Magnano sigue la senda de Bielsa

La renuncia del seleccionador argentino de baloncesto, Rubén Magnano, culminó ayer el extraño epílogo de los Juegos Olímpicos de Atenas para Argentina. El país que ganó dos oros en los deportes de equipo más populares del mundo perdió a los dos seleccionadores que los hicieron posibles en un plazo de dos meses.

Primero fue Marcelo Bielsa, el seleccionador de fútbol. Bielsa dimitió el 14 de septiembre alegando falta de "energía" para continuar en su puesto. Tal vez, con este eufemismo Bielsa evitaba hablar de la corrupción y los problemas organizativos que impregnan el fútbol de su país. Magnano tardó casi dos meses en seguir a Bielsa. Decidió hacerlo el jueves pasado, tentado por una oferta para dirigir al Varese italiano.

Bielsa obtuvo con el combinado de fútbol el oro por primer vez en la historia, después de disputar tres finales, en Amsterdam 28, Atlanta 96 y Atenas.

Magnano también llevó por primera vez a la cima del podio al baloncesto argentino en agosto, pero había avisado cuál era su objetivo en el Mundial de 2002 disputado en Indianápolis, en el que el quinteto albiceleste fue el primero en vencer a la selección de la NBA estadounidense y obtuvo el segundo puesto final contra Serbia. Durante su mandato, la selección consiguió 46 victorias y 11 derrotas en partidos oficiales.

Ambas dimisiones causaron sorpresa en Argentina y produjeron de inmediato una sensación de vacío debido a que el deporte de este país no lograba un oro olímpico desde 1952. Entonces, en Helsinski el oro fue para dos remeros.

En pocos días José Pekerman sustituyó a Bielsa y ahora la Confederación Argentina de Baloncesto (CABB) ha comenzado a buscar un seleccionador cuando hasta el miércoles pasado tenía asegurada la tarea de Magnano hasta 2008. "Yo creía que tenía esto solucionado por cuatro años y ahora hay que salir a buscar un sustituto", dijo el presidente de la CABB, Horacio Murature.