajo), Dennis Thompson (batería), Gilby Clarke (guitarra), Lisa Kekaula y Dick Manitoba (voces). Sala Arena. 25 €.. Madrid, domingo 20 de febrero.

Sonidos añejos

La banda, prima hermana de los Stooges de Iggy Pop, salió a escena a por todas a los acordes de su añejo Ramblin' Rose, antes de atacar con convicción y gusto su primer single, el clásico garajero I can only give you everything.

Acto seguido comenzaban a aparecer los invitados. El primero, el guapo Manitoba, ataviado con una camisa azul brillante y proclamando con un rugido su proverbial amor por nuestro país: "I love this fuckin' country". Su descarga de Call me animal, Sister Anne, High School y Teenage Lust hizo que el cuentarrevoluciones de la sala se disparara y las primeras filas enloquecieran con un rock salvaje, primario y eléctrico.

Las sutilezas y la explosión de blues ruidoso llegó acto seguido con la aparición en escena de Lisa Kekaula, extraordinaria cantante que viene a ser la versión punki de la mejor Tina Turner.

Con Motor City is burning y Over and Over, la cantante Lisa Kekaula se metió al público en el bolsillo justo antes de que un recuperado -de su adicción al consumo de drogas y diversas estancias en la cárcel- Wayne Kramer recordara a los camaradas caídos con Shakin' Street. A partir de ahí el grupo inició una serie de piezas que fueron conduciéndoles hasta el clímax final, alcanzado, cómo no, con Kick out the Jams.

Después, dos bises más dejaron al público exhausto y satisfecho y la velada concluyó con Wayne Kramer firmando autógrafos en el puesto de venta de merchandising instalado en la sala. Un final lógico para una de las bandas que enseñó al rock and roll a hacer la revolución.

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